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Es posible que el recibo de la luz de una vivienda de Madrid o Navarra refleje la cantidad de cero euros gracias al sol que ... cae a plomo sobre Fuente Álamo. La respuesta está en el autoconsumo remoto, una modalidad que va más allá de la comunidad energética y que permite beneficiarse de la electricidad de origen fotovoltaico a las familias que viven en pisos y no pueden instalar placas. Aunque vivan a cientos de kilómetros de la planta donde se genera.
Esta fórmula la ha puesto en marcha en España, de forma pionera, la empresa Comunidad Solar, que dispone de dos parques fotovoltaicos en Fuente Álamo (con 4.143 paneles de 540W cada uno) y una central hidráulica en Palencia. Tienen en proyecto otro huerto solar en Talavera de la Reina (Toledo) de 11.041 paneles y un parque eólico.
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Comunidad Solar vende a sus comuneros un mix energético consistente en un mínimo de cuatro paneles –cada uno cuesta 1.199 euros–, suficientes para cubrir el consumo de una vivienda, con una vida útil de treinta años. Estas cuatro placas se amortizan en seis años, asegura la firma promotora, y garantizan un ahorro del 70% en el recibo porque sí hay que pagar el 30% de la factura, que corresponde a los costes regulados por el Estado: peajes, distribución y potencia.
Pero la electricidad tiene coste cero para los comuneros, que son propietarios durante tres décadas de la energía generada por su mix –paneles más turbina–, y a quienes se ofrece la opción de comprar alguna placa adicional para que el recibo se quede en cero euros, ya que si la producción excede el consumo, el valor de ese excedente se guarda en un monedero virtual que abarata aún más la factura.
1.199 euros cuesta cada panel fotovoltaico de las plantas de Fuente Álamo. Una vivienda necesita cuatro.
30 años es la vida útil de los paneles solares. El 100% de la energía producida en ese tiempo pertenece a su dueño.
Es el caso de Javier Rodríguez, un ingeniero ambiental que se beneficia de la energía producida en las plantas de Fuente Álamo en su piso de alquiler en Moratalaz, en el centro de Madrid. Él compró seis placas en mayo y desde entonces no ha pagado ni un euro por la electricidad que gasta en su casa, en la que vive con su pareja y sus dos hijos.
«La aventura ha salido muy bien, antes pagaba 72 euros al mes y ahora nada. Por mi profesión trabajo con frecuencia en el extranjero y vi que este modelo se estaba aplicando en otros países. Por eso me incorporé en cuanto supe que también se había puesto en marcha en España», explica a LA VERDAD.
Comunidad Solar tiene ya 664 clientes, trece de ellos en la Región de Murcia, donde esta empresa sitúa el origen del primer colectivo energético remoto gracias a sus más de 3.000 horas de sol al año.
«Nacimos para ponérselo fácil a las familias que no pueden poner placas solares en su tejado», señala el ingeniero industrial de raíces murcianas Eugenio García-Calderón, uno de los fundadores de Comunidad Solar, que llegó al mundo empresarial procedente del activismo ambiental: dio la vuelta a España en una bicicleta solar en 2018 para protestar contra el impuesto al sol y ha combatido la pobreza energética desde la ONG Light Humanity.
«Hay que cambiar el sistema eléctrico porque actualmente hay un oligopolio que pone los precios que quiere, tiene más poder que los bancos», denuncia. «Se ha podido poner en marcha este proyecto porque hemos reunido una comunidad grande de gente que ha apostado por este modelo de autoconsumo. Y porque nuestro negocio no es vender energía, sino construir parques solares y eólicos», asegura. «No obtenemos ningún beneficio con la comercialización de la electricidad. Solo obtenemos un margen con la venta de los paneles que se reinvierte para desarrollar nuevas instalaciones», aclara.
Eugenio García-Calderón evoca con emoción la inauguración de los huertos solares de Fuente Álamo, el pasado mes de junio:«Nos juntamos más de cien personas y nos cayó un chaparrón tremendo». Bajo la lluvia, una familia entera de Barcelona, incluida la abuela, que quería ver sus paneles y que recibió una placa extra como agradecimiento por su gran implicación. La anciana, Josefa González Alcalde, falleció poco después y en el complejo fotovoltaico se colocará una placa con su nombre para recordarla.
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