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Varias personas, en la zona del Atalayón, con los cubos utilizados para extraer los peces muertos del agua. ANTONIO GIL / AGM

Vuelven los peces muertos a un Mar Menor agonizante

El primer episodio de hipoxia del año deja en Santiago de la Ribera decenas de ejemplares sin vida y dispara el temor a una gran mortandad

Jueves, 19 de mayo 2022, 02:51

Alevines de zorros, gobios, chirretes, algunos cangrejos y quisquillas murieron asfixiados ayer en la ensenada del Mar Menor que forma El Atalayón, un paseo marítimo frente a la Ciudad del Aire, donde fondean sin permiso numerosos barcos al abrigo de las corrientes.

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El Gobierno regional cifró esta primera ola mortal de fauna marina en unos 250 ejemplares, que equivalen a unos tres kilos de peso, según calcularon los agentes ambientales que se desplazaron a esta orilla de Santiago de la Ribera a primera hora de la mañana.

Tres olas de muerte

  • 12/octubre/2019 Lo Pagán. La primera muestra de la gravedad del Mar Menor y la más impactante. Movilizó a la ciudadanía. Se recogieron más de tres toneladas de peces muertos.

  • 16/agosto/2021 Los Nietos y La Manga. La aparición de cinco toneladas de cadáveres marinos en la orilla más meridional supuso un duro golpe a la campaña turística.

  • 18/mayo/2022 El Atalayón. Primera bocanada de muerte en el inicio de la campaña turística. Los científicos prevén nuevas mareas negras de peces con el calor.

Eran en su mayoría peces de menor tamaño, más vulnerables al proceso de hipoxia –falta de oxígeno parcial– que se produjo en la bahía creada entre el Club de Suboficiales de la base militar y la escuela de vela Socaire. Una zona con pocas corrientes, habitualmente alfombrada de algas y ova. El oxígeno era tres veces menor en esa área a primera hora de la mañana de ayer, en concreto de entre 2,5 y 3 miligramos por litro, frente a los 7 u 8 miligramos por litro detectados en otros puntos de la laguna, según precisó ayer el portavoz del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores.

El Ejecutivo autónomo cifró en unos 250 ejemplares los extraídos sin vida del agua, el equivalente a unos tres kilos de peso

Varios agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tomaron muestras del agua y de los peces muertos para llevar a cabo su investigación.

Las brigadas de trabajadores para la recogida de ova se tuvieron que emplear a fondo en la extracción de los cadáveres, aunque algunos peces muertos quedaron salpicando las calvas del fondo marino en esta lámina de agua de escasa profundidad. Con suma celeridad, los cestos de fauna muerta fueron retirados por las embarcaciones contratadas por la Comunidad para la extracción de biomasa en la laguna. Todo se hizo tan rápido que ni siquiera los monitores de la escuela de vela se percataron del suceso.

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Los agentes ambientales del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida) tomaban muestras de agua y analizaban parte de la morralla sin vida en esta tercera ola de mortandad marina. La Comunidad aseguró ayer que seguirán analizando tomas de agua para monitorizar la evolución del entorno «por si aparecieran nuevos ejemplares», señalan.

Verano bajo amenaza

Esta vez ha sido menos agresiva y el balance menos cuantioso que en los dos episodios negros anteriores. El primero, registrado el 12 de octubre de 2019, arrastró a la playa de Lo Pagán tres toneladas de ejemplares de todas las especies dando sus bocanadas finales por falta de oxígeno en la columna de agua. El segundo, hacia el 20 de agosto de 2021, arrojó cinco toneladas en diversas zonas de la orilla más meridional, desde la Lengua de Vaca, en Los Nietos, a la playa de Puerto Bello, en La Manga.

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Vídeo. Agentes medioambientales recogen los peces muertos encontrados este miércoles en Santiago de la Ribera. Foto: Antonio Gil / AGM | Vídeo: Alexia Salas

Ya lo avisaron los científicos, tanto del Comité que asesora a la Comunidad Autónoma como los del Instituto Español de Oceanografía. Será un verano amenazado constantemente por la asfixia de peces y condicionado por la alarma ambiental en el sector turístico.

Las variables de la laguna no auguraban nada bueno, con niveles más elevados que nunca en todo lo que debería estar bajo (turbidez, clorofila y nitratos) y demasiado bajo lo que debería subir para servir de escudo a la albufera (salinidad y oxígeno).

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Tras un invierno especialmente lluvioso, que ha desaguado en el Mar Menor toneladas de barro con agua dulce y fertilizantes agrícolas, el ecosistema ha lanzado esta primavera sus primeros síntomas de agravamiento. Primero con la explosión de algas, que previsiblemente iban a consumir cantidades elevadas de oxígeno al descomponerse y enfangar la base, oscureciendo aún más los fondos, de manera que los ha hecho impracticables para la pesca del langostino en la orilla de La Manga. «Más de 800 toneladas de nitrógeno han entrado en lo que va de año, lo que supone el doble de las recibidas en todo el año 2021», explica María Dolores.

Proliferación de algas

«El Mar Menor es un sistema vivo y dice que le duele con la proliferación de algas, como antes lo hizo con las medusas, las ostras o la 'Caulerpa prolifera'», expone el técnico. El calor repentino de los últimos días y los vientos aplacados no ayudaron a oxigenar las aguas. Para el final de la semana, las previsiones auguran viento de Levante «afortunadamente», apunta María Dolores, quien recuerda que «la temperatura es inversamente proporcional a la capacidad del oxígeno para incorporarse al agua».

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Para comprender lo que le sucede al Mar Menor, el portavoz del Comité asegura que «esta situación es como un iceberg, en el que lo más grande no se ve, de modo que nos llaman la atención estos episodios de mortalidad de peces, pero en realidad son un síntoma».

El Gobierno regional recuerda que «venía advirtiendo de que el Mar Menor podría sufrir un episodio de anoxia si no se adoptaban las medidas urgentes y necesarias que recomienda la comunidad científica, y que pasan por detener la entrada de agua contaminada por la rambla del Albujón y rebajar el nivel freático del acuífero».

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