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María R.
Viernes, 23 de agosto 2024, 12:22
Los timadores se sirven de las últimas tecnologías para perfeccionar sus tácticas y engañar a sus víctimas. Prueba de ello son las últimas estafas que circulan a través de SMS o por correo electrónico, como la del 'hijo en apuros', la supuesta multa sin pagar de la Dirección General de Tráfico (DGT) o la devolución de la Declaración de la Renta. Resulta muy habitual encontrarse con todo tipo de fraude por internet, aunque no por ello cesan los métodos tradicionales, que se dan especialmente en los cajeros automáticos.
Una nueva estrategia que está proliferando es la de colocar códigos QR fraudulentos en lugares como parquímetros, paradas de autobús u otras zonas en las que tienes que escanear este dibujo para realizar alguna transacción. A raíz de la pandemia, el uso de los códigos se ha disparado hasta tal punto que es muy habitual utilizarlos para acceder a menús, realizar pagos y obtener información sin necesidad de contacto físico.
Sin embargo, la creciente popularidad de esta costumbre también ha captado la atención de los ciberdelincuentes. Esta táctica se ha bautizado con el nombre de 'QRishing' y consiste en manipular o reemplazar etiquetas legítimas para redirigir a los ciudadanos a páginas web falsas. Se trata, por lo tanto, de una variante del popular 'phishing', ya que se suplanta la identidad de sitios web oficiales para lograr que los usuarios introduzcan sus datos personales o bancarios.
Para no caer en la trampa, es crucial prestar atención a varios detalles. En primer lugar, es muy importante no lanzarse a escanear aquellos que provengan de fuentes desconocidas. En este sentido, se recomienda verificar siempre su procedencia para asegurarse de que lo ha expedido un lugar de confianza. Además, se aconseja emplear una aplicación de lectura oficial, que permita previsualizar el enlace al que te va a redirigir antes de abrirlo.
Como se insiste cada vez que se va a aportar información sensible, es fundamental revisar cuidadosamente el sitio web. Para ello, hay que fijarse en que la URL sea correcta y que la página tenga certificados de seguridad visibles, como el candado en la barra de direcciones. Asimismo, se debe revisar que el diseño coincida con el portal que se espera visitar. Si se detecta algo sospechoso, como errores gramaticales o una apariencia diferente, se recomienda abandonar el sitio inmediatamente.
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