![Concierto de Cimafunk en La Mar de Músicas.](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202207/17/media/cortadas/1449752824-k0FB-U170745096718bXH-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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El impacto se produjo cerca de la una de la mañana. La madrugada se alzaba imponente con unos aires de extrema calidez, proponiendo una última partida a aquellas personas valientes que habían decidido subir una cuesta más antes de lanzarse a la espera del prólogo ... dominical. En un principio, se trataba simplemente de disfrutar del último concierto de la segunda jornada de esta edición de La Mar de Músicas, despidiendo así un sábado que ya había dejado suficientes recompensas artísticas como para abrazar la satisfacción. Pero, de repente, Cimafunk y su banda aparecieron sobre el escenario de un abarrotado Castillo Árabe para hacer que todo saltara en mil pedazos con una auténtica oda al baile definitivo, ese que rima a la perfección con lo colectivo y el frenesí. Partiendo de su irresistible último trabajo, 'El alimento', el cubano nos hizo vibrar con un clímax de excitación permanente que habría hecho gritar de auténtico placer al mismísimo James Brown, bañando de explosivo funk cada uno de los avasalladores temas que completaron este bendito milagro del desenfreno. Un artista y un conjunto de extraordinarios músicos que se entregaron en cuerpo y alma, conviene subrayar el orden de los factores en esta ocasión, a lo largo del que pasa a ser, no perdamos ni una palabra más antes de subrayar lo relevante de la hazaña, uno de los conciertos más impresionantes vistos en el festival durante su última década. Como mínimo.
Marcelo Criminal Bueno
María de la Flor Bueno
Rita Payés Sobresaliente
Melody Gardot Bueno
Cimafunk Excelente
Inolvidable espectáculo que llegó precedido minutos antes por el concierto de la estadounidense Melody Gardot en el Auditorio 'Paco Martín'. Acompañada por un fabuloso grupo donde destacó la figura de un pletórico Philippe Powell capaz de transformar las teclas de su piano en escaleras directas al firmamento, Gardot recorrió el escenario con sus características gafas de sol, presencia indiscutible, carisma, magnetismo y gusto por la interacción casi constante. De esta forma, la artista, tras confesar que había amanecido con una tos criminal pero que había decidido no cancelar porque «siempre es mejor hacer algo que no hacer nada», logró generar un ambiente cercano y ameno, paisaje idóneo para lanzarse a la interpretación de piezas que, cuanto más desnudas y alejadas del virtuosismo se presentaban, mayor alcance lograban. Así, tanto 'Our love is easy' como 'This foolish heart colud love you', sin olvidar la recuperación de la sublime 'Love song' de Lesley Duncan y el desenlace con 'Iemanja', terminaron sobresaliendo por encima de un conjunto algo reiterativo en las formas. Quedemos entonces con esos delicados estallidos, el silencio del respetuoso público y las tímidas luces que desvisten el mar que se dibuja tras el escenario a la hora de regresar a un directo cuyo hechizo, pese a no mantenerse activo todo lo deseado en el tiempo, nos dejó pequeños frascos de jazz elegante y seductor en la memoria.
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Recuerdos que se sumaron automáticamente a los que nos había regalado previamente Rita Payés en otro de los mejores conciertos de esta edición del festival. Sobre el escenario, la joven trombonista presentó los temas de su primer disco de temas propios, el magnífico 'Como la piel', firmado junto a su madre, la guitarrista Elisabeth Roma, pieza fundamental junto a la maestría de Horacio Fumero al contrabajo y a la batería de Enric Fuster de un directo que erizó la piel y conmovió sin necesidad de sacudir los árboles del edén lacrimógeno. Además del evidente vínculo emocional que las une, el dueto formado por Payés y Roma resplandece en una conexión musical que va más allá del componente familiar. Por eso supone un auténtico placer observarlas dialogar sin necesidad de hablar, entenderse con la ayuda exclusiva de la mirada, guiarse, apoyarse, dejarse llevar y encontrarse entre las maravillosas melodías de 'Nunca vas a comprender', radiante bolero con el que comenzaron el espectáculo, 'El Marabino', 'Quien lo diría', 'La manzana' o una apabullante 'Caricias/Esta montaña de enfrente'. Por si faltaba algo, sumemos una fabulosa relectura de la legendaria 'Por una cabeza' para terminar de caer rendidos a sus pies. Una absoluta delicia.
Destino similar al que trató de llegar María de la Flor en la Plaza del Ayuntamiento durante un concierto marcado por la tradición, el folclore y la ternura. Con la inestimable ayuda de Esther Marco al violín y Helena Martínez al violoncelo, ambas espléndidas de inicio a fin, la artista madrileña lideró una actuación que fue de menos a más, alcanzando sus momentos más redondos en un tramo final donde el encanto transparente de 'Corazón despierto' y la tremenda emotividad de 'Dice la abuela' terminaron de decantar la balanza a su favor.
Quizá un escenario más recogido y con menos inclinación por el bullicio habría beneficiado a una propuesta que requiere de una escucha atenta para alcanzar su más satisfactorio objetivo, pero, en cualquier caso, hablamos de otro buen concierto en un sábado que empezó con un barco pop cargado de personalidad propia capitaneado por Marcelo Criminal. Un directo con más de una veintena de canciones, entre temas propios y versiones tan inspiradas como la de 'Sobre mi pecho un alud' de Nosoträsh, con el que el artista murciano nos invito a un viaje tan divertido como entrañable por su particularísimo imaginario musical. Así se fueron sucediendo estupendas píldoras melódicas como 'Brain training', 'Cuarto milenio', 'Perdona (Ahora sí que sí)' o una 'Momento de auténtica realidad' que brilla como si de una pista oculta del 'Reveal' de R.E.M. se tratase, redondeando el concierto con momentos de una sensibilidad especial como 'First dates', 'La balada de Marty McFly' o 'El amor'.
Más instantes destacados de esta jornada de La Mar de Músicas que será recordada como el día en el que el asteroide Cimafunk arrasó con todo.
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