Arranca el Warm Up 2022: lo bueno se hace esperar

«No he encontrado a ningún amigo para colarme. Sí, sí, más allá del Carrefour. Es una exageración», le comenta Elena a su amiga por teléfono. Efectivamente, a las 6 de la tarde la cola para acceder al Warm Up cruzaba el puente de La Fica y continuaba varias decenas de metros más allá, paralela al río, e incluso aproximándose hasta el Puente de los Dolores. Ha sido necesario cortar carriles de tráfico para organizar semejante acumulación de gente. Claro ha quedado que tras esta larga espera de tres años, el público tenía ganas de no perder ni un solo minuto de las dos jornadas de un festival, «que ya es una tradición más en Murcia», dice Adrián, murciano afincado en Barcelona que, junto a sus amigos Rafa y Andrea, no ha querido perderse «por nada del mundo» esta vuelta a la normalidad musical por todo lo alto. «Términate la copa que entramos», le cortan porque ya están a las puertas del recinto donde vivirán el evento «a tope».

Para otros que todavía están más lejos de validar su entrada y conseguir la característica pulsera, esta vez también medio de pago. Algunos se lo tomaban con humor y alegría, otros no perdían la oportunidad para mostrar su indignación y destacar el fallo de la organización «pues otros años han abierto las puertas antes y esto se podía prever». El mayor temor para muchos era perderse a Arde Bogotá, uno de los grupos más aclamados por el público en esta edición, con el que se ha dado el pistoletazo de salida a un fin de semana de exitazos en directo. «'Exoplaneta' es un himno en Cartagena. Estamos viviendo su crecimiento de cerca y estamos muy orgullosos», afirma María Ángeles, que compró la entrada por este grupo y hoy se acerca como una gran fan desde la ciudad portuaria. Por desgracia, muchos han sido los que no han podido disfrutar desde dentro del recinto de sus grupos deseados, pues han tenido que soportar una hora de cola y conformarse con escuchar las melodíaas desde la lejanía.

Rigoberta Bandini, su 'Mamá' y su 'Perra'; Lori Meyers, un clásico ya del evento murciano; Izal, en su gira de despedida; Zahara, Ojete Calor, Shinova y Fangoria son algunos de los grupos más deseados de un año con un «buen cartel», según los asistentes. Algunos, como las jóvenes Sofía, Blanca, Aurora y Claudia, «con la entrada comprada desde 2019» o como Joaquín, que lleva 13 años asistiendo «al S.O.S., al WAM, al Warm Up» y que se compró el abono nada más terminar la edición anterior. Ahora espera con unas «ganas locas» de disfrutar «por fin sin el rollo de la mascarilla».

Nada que ver con Emilio, un murciano que era de los que disfrutaba de la música por la cara, «bebiendo desde el parking» y que este año se ha decidido a comprar la entrada, sencillamente, por «compartir experiencias». Virginia añade al tópico de pasárselo bien, «dejarnos mucho dinero». Una verdad absoluta. «Haciéndome una idea de los precios, seguro que nos saldrá caro», asegura. Por lo que no le sorprende que este año el mini de Estrella de Levante o de vino cueste 8 €, al igual que las copas, mientras los chupitos ascienden a 3, 5 €.

Camisetas hawaianas, estampados divertidos y 'brilli brilli' acentuando la mirada dan color a las primeras horas de música. «Parece que vengo del Coachella», bromea Rebeca, que se estrena en el festival junto a su grupo de amigos de Jumilla y Cartagena: Cristina, Fran, Rosalía, Paco. También está con ellos María Ángeles que, aunque asegura no haberse preparado el 'outfit', luce un perfecto 'animal print' para la ocasión. Ella, opositora de Magisterio Infantil, dice haber entendido, tras esta pandemia, el secreto de la vida: «Hay que vivir el momento». Y por eso trata de callar a su conciencia para estar unas horas apartada de los libros. «Y el lunes estudiar mucho más feliz». María Ángeles seguramente aprobará. Porque a pesar de la espera -la de la cola y la de las oposiciones-, como cantan Lori Meyers, siempre brilla el sol.

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