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Se eleva hasta una altura de 120 metros y se traslada horizontalmente en un radio de 500 metros. Va equipado con cámaras térmicas que le permiten una visión nocturna, y su coraza es capaz de soportar temperaturas superiores a los 70º. Sus misiones serán varias: comprobar desde el aire la evolución de un incendio y sus puntos calientes, perimetrar la zona afectada por el fuego, búsqueda de personas (tanto de día como de noche), «incluso para disuadir a presuntos pirómanos en labores de vigilancia», indicaron ayer desde la consejería de Presidencia. Murcia es la primera comunidad en incorporar este medio robótico para las labores de extinción de incendios. Es la última incorporación al equipo que compone el Plan de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales de la Comunidad Autónoma (Plan Infomur) que ayer se presentó en El Valle y que se mantendrá hasta el 30 de septiembre.
En ese mismo acto, el dron fue bautizado con el nombre de 'Whitehawk' ('Halcón blanco') y se ha unido a los 516 efectivos que conforman el Plan Infomur. «Son personas que vuelven a jugarse el tipo en los meses de mayor riesgo de incendio en la Región», indicó el consejero de Presidencia, Pedro Rivera. La primera medida de prevención ya se adoptó el sábado pasado 1 de junio con la prohibición de hacer fuego en espacios naturales, lo que implica el precinto de las barbacoas y la suspensión de las quemas agrícolas. A partir de ahí, la lucha contra el fuego se realiza desde tres frentes. Por un lado, la vigilancia que realizan 112 personas, tanto en los puestos fijos de los agentes medioambientales como en los móviles de Protección Civil. Son los ojos en las cumbres y a los pies de los montes. Una vez detectado un fuego, su extinción corresponde a las 329 personas que se baten el cobre contra las llamas. Los escuadrones son los bomberos del Consorcio de Extinción de Incendios, las brigadas forestales, y los bomberos de Murcia y Cartagena, que cuentan con el apoyo aéreo de las brigadas helitransportadas a bordo de cinco helicópteros: el Acovi, de vigilancia y coordinación con cámaras térmicas; el Kamov, un bombardero del Ministerio de Agricultura con base en Caravaca y con capacidad para descargar 4.500 litros de agua; y otros tres más de extinción con una capacidad de 1.200 litros.
516 especialistas trabajarán todos los días para luchar contra el fuego hasta el 30 de septiembre.
Por último, para coordinar todas estas fuerzas hay 75 técnicos de emergencias de la Comunidad que son las mentes audaces que diseñan las estrategias para doblegar al fuego. El consejero de Presidencia recordó que el año 2018 fue excepcional en cuanto a la lucha contra los incendios, ya que de los 110 declarados, 103 quedaron en conatos, al quemar menos de una hectárea de terreno, y la superficie afectada fue de 56 hectáreas, la cifra más baja de los últimos 20 años, lo que atribuyó «a la mayor concienciación de todos, a las medidas de prevención y vigilancia y a la eficaz intervención de los efectivos».
Pero, a la vez, subrayó que el 84 % de los incendios fueron causados por acciones negligentes o intencionadas, «por lo que hay que incidir en la llamada a la prudencia y al sentido de la responsabilidad y no bajar en ningún momento la guardia». Son cifras similares a las de este año en el que ya se han producido 30 incendios. Y de nuevo, en el 80% de ellos la mano del hombre estuvo detrás, ya que 30% fueron intencionados y el 50% por negligencia.
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