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El área metropolitana o un pequeño caos. Siendo tremendistas, eso es casi lo que parecía desprenderse este viernes de la situación generada en Murcia y su municipios circundantes con el cambio del llamado mapa de movilidad urbana. La separación de la ya extinta concesión MU-093 en unos servicios de pedanías dependientes del Consistorio murciano y en tres concesiones interurbanas dependientes de la Comunidad Autónoma ha pillado desprevenidos a muchos usuarios, que no han sabido cómo adaptar sus rutinas diarias a este cambio o han echado en falta una mejor oferta de rutas y frecuencias. Una circunstancia que incluso ha acabado con un motín de pasajeros en la plaza Circular.
Ante la tentación de una y otra administración de echarse la culpa mutuamente, y a la vista de los resultados, es necesario reseñar que, cuestiones competenciales al margen, se palpaba en los viajeros un alto nivel de desinformación ante la ausencia de una campaña de comunicación conjunta y potente capaz de aclararle las disonancias entre ambos sistemas; esas que además se solucionarían con la creación de la tan reclamada área metropolitana.
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Mientras la edil de Movilidad Sostenible de Murcia, Carmen Fructuoso, manifestó «que todo ha funcionado bien y no tenemos constancia de ninguna incidencia», la Comunidad hablaba de «normalidad» en todas las líneas entre municipios, con ciertos desajustes inherentes al estreno y una única incidencia real, que fue la relativa a la nueva línea con destino en las urbanizaciones molinenses de Altorreal y la Alcayna. Sin embargo, la protesta que tuvo lugar asociada a este último asunto fue solo la muestra más clara del cabreo generado en buena parte de los usuarios.
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Así, especialmente afectados se vieron los viajeros de las antiguas líneas 49 y 52, que unían Murcia con las urbanizaciones molinenses de La Alcayna y Altorreal, y que han sido unificadas en la línea 5A de la concesión de Molina de Segura, con horarios más reducidos. Los cambios de condiciones desembocaron así en una protesta espontánea entre las pasajeras de esta línea, mayoritariamente empleadas del hogar y cuidadoras de menores y dependientes, que ante las condiciones del nuevo servicio han decidido bloquear la salida del autobús en la plaza Circular de Murcia durante más de una hora.
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«Si no lo denunciamos hoy, nos volverá a ocurrir», señalaba Sandra Vargas. «Algunas llevamos aquí desde antes de las 7 de la mañana y nos enteramos de que el autobús no va a pasar hasta las 8.45 horas», denunció Maribel Cuéllar, señalando que esos horarios son incompatibles con sus horarios laborales. El Gobierno regional apuntó que se atendieron otras demandas presentada por la Entidad Urbanística Altorreal pero «en ningún momento se nos trasladó la petición de las trabajadoras porque de haberlo sabido se hubiera atendido como hemos hecho con el resto de solicitudes».
«A mí han tenido que acercarme en coche hasta el tranvía, pero he visto a gente mayor y jóvenes quedarse tirada esta mañana en las paradas de Altorreal», añadía un joven. «El trayecto ha pasado a durar una hora, cuando antes era de media», incidía Asensio, vecino de la Alcayna pero alumno del instituto Cascales.
También surgieron problemas con los trabajadores de las empresas del polígono Cabezo Cortado, que encontraron dificultades para llegar al trabajo y utilizar sus bonos en la nueva línea 2A de la Comunidad, con destino Molina de Segura, ya que desconocían que el servicio que mejor se adapta ahora a sus necesidades es el de una línea urbana dependiente del Ayuntamiento, concretamente la 44. Constituía este, por tanto, un ejemplo de manual de que la estrategia de las administraciones de hacer cada una la guerra por su cuenta e informar exclusivamente de sus servicios no ha sido la mejor. «Esto es un caos, así que salgo a explicaros la situación», anunciaba un conductor de esa línea a los usuarios que aguardaban en la parada, desde la puerta de su vehículo.
Otro de los puntos calientes se encontraba este viernes en el trazado de la nueva línea 1 de la concesión municipal del Ayuntamiento de Murcia. Esta estrenaba un recorrido mutilado respecto a la situación anterior, ya que su término se encuentra ahora en la plaza Circular, y no en Nueva Condomina, obligando a sus pasajeros a pasarse al tranvía, previo pago, para llegar hasta el centro comercial. «Más de uno me ha preguntado y, al decirle que tiene que hacer un transbordo, ni ha llegado a subirse», comentaba un conductor.
En general, la mayoría de chóferes coincidieron en destacar la desinformación con la que han contado hasta última hora. Asimismo, sus representantes subrayaron los problemas con los bonos, la subida del precio de algunos trayectos y el recorte de ciertas frecuencias como los problemas más reiterados. Lo que apenas sí cambió fue la apariencia de los autobuses. Fue más fácil este viernes toparse con los antiguos vehículos amarillos de LAT, que con los verdes de Movibus o con los blancos y rojos de Transportes de Murcia y pedanías, estos últimos casi anecdóticos.
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