
Miguel López Abad: «Dios me ha creado para ser feliz. Dice San Agustín: 'Ama y haz lo que quieras'»
Estío a la murciana ·
«Mi madre me decía: 'En lo que hagas, sea lo que sea, tienes que ser el mejor'»Secciones
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Estío a la murciana ·
«Mi madre me decía: 'En lo que hagas, sea lo que sea, tienes que ser el mejor'»Le gusta escuchar al rapero Kase.O, que en canciones como 'No sé qué voy a hacer' cuenta cosas como esta: «Gracias a Dios, a ... la droga le dije adiós». Miguel López Abad celebraba el día de esta entrevista, en su casa de La Algaida (Archena), el 28 cumpleaños de la mayor de sus tres hijas, madre de una bebé que irradiaba alegría mientras se bañaba con su padre en la piscina. Magdalena, que es el pilar fundamental de toda la familia, estaba atenta al detalle para que todo el mundo estuviese feliz. El nuevo presidente de la Confederación Empresarial de la Región de Murcia (CROEM) está relajado. Derrocha simpatía y su naturalidad, a pecho descubierto, llama la atención. Su empresa, Global París, está especializada en la reutilización y el reciclado de residuos. Con anterioridad se llamó Desguace París, y su actividad «estaba orientada a la venta de piezas recuperadas de los vehículos con procesos totalmente artesanales y manuales». Él, lo mismo te coloca una lámpara, que te hace una paella a fuego lento, que te presta una ayuda impagable.
-El principio de todo.
-Nací en 1970 en Murcia capital. Mi madre me parió en su habitación porque una vecina, que vivía en el piso de arriba, era comadrona.
-Su propia familia.
-Tengo tres hijas -28, 25 años y 13 años- y una nieta que tiene cuatro meses. Además, tengo un yerno oficial y otro que está a punto de serlo, que son dos soles. Estoy casado con Magdalena, el gran amor de mi vida.
-¿Qué suele hacer?
-Si me he equivocado, lo reconozco; no me empeño a cualquier precio en llevar la razón.
-Sus padres.
-Mi padre vive pero padece un alzhéimer muy agresivo, ya no nos reconoce. Mi madre murió hace 4 años con 82 años, pero tuvimos un maravilloso tiempo extra para seguir disfrutándola.
-¿Qué pasó?
-Le dieron tres meses de vida, pero apareció un nuevo tratamiento -ella decía que le ponían armas [ríe]- y duró siete años más. Mi hermano el pequeño y yo, que tenemos mucha fe, nos pusimos a rezar como locos para que no se muriera. ¡Vivió siete años más y en muy buenas condiciones! Ya la habíamos disfrutado muchísimo, pero que viviese todo ese tiempo de más fue una gozada.
-¿Cómo la recuerda?
-Fue emigrante en Francia del 64 al 69, adonde se fue con mi padre y con un crío de un año, mi hermano mayor. Una mujer valiente, lista, cariñosa. Cuando regresaron se compraron un piso en Murcia y mi padre empezó a trabajar dando clases de francés, en un banco...; mi madre siempre me ha dado muy buenos consejos, también en el negocio. Me repetía que tenía que ser formal, un hombre respetado, y que en la vida había que ser constante y trabajar mucho, pero también saber disfrutarla.
Un sitio para tomar algo con amigos El Sorpresas en Archena.
Una canción 'Vuela alto', de Julio Iglesias. Me recuerda mucho a mi querido amigo Francisco Nicolás; nuestros hijos se llaman primos.
Un libro La 'Biblia'.
¿Qué consejo daría? Sé feliz y haz el bien.
Un aroma El del melocotón.
¿Le gustaría ser invisible? No.
¿Tiene enemigos? Que yo sepa, no.
¿Qué es lo que más detesta? La deslealtad.
Un baño ideal Volver a Tierra Santa.
-¿Usted qué no fue?
-Buen estudiante, pero a cambio era muy listo [sonríe]. Mi madre me decía: «No pasa nada, si no quieres estudiar te vas a trabajar, pero no pierdas el tiempo». Y añadía: «Pero en lo que trabajes tienes que ser el mejor; quieres ser zapatero, te ayudamos y te montamos el taller, pero tienes que ser el mejor zapatero, no puedes ser un zapatero mediocre. En lo que hagas, sea lo que sea, tienes que ser el mejor». Mis padres han sido para nosotros como una lluvia fina que siempre nos transmitían valores sin imposición.
-¿Siempre les hizo caso?
-No, muchas veces no, aunque en lo verdaderamente importante sí, menos mal.
-¿Qué decidió?
-Irme a trabajar con mi padre. Me acuerdo que dormía allí, en 'el desguace'. Venía a La Algaida a la casa de mi abuela, me duchaba, me arreglaba y me iba allí dormir. Por la mañana temprano empezaba a trabajar. Yo con la grúa era un hombre orquesta [ríe] cuando me iba a recoger coches. He trabajado muchísimo... Me he ido un viernes por la tarde con el camión a Francia, amanecía en Nimes, compraba coches, los cargaba, me volvía y el domingo amanecía en casa.
-¿Cómo se enfrenta al alzhéimer de su padre?
-Teniendo fe.
-¿Siempre la tuvo?
-No, hace veinte años hice un cursillo de cristiandad y me convertí seriamente en cristiano; antes había sido muy respetuoso con la religión, pero no practicante, era un cristiano de cumplimiento: cuento y miento. Ese cursillo me hizo despertar y querer que Jesucristo fuese para mí una experiencia de vida. Y desde entonces mi vida es mucho más plena en todos los sentidos.
-¿Por qué fue a esos cursillos?
-Para quitarme de encima a un cura muy pesado, al que quiero más que a mi vida, que se llama José Miguel y que ahora está en Alcantarilla. Era 2004, él insistía mucho y mi madre también, así es que le dije a Jorge, mi hermano pequeño: «O vamos a los cursillos o este cura nos revienta [risas]». Se hacían en Guadalupe, en la casa de ejercicios espirituales. Luego llegué a ser presidente del movimiento de cursillos, y sigo dándoles cuando puedo, porque la vida empresarial me ocupa mucho tiempo.
-¿Qué pasó exactamente ese fin de semana?
-Que tuve un encuentro personal con el Señor; lo que sintió mi corazón no lo puedo explicar con palabras.
-Y eso que su predisposición era cero.
-¡Mi pretensión era quitarme al cura de encima! Y, de paso, que también mi madre dejara de darme la matraca. Ya teníamos dos hijas cuando fui.
-Una nueva vida.
-Empecé a sentirme libre de verdad, y no esclavo de tantas cosas que nos amargan la vida, y a seguir con todas sus consecuencias el mensaje de Cristo. A mí Dios me ha creado para ser feliz. Dice San Agustín: 'Ama y haz lo que quieras'. Se lo decía a un amigo el otro día: «Soy joven, pero si llegase mi hora me moriría superfeliz porque he cubierto todas las etapas de la vida y he conocido lo más importante: el amor de Dios y el amor a los demás, empezando por la familia».
-¿Es usted del Opus o del Camino Neocatecumenal?
-No.
-¿A veces qué?
-A veces el Demonio no te deja estar tranquilo.
-Magdalena.
-Le pedí salir el 13 de diciembre del 87, uno de los días más felices de mi vida porque me dijo que sí. Tenemos una familia maravillosa y motivos de sobra para darle gracias a Dios.
-¿Qué no tiene?
-Casa en la playa. Nos gusta ir cambiando de sitios y, si podemos, viajar por Europa.
-¿Qué fue un placer al alcance de la mano?
-¡Los baños en las acequias!
-¿Qué procura?
-No dejar de salir los sábados por la mañana a montar en bicicleta con mi hermano y unos amigos; nos vamos a Ricote, o a Cieza, o nos bajamos a Murcia por la mota del río.
-Un día señalado en el calendario.
-El 22 de diciembre, desde hace más de 20 años, nos vamos un grupo de amigos a almorzar a las once de la mañana y llegamos a las siete de la tarde a nuestras casas. Nos llevan y nos traen, ¡eh! Vamos al restaurante Casablanca, en la carretera de Jumilla, donde Pepe nos trata de maravilla.
-¿Qué logró hacer?
-Llegué a pesar 120 kilos, pero un día me propuse que eso se había terminado, me organice bien, empecé a comer sano y logré bajar a mi peso ideal.
-Qué envidia, ya le digo.
-Hice lo mismo para dejar de fumar: me organicé yo solo hace veinte años y me lo dejé. Yo solo, sin ninguna ayuda.
-¿Habilidoso?
-Todas las lámparas que ve las he colocado yo, arreglo en casa todo lo que haga falta.
-¿Cocinero?
-Los domingos. Paellas espectaculares, riquísimas. Hacerlas me relaja mucho. Las preparo a fuego lento; el tomate lo pelo, lo trituro y lo sofrío yo, los ajicos tiernos los corto, las gambas las pelo...; me paso la mañana preparando la comida, y a la una y media le tengo el aperitivo preparado a todo el mundo.
-¿Ha sido traicionado?
-Sí, pero he tenido la suerte de no sentirme traicionado por amigos, aunque sí por personas en las que confiaba o tenía puestas esperanzas en ellas.
-¿Su talón de Aquiles?
-Soy impaciente.
-¿Le han salvado la vida?
-¡Claro, el cura pesado del que hemos hablado antes! [Risas]
-La política.
-Creo que mi libertad termina donde empieza la tuya y que el respeto tiene que estar por encima de todo. Tengo grandes amigos musulmanes, he viajado por motivos de trabajo a Irak, a Egipto, a Tierra Santa...; y tengo también buenos amigos que son judíos. Creo en el diálogo y en la necesidad de que los políticos hagan bien su trabajo, pero yo jamás he estado afiliado a ningún partido.
-¿A favor qué tiene esta Región?
-Empresarios con un espíritu emprendedor y de lucha a los que veo siempre buscarse la vida de un modo admirable. Puedo dar fe de ello.
-¿Y en contra?
-Por las reglas de juego que tenemos en este país, estamos penalizados, lastrados. La Región de Murcia está discriminada, como cualquier otra que no tenga un representante que pueda hacerle chantaje al presidente del Gobierno, como se está demostrando. Lo que de verdad necesitamos es el consenso de los murcianos, tanto de derechas como de izquierdas, para defender nuestra Región. Y ese consenso, que debería estar por encima de los partidos políticos, yo lo echo de menos. Debemos unirnos para lograr que se escuchen nuestras demandas, porque está claro que la unión hace la fuerza.
-¿Qué necesitamos?
-Por ejemplo, un proyecto turístico de verdad. Y abordar el problema de suelo que tenemos. Somos una Región atrayente por el tema de impuestos, por la tipología del empresario murciano, por nuestra situación geográfica..., pero tenemos carencia de sueldo industrial y ese problema hay que eliminarlo.
-¿Barco tenemos?
-No tenemos barco.
-¿Qué puede enfadarle?
-Ver al más fuerte abusar del más débil, ¡otro talón de Aquiles!
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