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Las negociaciones para la reunificación de la izquierda en las próximas generales serán espinosas... o no serán. El prematuro señalamiento de Irene Montero como futura candidata ... de Podemos ha puesto patas arriba la estrategia de todas las organizaciones del espacio político –incluido el PSOE, observador interesado en este proceso– que ahora se ven forzadas a ir al compás que han empezado a marcar los morados. Entre ellas Izquierda Unida, que rechaza situarse esta vez al albur de otros partidos y propone que el eventual cabeza de lista de esta futura coalición sea elegido en unas primarias conjuntas, tal y como exigieron los morados –y no ocurrió– en las elecciones de 2023. Su líder, Antonio Maíllo, aspira a que su formación lidere este proceso y recuerda que su postura es la de armar una confluencia «con todos dentro y sin vetos».
El dirigente de IU cree que no se trata de elegir entre Podemos y Sumar porque, a su juicio, todos caben dentro de una misma lista, y no le genera «sorpresa» ni intranquilidad que los morados lancen ya a la exministra Irene Montero como su opción para encabezar la candidatura. En este contexto de rivalidades, defiende la «ausencia de fulanismo» en el debate político y «centrada» en la construcción de propuestas sobre un método democrático de elección de candidaturas. Y eso, añadió, no va a implicar que el candidato sea elegido «a dedo por nadie» ni tampoco por una organización.
Esta primavera, además, tampoco se parece a la que la izquierda vivió en 2023. En primer lugar, y si no hay giro de guion, la ausencia de elecciones a la vista –las siguiente en agenda son las andaluzas del año que viene– permitirá a partidos como los morados, IU, Movimiento Sumar, los comunes, Más Madrid o Compromís, entre otra docena de formaciones, iniciar un debate que no esté marcado por las urgencias vividas el 23-J, cuando Pedro Sánchez adelantó, para sorpresa de propios y extraños, las generales.Entonces Podemos aceptó a regañadientes el veto impuesto por Yolanda Díaz a Irene Montero en pos de la unidad en las generales. Algo que se antoja imposible en este contexto.
La vicepresidenta segunda tampoco cuenta con el respaldo que le permitió entonces tutelar un proceso en el que ella misma, sin primarias, se situó como cabeza de cartel de la coalición, con su plataforma actuando de paraguas del resto. Ahora la elección democrática y conjunta del candidato es una exigencia generalizada que su propio partido lleva en las estatutos tras la asamblea celebrada hace dos fines de semana junto al mandato de no armar alianzas «a última hora».
De hecho, en Movimiento Sumar, su nueva co-coordinadora general, Lara Hernández, advirtió este lunes de que «no será ni Pablo Iglesias, ni Ione Belarra, ni Yolanda Díaz, quienes hablen de las condiciones de la unidad». «Será la gente», apostilló. También descartó que la unidad del espacio vaya a ser un asunto de nombres en vez de propuestas.
Podemos, que este fin de semana celebrará su quinta asamblea ciudadana, señala como objetivo «volver a poner en pie a la izquierda transformadora». Su coportavoz, Pablo Fernández, no especifica si se hará junto a otros partidos y lanzó un llamamiento las organizaciones civiles que se encuentran «desencantadas» con un Gobierno que tachó de «vergonzoso» por su postura «favorable» al rearme en la UE.
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