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A la izquierda, entre telas amarillas, parte de las obras de la pasarela, y a la derecha, decenas de personas ayer por la tarde, ante un fuerte despliegue policial en Torre de Romo. Edu Botella / AGM

El montaje de la pasarela en Torre de Romo arranca con protestas

Decenas de agentes desplegados junto a las vías consiguen que los operarios puedan empezar a construir las primeras zapatas

Manuel Madrid

Murcia

Viernes, 9 de febrero 2018, 03:33

«De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste», decía ayer una de las vecinas concentradas en el paso a nivel de Santiago el Mayor, donde Adif comenzó por la mañana las obras de construcción de una pasarela peatonal a 800 metros de la entrada a la estación del Carmen para conectar los barrios que quedan a ambos márgenes de las vías del tren. Carmen Tornel, hermana del que fuera cura obrero y uno de los fundadores de la Plataforma Pro Soterramiento, Pepe Tornel, se pregunta, como muchos vecinos, si es que no hay otra manera de hacer las cosas: «Me siento triste, con mucha impotencia, porque con tanta policía parece que somos delincuentes».

Vídeo.

La Policía Nacional tuvo desplegados a cerca de 80 agentes desde primera hora de la mañana en la calle Torre de Romo, donde comenzaron las primeras actuaciones para construir la pasarela peatonal provisional, en el lado norte, junto a la pareta exterior del IES Mariano Baquero. Sobre la acera se realizaron labores de armado, encofrado y hormigonado de los elementos que sirven de cimentación de la pasarela. Estas zapatas se ejecutarán sobre la rasante de la acera «para minimizar la afección a los diferentes servicios urbanos», según Adif, que detalló que la pasarela consta de siete zapatas: cuatro de ellas en el lado norte -junto al IES Mariano Baquero- y tres en el lado sur -calle Pío XII-, que oscilan entre los 4 y 12 metros cuadrados en planta, y tienen un canto variable entre 0,7 y 1,3 metros. Sobre estas zapatas, según detalló Adif en un comunicado, debe colocarse la estructura metálica (26,5 metros de longitud, 20 toneladas de peso) de la pasarela, con accesos resueltos mediante escalera y dos ascensores a cada lado de la actual vía del ferrocarril que podrá ser utilizada por peatones y ciclistas. La construcción es «totalmente compatible», según el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, con el paso de los vehículos y peatones por el paso a nivel, que permanecerá abierto «hasta que la pasarela entre en funcionamiento».

«La noche con colchoneta»

«Esta noche me acuesto con una colchoneta donde no me vea nadie y antes de que vengan mañana los de la obra ya estaré yo allí», advertía a los periodistas la llamada 'abuela del soterramiento', Ana Jiménez, de 82 años, que participó ayer vivamente en las protestas desde por la mañana. Con su silleta intentó en varias ocasiones acercarse a las máquinas, aunque el celo policial lo impidió. Los agentes estaban pendientes de que la anciana no se colara. «Su coraje y valentía son admirables», repetía Tornel, «no le importa enfrentarse a quien sea. Si hubiera más Anas no habríamos llegado a esto».

El portavoz de la Plataforma Pro Soterramiento, Joaquín Contreras, acudió ayer a la Fiscalía y aportará nueva documentación sobre las obras que se están llevando a cabo. «No queremos pasarela», dijo a 'La Verdad', y se aferra a las jornadas técnicas realizadas en Cartagena hace unos meses en las que se dijo que al no ser vía nueva no hay por qué suprimir el paso a nivel, y citó otros ejemplos donde el AVE circuló con paso a nivel, como Córdoba y Vilariño, en Galicia. «Es una situación como la nuestra, y allí hay barreras y suben y bajan cuando pasa el AVE. Eso es lo que se tenía que haber hecho en Murcia, donde se quiere hacer una pasarela que, según nuestros técnicos, no cumple con las medidas de seguridad e higiene en el trabajo porque ha seguido pasando gente alrededor, con los alumnos del IES en el centro y los dados de hormigón apoyados en la tapia del instituto, ejerciendo una presión en varios puntos con una afección física patente». Contreras se queja de que los vecinos tengan que soportar más estrés por polvos, vibraciones y ruidos, «y encima también con la imposibilidad de circular con un mínimo de seguridad a un lado y otro, con una pasarela de tres pisos de alto por la que pasarán los alumnos de varios centros escolares y los vecinos. No queremos más muros».

Numerosas personas se concentraron en las vías por la mañana, por la tarde y por la noche para protestar por las obras, mientras los agentes hacían de barrera para contenerlos y permitir que los operarios siguieran trabajando. «¡Vergüenza!», gritaban. En el jardín de la zona, de hecho, hay una acampada que se mantiene en el punto donde se desmantelaron las pantallas de metacrilato en octubre.

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