

Secciones
Servicios
Destacamos
Bajo la tan idílica como engañosa apariencia de generosidad y solidaridad, la propuesta realizada por la ministra de Hacienda de condonar la deuda autonómica (¿o ... sería mejor llamarla astronómica?) se esconde una cumbre del desatino, un alarde de improvisación, un canto a la confusión y un excelente ejemplo de arbitrariedad. Primero, no se puede olvidar que todo parte de un acuerdo negociado en exclusiva con el partido separatista ERC –uno de esos que anuncia con descaro que lo volverán a hacer– sin negociarlo con nadie y que se presentó a las demás CC AA sin plazo alguno para la reflexión y el análisis. Buen inicio.
Todo un ejemplo de transparencia y buena voluntad. Segundo, ¿sabe alguien cómo se llegó a la cifra de 83.000 millones que se van a condonar? ¿Esa cifra es fruto de un análisis profundo? ¿Es consecuencia del más mínimo debate, de algún cálculo objetivo? ¿A cuál de los más de 600 asesores de La Moncloa se le ha ocurrido? Nadie lo sabe, porque todo ha sido fruto de un tira y afloja propio de un mercado de ganado vacuno de feria de pueblo. Porque, si lo hay, ¿por qué razón no lo enseñan?
Los criterios de reparto se conocen, pero es difícil de aceptar el hecho de que resulten primadas las comunidades más manirrotas, las más endeudadas y las que más ¡han subido los impuestos! ¿Es lógica esa decisión? Para la propia AIReF no. Sin juzgar su oportunidad, ha manifestado de manera rotunda su oposición a que la quita concedida no se complemente con un compromiso claro de implantar a futuro una gestión razonable de los presupuestos, de tal manera que no se generalice el riesgo moral de insistir en los despilfarros, ante la evidencia de que 'ya llegará después el Estado para absorber mis desatinos'. Este riesgo moral no es una quimera. En la España de hoy es una realidad, desgraciadamente, frecuente y evidente.
En tercer lugar, aquí no se condona nada porque el único que puede condonar una deuda es el acreedor y no se conoce a ninguno de los acreedores de nuestra colosal deuda autonómica y estatal que haya renunciado a que le paguen lo que le deben. Lo que se hace es traspasar la deuda de las comunidades, que así mejoran sus números y podrán volver a los mercados para colocar ¡más deuda! al Estado, que nunca se queja.
En tercer lugar, la respuesta de otro de los partidos que apoyan al Gobierno, ahora me refiero a Junts, es un insulto, una vejación. El prófugo que nos gobierna desde Waterloo quiere que se le condone a Cataluña la totalidad de su deuda, porque a su entender es injusta y fruto de una infrafinanción permanente del Estado. Una opinión que ha sido rechazada por organismos independientes como Fedea y por los propios técnicos del Ministerios de Hacienda. Según ellos, Cataluña esta en la mitad del sistema y recibe lo que le corresponde. Ni mucho más, ni mucho menos. Y, en el colmo del desatino y la sinvergonzonería, el señor Puigdemont se atreve a manifestar su disgusto por la generalización. Nunca sé qué es lo que le molesta más. Si que no le den a él todo lo que pide o que le den a los demás algo de lo que él pide. Insólito.
La condonación se ha presentado como indolora, pero eso no esta claro. Depende. Si, como ha advertido Moody's, puede dañar la calificación crediticia de la deuda estatal, provocará una subida del costo de su financiación y, si la UE entiende que el monto de la condonación es un aumento de gasto, reducirá la capacidad de gasto del Gobierno, aunque bien mirado, eso me parece una gran noticia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.