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El refranero español es muy socorrido para según qué situaciones. Para hablar del tiempo, por ejemplo: «Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del ... carajo». O para las relaciones personales: «Con estos amigos, ¿para qué queremos enemigos?». Este último es perfectamente aplicable en la zona noble de los gigantes tecnológicos de Silicon Valley (Estados Unidos).
Apenas han pasado tres meses desde la imagen de Elon Musk, propietario de Tesla y X; Jeff Bezos, fundador de Amazon; Sundar Pichai, CEO de Alphabet (la matriz de Google); y Mark Zuckerberg, fundador de Meta, vestidos de traje en el Capitolio de Estados Unidos en el primer día de la nueva etapa de Donald Trump al frente del gobierno del país norteamericano. Aquel 20 de enero, todo era sonrisas y buenas caras con el jefe de la Casa Blanca. Ahora, 73 días después, los gestos se tuercen y las cuentas corrientes de estos milmillonarios se resienten.
Tras un pago de un millón de dólares, estos líderes se sentaron en primera fila en la ceremonia de investidura y, además, tuvieron un encuentro privado con Trump en Mar-a-Lago, la residencia privada del 47º presidente de los Estados Unidos. Realizaron donaciones para asegurar un trato favorable de la nueva administración respecto a sus intereses.
Las primeras medidas de Trump desde el Despacho Oval favorecieron el negocio de los gigantes tecnológicos. «Estados Unidos ya no dependerá de organizaciones extranjeras en lo que respecta a nuestra política fiscal nacional, que castiga a nuestras empresas», señaló Trump. Con esa medida, el gobierno estadounidense se comprometió a proteger a las firmas norteamericanas.
Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta, pues las decisiones del mandatario han causado un fuerte impacto en las fortunas de estos directivos. Desde aquel 20 de enero, Elon Musk ha perdido 142.000 millones de dólares; Bezos, unos 25.000 millones; y Mark Zuckerberg, 3.000 millones. Sin embargo, la pérdida se ha intensificado con la guerra arancelaria.
Toda acción tiene su reacción y, en bolsa, esta reacción a menudo puede ser desproporcionada. En la sesión del jueves, Wall Street perdió 2,5 billones en valor. Solo Apple redujo su valoración en 320.000 millones de dólares, la misma cifra que España ha gastado en pensiones en el último trienio.
Este golpe afectó tanto a las empresas como a los más cercanos a Donald Trump. Las grandes fortunas estadounidenses vieron cómo sus cuentas corrientes cerraban la jornada con miles de millones menos que al inicio del Día de la Liberación.
Musk perdió ayer 11.000 millones en un solo día. Jeff Bezos acabó el jueves con 15.900 millones menos en sus cuentas, pero el más afectado fue Mark Zuckerberg, quien perdió el 9% de su fortuna, es decir, 17.900 millones de dólares en una sola jornada.
El sector tecnológico está siendo uno de los más perjudicados, a pesar de su apoyo inicial a Trump. Al cierre de la sesión de ayer en Estados Unidos, los títulos de NVIDIA valían un 7,81% menos, lo que representó una pérdida en capitalización bursátil de 210.430 millones de dólares. Meta perdió 132.570 millones en capitalización bursátil (-8,98% en el valor de sus títulos); Alphabet, 75.390 millones (-3,92%); Microsoft, 67.050 millones (-2,36%); y Amazon, 186.540 millones, tras un desplome del 8,98% en el valor de sus títulos.
Así respondió el mercado y el sector empresarial al llamado Día de la Liberación. «Es necesario para sanar la economía», explicó Trump, quien se mostró abierto a negociar con los aliados los nuevos aranceles que entrarán en vigor en los próximos días.
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