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El consejero de Salud, Manuel Villegas, volvió este martes a cifrar en 420 el número de rastreadores con que cuenta la Región para seguir ... la pista del coronavirus. Según subrayó durante una comparecencia en la Asamblea Regional, este número supera la media nacional y mejora las ratios fijadas por los organismos internacionales para el control de la pandemia. Pero entre estos 420 rastreadores, Villegas incluye a 170 profesionales de Atención Primaria que en realidad han sido liberados de estas tareas por el Servicio Murciano de Salud (SMS), de acuerdo a un nuevo protocolo presentado hace dos semanas a los coordinadores de los centros.
Según se desprende de ese documento, ya en vigor, el rastreo queda exclusivamente en manos de los cien militares cedidos por el Ejército y de los cerca de 150 profesionales con que cuenta Salud Pública. En total, unos 250 rastreadores. No todos ellos, sin embargo, se dedican en exclusiva a esta labor, porque el servicio de Epidemiología tiene que asumir una ingente e imprescindible tarea de procesamiento de datos, con informes diarios para conocer la evolución de la pandemia que deben ser trasladados al Ministerio y al Instituto de Salud Carlos III. Villegas anunció este martes la contratación, esta misma semana, de 50 nuevos rastreadores en Salud Pública, a los que se sumarán otros 50 en la segunda quincena de noviembre.
A la misma hora en que el consejero ignoraba en la Asamblea la existencia del nuevo protocolo que libera del rastreo a los profesionales de Primaria, el portavoz de la Consejería, Jaime Pérez, respondía en una rueda de prensa a las advertencias lanzadas por médicos de familia en las redes sociales sobre las consecuencias que está teniendo esta medida. Entre ellos, el ex director gerente del SMS, Francisco Agulló, quien denunció que «el seguimiento de contactos y de sus cuarentenas no se está haciendo».
«El cambio en el modelo siempre lleva un tiempo de adaptación –respondió Jaime Pérez–; este cambio se ha producido en un momento en que hay un número de casos alto». El portavoz de la Consejería admitió la débil estructura de Salud Pública en la Región, con profesionales solo en Cartagena, Lorca y Murcia (en este último caso, dependientes en realidad del Ayuntamiento). «Vamos a trabajar con los ayuntamientos para poder hacer el rastreo de forma más localizada», avanzó Jaime Pérez. Molina de Segura, Lorca y Totana ya han aportado sus propios rastreadores.
La situación en estos momentos en Primaria es de confusión. «Con este cambio, hay muchos contactos a los que no se les está siguiendo. Al menos da esa sensación, porque cuando llamas a un caso, te encuentras con que muchas veces no le han llamado [de Salud Pública]», advierte Jesús Abenza, vicepresidente de la Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Smumfyc). «Nos piden cita personas al quinto, séptimo o undécimo día desde la fecha en que estuvieron con un caso positivo, con lo cual muchas veces ni siquiera procede la PCR porque ya se han pasado los diez días de cuarentena», lamenta.
Ante esta situación, «tal vez tengamos que retomar desde Primaria el rastreo y seguimiento de los contactos estrechos convivientes para asegurarnos de que se atienden correctamente», señala el vicepresidente de Smumfyc. Es, de hecho, lo que se está haciendo ya en algunos centros. «No está funcionando el protocolo, no se está haciendo el seguimiento y no podemos dejar casos sin llamar, así que lo estamos haciendo nosotros», señala Miguel Ángel Rodríguez, coordinador de la zona de salud de Alquerías.
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En otros centros, el protocolo «se está aplicando desde el día de su publicación», explica Eduardo Carrasco, presidente de la Sociedad de Médicos de Familia (Semergen). «Parece ser que los rastreadores han comenzado, aunque no lo puedo asegurar porque no sabemos a ciencia cierta sus funciones y tampoco sabemos si llaman o no a nuestros pacientes, por lo que seguimos vigilándolos nosotros», añade.
La diputada socialista Rosalía Casado, médica de familia en Águilas, denunció este martes en la Asamblea Regional que «hay un desconcierto total en Primaria». El 27 de octubre, explicó, el coordinador de su centro advirtió a los profesionales de que los rastreadores llevaban dos días sin llamar a contactos estrechos de casos positivos o sospechosos, por lo que se les indicó que retomasen esa tarea.
Casado lamentó la «descoordinación» entre el SMS y Salud Pública, algo en lo que coincide la Smumfyc y también el Colegio de Médicos. «Rastrear significa elaborar una lista de nombres y números de teléfono de contactos estrechos de un caso. Ahora, esa labor recae en Salud Pública, pero estamos recibiendo muchas quejas de profesionales que nos advierten de que no se está llamando a esos contactos», asegura Celia Román, vocal de Primaria en el Colegio.
«Yo no sé quiénes son los rastreadores, ni tampoco ellos nos ponen cara. No hay la más mínima coordinación, y esto no está funcionando. Nosotros hemos propuesto que haya dos o tres rastreadores asignados a cada centro para que podamos trabajar en común», señala Miguel Ángel Rodríguez.
Además, la «sobrecarga» en Primaria se mantiene. Salud Pública asume ahora la encuesta de contactos, pero después son los médicos de familia y pediatras quienes tienen que citarlos, prescribir la PCR y comunicar los resultados. Para este cambio, opina Celia Román, sería preferible mantener el seguimiento desde Primaria. Eso sí, siempre y cuando haya más refuerzos o jornadas de tarde remuneradas.
Los rastreadores eran una pieza clave de los planes de respuesta a la pandemia tras la desescalada, pero cuando la curva epidémica inició su ascenso, en pleno verano, la Consejería solo había reforzado el rastreo con 25 efectivos. Se recurrió entonces a una adjudicación de emergencia para poder contratar a toda prisa a otros 25 profesionales. La jefa del servicio de Epidemiología, María Dolores Chirlaque, admitió en ese momento que la Consejería había planificado «para octubre» los refuerzos, pero el virus no esperó.
Desde entonces, la plantilla ha ido aumentando con sucesivos contratos, y además al rastreo se han sumado cien militares. Las cifras que ofrece Salud son, sin embargo, cuestionadas por el Colegio de Médicos y por la Sociedad Murciana de Medicina Preventiva y Salud Pública. El Gobierno regional insiste en que hay 400 rastreadores, pero en ningún momento ha aclarado cuántos se dedican en exclusiva a esta labor. Por otra parte, fuentes sanitarias advierten de las crecientes fricciones entre el Servicio Murciano de Salud y Salud Pública, que están dificultando la coordinación de los rastreadores y Primaria.
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