Clases de crossfit contra las bajas laborales

«Queríamos encontrar una manera de motivar a nuestros empleados y reducir las bajas laborales», explica John Pollock, gerente de la empresa junto con su socio, Gontzal Uriarte. «Pensamos que el crossfit podría ser la solución ideal porque, además de mejorar la condición física, promueve el trabajo en equipo y la resiliencia, cualidades que consideramos esenciales para nuestro entorno de trabajo», señala también Uriarte.

La sorpresa llegó cuando después de exponerles la idea a sus trabajadores en una reunión «pensamos que se apuntarían tres o cuatro y ahora tenemos que pagar las cuotas del gimnasio de la gran mayoría de la plantilla», bromearon, con la satisfacción que les ha dado la exitosa respuesta obtenida a su propuesta.

Los empleados han recibido la iniciativa con entusiasmo. Para muchos, ha resultado una oportunidad «única, en la que no hubiese pensado nunca», de mejorar su estado físico y también de establecer lazos más fuertes entre compañeros de diferentes departamentos y culturas. De hecho, LK Informatika es una de las empresas más diversas de la comarca de Busturialdea. «Somos una plantilla de 30 trabajadores de quince nacionalidades distintas», destaca Pollock.

El propio Pollock es de origen australiano, y a su alreredor están representados países tan dispares como Brasil, Rumanía, Venezuela, Nicaragua, paraguay... «Tenemos hasta un saharaui y un nepalí», enumera. Todos están asentados en la zona o son hijos de inmigrantes que han crecido en euskera y nuestra cultura», matiza Uriarte.

Elena Daniela Constantin es jefa del departamento de formaciones del programa de gestión y está «encantada» con la idea de sus jefes. «Yo hasta ahora no hacía ningún ejercicio y esta práctica me ha cambiado la vida», asegura. «Metemos muchas horas en el trabajo y esto nos ayuda a desconectar. Vuelves con más energía y mejor humor», afirma, al tiempo que rechaza de plano la alternativa más tentadora, la de echarse una siesta antes de volver al trabajo. «No, no, prefiero hacer deporte, sin duda», concluye tras comprobar el impacto positivo que las clases de crossfit han tenido en su vida personal y laboral.

Levantar pesas y haces sentadillas tampoco asusta a Andrea Surdu. «Nos ayudamos entre nosotros y al venir en grupo da menos pereza. Yo ya tengo la rutina creada», asegura, agradecida por la iniciativa. «Si tienes un mal día, en el gimnasio te desahogas con los compañeros y luego vuelves como nueva al curro. Nos mejoramos el día».

De la misma opinión es Egoitz Domínguez. Este joven de 20 años ha inaugurado su vida laboral en LK Informatika «de la mejor manera posible, porque no es habitual que una empresa te abone el gimnasio. Ya practicaba crossfit, pero ahora mucho más. Es un lujo trabajar así», abunda, ilusionado.