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Estado en que quedó la casa del fallecido después de que el agua de la rambla, situada al otro lado, la atravesara y arrastrara 300 metros a la víctima. Guillermo carrión / agm / VÍDEO: Verabril

Tragedia en Javalí Viejo con un muerto por una tromba de 41 litros en solo diez minutos

«Vimos pasar a Antonio arrastrado por el agua, pidiendo auxilio, fue desesperante», se duelen sus vecinos

Lunes, 26 de septiembre 2022

A Antonio F.N. le sorprendió la muerte en el salón de su casa, cuando un río cruzó desbocado su pequeña vivienda de ladrillo en la calle San Nicolás de Javalí Viejo, ubicada junto a la rambla de La Ventosa, tras la rotura de los muros exteriores, que colapsaron por la fuerza del agua.

Ocurrió poco antes de las dos de la mañana de este lunes, cuando el fallecido, de unos 60 años, que tenía dos hijos, y vivía solo, se vio arrastrado por el agua mientras estaba en su sofá. «Estaría dormido», señalan algunos de los testigos. Hacía años que estaba separado y no solía pasar mucho tiempo en la vivienda. Durante la semana acudía a un centro de día. «Solo venía a dormir los fines de semana», aseguran sus vecinos. Antonio García, uno de ellos, trabaja para retirar barro de las aceras y su casa con lágrimas en los ojos. Cuenta que presenció el momento en que la corriente arrastró a la víctima mortal: «Lo más desesperante fue ver a ese hombre, cómo pedía auxilio», reconoce con la voz quebrada. «Subí a la terraza y tuve que llamar a todos los de las otras casas. Empecé a gritarles: '¡Que nos ahogamos, que nos ahogamos'!».

Este vecino está convencido de que abrir la puerta del patio de su casa y la del comedor para que el agua pasara le salvó la vida: «Si no lo llego hacer, mi mujer y yo estamos ahogados hoy también. Nos estarían sacando del barro».

La rambla de La Ventosa se desbordó e hizo colapsar los muros de la vivienda donde dormía el fallecido

El cuerpo del fallecido fue hallado a unos 300 metros de su vivienda, junto a varios vehículos que quedaron apilados por el agua unos sobre otros al final de la calle, junto a una carpintería que ejerció de tapón.

También presenció la dolorosa escena Rubén, hijo de Antonio García, que vive enfrente: «Me había acostado pese a la lluvia porque tenía que trabajar, y estábamos durmiendo cuando escuché un golpe y fui a la terraza a ver qué había pasado. Cuando bajé ya estaba subiendo el agua», recuerda angustiado. «Vi cómo se lo llevaba el agua mientras pedía ayuda, pero ¿qué haces? ¿Te ahogas tú también para intentar salvarle?», se pregunta mientras mira las marcas del barro a metro y medio de altura, muestras de un drama que se gestó en solo unos minutos con una violencia desconocida.

«Subí a la terraza y tuve que llamar a los de las otras casas. Empecé a gritarles: '¡Que nos ahogamos!'»

Antonio García

Vecino afectado

«Esta rambla siempre ha aguantado -destaca el alcalde pedáneo, José Francisco Navarro-. Resistió en las dos DANA anteriores, pero esta vez ha llovido en diez minutos lo que en otras ocasiones cayó en cuatro horas». Por eso, señala, «el puente no ha aguantado la presión y el agua ha vuelto en sentido contrario y ha destrozado las casas». Se refiere a la zona donde esta pasa encauzada y donde suelen acumularse la basura y suciedad arrastradas por el agua. «Tiene un pilar en el centro donde se van quedando las cosas hasta que se bloquea», denuncian los vecinos.

La estación de medición de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Guadalupe, a pocos kilómetros de la localidad donde sucedió la tragedia, confirma las sensaciones del pedáneo de Javalí Viejo de que las lluvias fueron excepcionales. En concreto registraron una precipitación de 40,6 litros por metro cuadrado en solo diez minutos. Una marca que, según informó Luis Bañón, meteorólogo de la Aemet, es la más intensa en tan corto periodo de tiempo desde que hay registros.

Los coches quedaron apilados al final de la calle San Nicolás formando un tapón e impulsando la elevación del nivel del agua

Subidos al tejado

María de Los Ángeles, otra de las vecinas, ha perdido sus dos coches y recoge barro junto a su hija pequeña en una vivienda destrozada, con los sofás apilados en el salón. Su casa es igual que todas las casas en la calle, todas destrozadas y anegadas por el barro, todas revueltas. Tanto la habitación de la niña como la de ella y su marido Ginés tienen una ventana a la calle arrasada. Ella se refugió en la terraza, mientras otros propietarios tuvieron que subir al tejado con una escalera, como Rosario que recorre con su hija adolescente los daños en el patio.

En total, según fuentes de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Murcia, 38 viviendas se vieron afectadas por la crecida y tuvieron que ser atendidas 29 familias integradas por un total de 81 personas. Siete de estas familias, con 22 integrantes, necesitaron un recurso de alojamiento. Con la maquinaria retirando los restos de una noche de terror, los vecinos se agrupan en corros y lloran la muerte de Antonio y la pérdida de sus casas mientras observan el trabajo incesante de una pala que aparta montoneras de una masa informe de barro, escombros y objetos personales. «Podía haber sido cualquiera de nosotros».

Apoyo psicológico para los vecinos

Cruz Roja Española ha activado, a petición del Ayuntamiento de Murcia, el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) Psicosocial para atender necesidades de familiares, amigos y vecinos de la persona fallecida esta madrugada en la pedanía de Javalí Viejo a consecuencia de las lluvias. La psicóloga del ERIE de Cruz Roja, Rosa Celdrán, señaló que van a atender a los afectados este lunes y alargarán su dispositivo el tiempo que sea necesario y que sean requeridos.

En concreto, están prestando apoyo social y emocional para «intentar normalizar y atemperar las reacciones» de los vecinos de la zona que, actualmente, ven el futuro de forma catastrofista. Así, están ayudando a los vecinos que han perdido sus enseres y han visto afectadas sus casas, pero también a aquellos que han presenciado el suceso en el que ha fallecido uno de los habitantes de la pedanía.

De momento, los afectados han sido alojados en hoteles y se les ha facilitado comida en el centro de mayores de la pedanía. «Lo están llevando lo mejor posible, con frustración por no haber podido ayudar al fallecido y por ver cómo el agua se lleva sus enseres», lamentó Celdrán. «Es gente que lo ha perdido todo», según esta psicólogca, «hay gente muy afectada, desmotivada y no saben qué hacer con el seguro de la casa».

Ahora mismo, están en la fase de «impacto, dolor y pérdida», según esta profesional del ERIE, equipo que está integrado por tres personas, entre ellos también socorristas que pueden atender cualquier tipo de eventualidad (heridas, desmayos...) pero también prestan apoyo emocional, ya que están entrenados para escuchar. Además, Cruz Roja ha movilizado otro ERIE de Ayuda en Emergencias compuesto por 15 personas que van a acudir a la zona para ayudar a limpiar y extraer el barro.

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