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Concierto de Lori Meyers, este viernes, en el Warm Up.

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Concierto de Lori Meyers, este viernes, en el Warm Up. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Revolución emergente en la primera jornada del Warm Up 2022

La aplastante energía de Arde Bogotá, los grandes éxitos de Lori Meyers y la consagración de Hoonine y Maren marcan los primeros compases del festival

Viernes, 29 de abril 2022

Ilusiones lanzadas a miles de gargantas expectantes, cuerpos en un huracán único de desenfreno, sillas invisibles y relojes que no entienden el funcionamiento estricto de la cuenta atrás. Volvió el Warm Up en su versión más reconocible tras los paréntesis y las modificaciones de obligado cumplimiento y con él lo hizo también un conjunto de bandas que, tras recorrer esa extrañísima travesía por el desierto de mascarillas y distancias, pudieron al fin observar desde el escenario la manera en la que sus canciones impactan en el rostro completo de un público entregado a la causa.

Hablamos de una generación de artistas emergentes que, pese a haber dado decenas de conciertos desde su reciente nacimiento, deben vivir con la sensación de estar empezando a poder celebrar a lo grande, a entender el alcance de su obra y a no ser capaces de identificar con claridad a esa persona del fondo de la marabunta que salta sin descanso con cada uno de sus temas. En ese sentido, puestos a empezar el repaso del viernes en orden cronológico (y local), Arde Bogotá se asemeja mucho al ejemplo perfecto.

Primera jornada del Warm Up 2022

  • Artistas Arde Bogotá/Maria Arnal i Marcel Bagés/Maren/Hoonine/Lori Meyers/Sen Senra

  • Dónde y cuándo La Fica, viernes 29 de abril

  • Clasificación Sobresaliente/Correcto/Muy bueno/Muy bueno/Notable/Notable

Encargados de la complicadísima tarea de abrir fuego en la primera jornada, el grupo cartagenero confirmó por enésima vez que lo suyo es algo muy serio. Hagamos oídos sordos a las etiquetas, las salvaciones de géneros o las voces de generaciones perdidas y argumentemos la devoción en lo estrictamente musical: Arde Bogotá tiene un repertorio tan robusto como impecable, compacto en su sonido, emocionante en sus intenciones, honesto en su puesta en escena y profundamente conmovedor en su capacidad para generar la identificación espontánea. Abrieron fuego con las excitantes 'Dangerous' y 'Cariño', dos de los grandes temas de su fabuloso 'La noche', y desde ese momento hasta el tremendo cierre con 'Abajo', menuda despedida de auténtico vértigo, la banda no cedió espacio alguno al respiro. De 'Big Bang' a 'Quiero casarme contigo', pasando por las irresistibles 'Virtud y castigo', 'Millennial', 'Antiaéreo' y una 'Exoplaneta' convertida en himno atemporal, Arde Bogotá funcionó con el épico pálpito reservado para las certezas. Quienes ya les hemos en acción en otras ocasiones, nunca son suficientes, sabemos la estampida de rock intenso que son capaces de desplegar y lo disfrutamos en consecuencia. Y aquellas personas que los descubrieran en la calurosa tarde de viernes, ni una duda, ya se han sumado a este emocionante viaje con una banda realmente especial. ¿Futuro prometedor? De eso nada: glorioso presente.

Una energía distinta, nueva y refrescante que también se pudo sentir en el concierto de Maren, artista que presentaba su notabilísimo debut, 'Margaritas y lavandas', y que convenció desde el trance y el vaivén de sensaciones que atrapa sin remedio. Trenes ide melodías ensoñadoras del que desearías no bajarte nunca, quedándote a vivir en canciones tan brillantes como 'Margarette, todos lloran por ti', 'Te invito un día a mi piscina (para matarte)' o ese hit instantáneo que es 'La estación espacial de Teruel'. Bienvenida y triunfo para la joven artista bilbaína. Efecto muy similar al logrado posteriormente por Hoonine, nuevo proyecto musical de la murciana Carmen Alarcón, quien convirtió el concierto de presentación de 'Roca roja', su deslumbrante debut, en una sugerente, hipnótica e impactante declaración de intenciones artísticas donde resplandecieron canciones tan brillantes como 'Lo que queda', 'Charco' o 'Besé a Aramís'. Aquí hay talento para rato.

Tras firmar el concierto más redondo de la última edición de La Mar de Músicas, Maria Arnal i Marces Bagés entregaron una buena actuación en esta primera jornada del Warm Up, aunque por debajo de las altísimas expectativas. Con un comprensible protagonismo de su último trabajo, el impresionante 'Clamor', el concierto transitó por los terrenos de la calma y la contención, quizá demasiada, y la búsqueda de la liturgia. No ocurrió siempre, ni mucho menos, pero cuando lo hizo, como en 'Milagro', una 'A la vida' de hermosa distorsión, o 'El gran silencio', la fascinación fue contundente. Chispazos de genialidad en un directo que hubiera funcionado mejor en otro horario más cercano a la madrugada.

Un concierto donde el minimalismo jugó un papel fundamental, elemento que le conectó directamente con la propuesta escénica de Sen Senra, otro de los grandes nombres del viernes. Considerado, con justicia, uno de los artistas más interesantes de la nueva escena musical patria, el joven gallego apostó en Murcia por la grandeza de lo mínimo, el estruendo del detalle y el poder de la melodía sutil para hacernos levitar en su particular mundo de R&b, urban, neo soul y pop sensible. Imposible no caer rendido a los pies melódicos de 'No me sueltes más', 'Como el fuego', 'Euforia', De ti' o una 'Ya no te hago falta' que suena con el eco de las cimas, temas ya reconocidos en la trayectoria de un Sen Senra que, gracias a momentos tan fabulosos como los protagonizados por la reciente 'Hagan 40°', dejó claro un estado de forma actual irreprochable.

Menos anclado en el presente, por fortuna, resultó la cita con Lori Meyers, banda cuyos directos se han caracterizado siempre por una eficacia a prueba de horarios y escenarios. Y es que, aunque algunos de sus temas más recientes funcionan de un modo más que correcto, el reencuentro con el grupo granadino tuvo sus momentos más inspirados y valiosos en el éxtasis colectivo generado a través de clásicos como 'Mi realidad', una 'Emborracharme' coreada hasta la afonía o '¿Aha han vuelto?', todavía hoy su canción más redonda. Ni rastro de óxido sobre las tablas, Lori Meyers siguen siendo una apuesta segura para levantar cualquier festival.

En las mismas coordenadas y capacidades se sitúan Alaska y Nacho Canut, es decir, Fangoria, una propuesta plenamente consciente de sus fortalezas y debilidades, honesta en sus intenciones e inteligente en su dosificación de esfuerzos. Superando un sonido bastante irregular y apoyados sobre una escenografía medida al milímetro, abrazada al petardeo y feliz en la reivindicación de lo hortera como alfombra roja, Alaska y Canut contentaron a su numerosa parroquia con su característico electropop de sudor, licra y grandilocuencia. Nada nuevo bajo el sol, pero suficiente para danzar y tararear bajo la luna.

Aunque, si hablamos de festejos por todo lo alto, permiso para citar a la actual reina del género: Rigoberta Bandini, nombre artístico tras el que encontramos a la polifacética Paula Ribó. Su concierto en el Warm Up solamente se puede calificar como un huracán de atronadora fuerza. Y si 'Too many drugs','Fiesta', 'A ver qué pasa', 'In Spain we call it soledad' o 'Julio Iglesias' fueron recibidas con ensordecedor entusiasmo, lo de 'Perra' y, sobre todo, 'Ay mamá', podemos empezar a usar el término himno para ambas sin preocupación alguna, se escapa a la posible descripción. Había que estar ahí, dejándose la garganta, sintiendo la energía general y danzando sobre las mismas arenas del frenesí para entenderlo. Un vendaval de hits que convirtió La Fica en pista de disfrute infinito.

De hecho, fue tal la revolución generada por el huracán Bandini que el concierto posterior de Bastille, la gran apuesta internacional del viernes, se sintió algo descafeinado. Ojo, la banda puso todo lo que tenía de su parte, ni un reproche, pero la descarga previa había sido tan salvaje que su pop grandilocuente y luminoso no arrebató con la fuerza esperada. Un buen concierto en la práctica totalidad de los sentidos, espectacular en el derroche técnico, de sonido impecable y con varios temas de auténtico nivel, pero carente de momentos realmente imponentes a los que agarrarse para elevarlo por encima de la media. Si acaso, los temas de su espléndido debut, 'Bad blood', demostraron que sus virtudes siguen intactas a pesar de los años, especialmente en el caso de 'Pompeii', pero poco más podemos sumar a la memoria de una actuación tan correcta como poco memorable.

Todo lo contrario ae lo que ocurrió con La Femme, banda francesa que supuso una de las más gratas sorpresas de esta primera jornada. Su pop elegante y magnético, destacado además por la fusión entre el clasicismo más representativo del género y el pulso contemporáneo, resultó un auténtico disfrute de inicio a fin.

Y cerremos esta crónica acudiendo a la llamada de otra propuesta emergente nacional de primer nivel. Porque de eso hablamos cuando nos referimos a Ginebras, banda que con su primer disco largo, el adictivo 'Ya dormiré cuando me muera', han demostrado una extraordinaria habilidad para facturar melodías doradas, letras que van de la carcajada al lagrimón y, sobre todo, estribillos que se instalan con suma facilidad en la memoria. Un conjunto de temas irresistibles que, si ya suenan como un auténtico festín del mejor pop en el estudio, podéis imaginar la fuerza y energía con la que se trasladan al directo. La batería de Juls a pleno rendimiento, el bajo de Raquel marcando el latido de cada canción, la guitarra y coros de ese extraordinario talento llamado Sandra Sabater y el carisma absoluto de Magüi fueron los férreos pilares sobre los que se sostuvo un concierto divertidísimo, encantador en su cercanía, admirable en su sencillez y gozoso al cien por cien en lo musical. Canciones como 'Crystal Fighters', 'Vintage' o 'Todas mis ex tienen novio' sonaron como los tesoros pop que son, pero fueron 'Paco y Carmela', rumba para perder la cabeza y los pies, y las melodías inmaculadas de 'Chico pum' y 'La típica canción', el cierre perfecto, los momentos más inolvidables de un concierto que subraya la fabulosa noticia que ha supuesto sumar a Ginebras a nuestro panorama musical.

Una escena en la que la veteranía acepta de buen grado, complementa con su contrastada experiencia y recibe con saludable generosidad a un grupo de artistas recién llegados con ganas acumuladas de comerse las carreteras, dormitar en furgonetas, compartir experiencias de ilusión inenarrable, empapar de sudor los escenarios y descubrir la sensación de participar en grandes eventos. En ese sentido, el Warm Up 2022 ha sabido entenderlo a la perfección, ocasionando en su primera jornada una revolución de novatos que nos dejó saboreando la dulce sensación de que, por encima de las múltiples incertidumbres que nos acorralan en el día a día, nos quedan horas y horas de nueva música por compartir. Empezando desde ya.

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