Gregorio García Segura, el genio que musicó el cine español

En la calle del Ciprés número 13 nació el 13 de febrero de 1929 un niño que no era un prodigio, pero que sin duda estaba destinado a convertirse en uno de los más grandes músicos de su tiempo: Gregorio García Segura. Hijo de Encarnación Segura López, pianista, y Alfredo García Abad, violinista, Gregorio creció rodeado de acordes y melodías que moldearon su destino musical.

Compositor prolífico y talentoso, dejó una huella imborrable en la historia del cine español con más de doscientas bandas sonoras, además de una vasta obra que incluye melodías inolvidables, marchas procesionales y canciones populares. Su legado musical no solo marcó una época, sino que también reforzó la identidad cultural de su tierra natal, Cartagena, a la que amó profundamente.

En los años 50 dio un giro a su carrera. Conoció a Julián Mario Suárez, propietario de Ediciones Musicales España, quien le contrató como arreglista. Esta oportunidad le permitió volcar sus conocimientos de armonía y composición, y consolidar su fama como compositor de música bailable y cantable.

Fue en esta etapa cuando Gregorio comenzó a cosechar sus primeros éxitos. En colaboración con su hermano Alfredo, autor de los textos, compuso para las cantantes más famosas de la época, como Lolita Garrido, Antonio Machín, Sara Montiel, Conchita Velasco y Lina Morgan, popularizando temas que aún hoy resuenan en la memoria colectiva. Pero su consagración llegó en 1959, cuando ganó el primer premio en el Festival Español de la Canción de Benidorm con la obra 'Un telegrama', un hito que catapultó su nombre a la fama internacional.

García Segura es, sin duda, uno de los compositores más prolíficos y reconocidos de la música cinematográfica española. A lo largo de su carrera, creó la banda sonora para casi doscientas películas, colaborando estrechamente con directores como Mariano Ozores. Algunas de sus composiciones más recordadas acompañan a icónicas comedias del cine español, aportando un sello distintivo a las películas de humor de las décadas de los 60 y 70. Su capacidad para adaptar su estilo a diferentes géneros cinematográficos lo convirtió en uno de los compositores más versátiles y solicitados de la industria.

Entre sus trabajos más notables destacan las bandas sonoras de películas como 'Las chicas de la Cruz Roja' (1958), 'Abuelo Made in Spain' (1969), 'No desearás al vecino del quinto' (1970), y 'Los bingueros' (1979). Además, compuso la música de 'Las cosas del querer' (1989), por la que fue nominado al Premio Goya en 1990. A pesar de su inmensa contribución al cine español, Gregorio nunca recibió un Goya de Honor, un reconocimiento que muchos consideran pendiente y merecido.

Su versatilidad creativa también se reflejó en sus marchas procesionales. Como buen cartagenero, dedicó parte de su talento a su Semana Santa, una de las tradiciones más queridas y respetadas de su tierra natal. Compuso 'El Descendimiento', una marcha que sigue resonando en las procesiones cartageneras, impregnada de un sentimiento profundo y solemne que muestra su devoción y respeto por las costumbres de su ciudad

Pero su genio no se limitó a la música popular. Gregorio también incursionó en la música sinfónica, componiendo obras como la Sonata para Piano, la Suite para Orquesta Sinfónica y la Romanza para Violín.

A lo largo de su carrera, Gregorio García Segura recibió innumerables premios y honores. Sin embargo, uno de los reconocimientos que más le emocionó fue el nombramiento como Catedrático de Armonía del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid en 1984. Un galardón que, según sus propias palabras, ofrecía en memoria de su padre, quien años atrás había finalizado allí su carrera de violín.

En lo personal, Gregorio contrajo matrimonio en Cartagena en 1957 con María de los Ángeles López Rico, con quien tuvo tres hijas. A pesar de residir en Madrid, sus visitas a su tierra natal fueron siempre frecuentes, manteniendo un vínculo profundo con sus raíces cartageneras.

El legado de Gregorio García Segura es inmenso. Con más de 517 obras registradas, su música ha sido grabada en España, Italia, Brasil, Francia, México y Portugal, trascendiendo fronteras y generaciones. Lejos queda aquel niño de diez años que, sentado ante un armonio portátil en la capilla del antiguo sanatorio de Canteras, tocó por primera vez frente a un público improvisado.

Hoy, su nombre brilla con luz propia en el firmamento de la música española, recordándonos que, aunque no fue un niño prodigio, nació para ser músico.

Su contribución a la cultura y a la música española es inmensa, y su influencia perdura en las generaciones que han crecido con sus melodías. En este sentido, sería un gesto significativo que Cartagena, la ciudad que lo vio nacer, organice algún día un concierto en su honor, donde se interpreten algunas de sus composiciones más emblemáticas, desde sus melodías cinematográficas hasta sus marchas procesionales.

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