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Pocas veces se vio tan incómodo el Cartagena como anoche en Anduva. Vertical y protagonista, esta vez al equipo de Luis Carrión le tocó sufrir ante un Mirandés mucho más enchufado, vertiginoso y que atacó por todos los costados. Son los rojillos impredecibles y tienen futbolistas realmente chisposos que aparecen por todo el frente de ataque. El joven Pinchi y el alocado Gelabert abrieron huecos en la línea de cinco planteada por el Efesé.
La retaguardia albinegra se vio sometida, arrinconada y muy nerviosa, desde Pablo Vázquez (se jugó el penalti) hasta el fallido juego de pies de Escandell. Sensación de descontrol en el Cartagena, para sopor de De Blasis. Escondido Mikel Rico, sin alas Calero y sin noticias del multado Musto, los de Carrión sufrieron, no fueron nada profundos y generalmente indoloros. Faltaron ideas en la primera parte.
El Cartagena supo sufrir y encontró aire en cada jugada de estrategia. Por lejana que fuera, la bola la enviaba al corazón del área De Blasis. Ahí el Efesé, como de costumbre, fue bastante peligroso. Y al Mirandés, un monaguillo en estos menesteres, le salieron las carencias con cada pelota colgada. No daba una el portero local, Alfonso Herrero, fatal por alto; ni la fría retaguardia rojilla, siempre con facilidades para el remate. Un par de saques de esquina y una tijereta de Datkovic cerca estuvieron de sorprender al Mirandés. Esa arma fue un respiro para los de Carrión.
Si el videoarbitraje ha llegado al fútbol para hacerlo más justo, desde luego que hay que darle una vuelta a este instrumento que ha puesto patas arriba el comité arbitral. Fue en Anduva donde el cartagenerismo puso el grito en el cielo. Concretamente en el minuto 54, cuando la bola estaba en los pies del Efesé y Salinas quedaba tendido en la otra punta del campo. Se dolía el futbolista del Mirandés de un pisotón sin intención de Jairo Izquierdo.
Ambos corren segundos antes por el área albinegra. Y miran fijamente la trayectoria del balón, con la cabeza levantada. Jairo tropieza sin intención con el adversario. La jugada no tiene relevancia alguna en el juego y pasa por alto del árbitro, González Francés.
Pero el canario recibe por el pinganillo un aviso desde el VAR: debe revisar el tropiezo. En la sala de Las Rozas están Areces Franco y el siempre polémico Ávalos Barrera, que repiten la jugada una y otra vez, y a cámara lenta, al colegiado principal. González Francés pita penalti, para asombro de Carrión en el área técnica. Y expulsa a Jairo y se retracta segundos después, con la amarilla. Insólito lo ocurrido en Anduva. Roberto López ejecutó la pena máxima y sacó de sus casillas al Cartagena (1-0).
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Sensación de cansancio dieron tres pilares del Cartagena en Anduva: Musto, Mikel Rico y De Blasis. La versión descafeinada de todos ellos no ayudó a cambiar un partido plano de los albinegros, salvo en los siete minutos de añadido. Tampoco fue buena la ausencia de Alcalá por sanción para una defensa que sufrió de lo lindo. No fue nada sólido Kiko Olivas en el despeje de un balón colgado, que habilitó el remate de Barbu en un lío de piernas (2-0). Ni siquiera era el día de Calero, que acabó sustituido cuando Salinas se le marchó por enésima vez.
El Efesé sacó orgullo y con más corazón que cabeza pudo hasta empatar en los siete minutos de añadido. Los cambios animaron a ello. Franchu asistió a Sadiku para el 2-1 y luego el argentino tuvo el 2-2 en un disparo con rosca salvado por Herrero al final.
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