![Marta Nieto: «Me siento muy orgullosa de 'Madre'. No tuve la menor duda de que era un viaje que quería hacer»](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/201912/01/media/cortadas/VF1EUY81-kf6--624x385@La%20Verdad.jpg)
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«Intento que no falte en mi vida la alegría», dice la actriz Marta Nieto (Murcia, 1982), quien recientemente, en el Festival de Cine Europeo ... de Sevilla, recibió 'exaequo' el premio a la Mejor actriz, junto a la macedonia Zorica Nusheva ('Dios existe, su nombre es Petrunya'), por «la feroz intensidad con que encarna un conflicto interior hondo y apenas verbal» en 'Madre', la película de Rodrigo Sorogoyen nacida a partir del corto del mismo título que tantas alegrías ha proporcionado a ambos: ganador en su modalidad en los Goya 2018, y finalista con todos los honores en los Oscar 2019 destinados a los cortos de ficción. En cuanto al largometraje, también este año, en la Mostra de Venecia, la intérprete murciana -quien actualmente escribe su primer guion para cine, tras haber sido seleccionada para ello, entre 985 proyectos candidatos, por el programa 'Residencias' de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España-, fue premiada como mejor actriz en la sección Horizontes. En España, Marta Nieto, a la que seguro que, cuando pasa junto a ella, el viento que agita la cebada procura besar muy suavemente, sin molestarla, ya es candidata a mejor actriz en los Premios Forqué, Feroz ahora también a los Goya. Y no resulta nada extraño, porque su interpretación en 'Madre' es un prodigio, un alarde de trabajo poseído por una verdad que desarma, en la línea de, por ejemplo, los realizados por las actrices Jennifer Connelly en 'No llores, vuela' (Claudia Llosa, 2014), y Brie Larson en 'La habitación' (Lenny Abrahamson, 2015).
En 'Madre', «Elena (Marta Nieto) recibe una llamada de Iván, su hijo de seis años, quien le dice que está perdido en una playa de Francia y que no encuentra a su padre. Esas desesperadas palabras de su hijo fueron lo último que supo de él... Diez años más tarde, Elena vive en la misma playa donde desapareció su hijo, trabaja como encargada en un restaurante y parece que está empezando a salir de ese oscuro túnel en que ha estado anclada durante tanto tiempo. Su vida da un nuevo vuelco cuando conoce por casualidad a Jean (Jules Porier), un adolescente francés que le recuerda a su hijo. Entre ellos surge una fuerte conexión que acabará sembrando el caos y la desconfianza a su alrededor». Una interpretación, la de Nieto, demoledora y poética, muy de altos vuelos, emocionante y magnética pese al dolor lacerante que encierra en sus entrañas.
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Tras el éxito del corto 'Madre' (2017) -«que se rodó muy rápido, en una semana de intenso trabajo, que a mí me dejó con ganas de más»- en los Goya, Sorogoyen ( 'Que Dios nos perdone', 'El reino...'), escribió junto a su guionista habitual, Isabel Peña, el texto para el largo homónimo: original en su inesperado desarrollo, inquietante en su exploración del mundo siempre sorprendente de los afectos, y durísimo a la hora de reflejar el dolor inagotable tras la desaparición de un hijo. Y le dio la historia a leer a Marta Nieto, la protagonista del corto, la actriz destinada a protagonizar la película y su compañera de vida. Meses después, cuando ambos viajaron a Los Ángeles para asistir a la ceremonia de entrega de los Oscar, la película ya era una realidad.
-¿Qué pensó cuando leyó el guion del largomentraje 'Madre'?
-No tuve la menor duda de que era un viaje que quería hacer; un viaje complejo, lleno de profundidades, que corría el riesgo de no salir bien por sus enormes dificultades y porque esta historia de Elena requería tratarse con muchísimo respeto. Además, confío tanto en la forma de dirigir de Roy [Rodrigo Sorogoyen], admiro tanto su forma de hacer cine, que me embarqué en este proyecto muy tranquila, sin ninguna duda. Tuve muy claro que esta película iba a ser para mí, por fin, la oportunidad de hacer algo de lo que me sintiera orgullosa. Y así ha sido, me siento muy orgullosa de 'Madre'.
-¿Qué se propuso aportar al personaje?
-Desde el primer momento, me pareció que sería muy importante habitar, más que interpretar, todo ese espacio de dolor tan grande que acompaña a Elena tras la desaparición de su hijo. Tuve que adelgazar, que estudiar francés [la película es una coproducción entre España y Francia, con un reparto de actores españoles y franceses que funciona como un reloj], y, sobre todo, tuve que intentar entender muy bien lo que significa una desaparición, que no es una pérdida. Una desaparición conlleva muchísima incertidumbre, que te acerca a la tortura y a la locura diaria, constante, y de la que no te puedes escapar. Convivir con una pérdida de un hijo, por lo que yo he podido conocer e investigar, es una de las cosas más tremendas que puede vivir un ser humano; convivir con su desaparición..., imagínese el horror.
-¿Qué le conmueve de Elena, qué le hace empatizar con ella?
-Cuando, de repente, en tu vida te atraviesa un hecho como este, te cambia completamente; da igual tu carácter, dan igual tus circunstancias, este hecho te modifica toda la estructura. Ella, en el corto, es una mujer a la que yo me sentía muy cercana: práctica, con energía, resolutiva. Después, ya en la película, el hecho de la desaparición de su hijo la hace convertirse en un zombi, en una especie de mujer que sobrevive a la vida todo el tiempo; creo que hay que ser muy valiente para no querer acabar con ella. Pensar en ese limbo en el que ella vive, con la esperanza de que su hijo va a volver, aunque sepa que no será así, me hace sentir un gran respeto y admiración por su fortaleza. El personaje se mueve en unas emociones muy oscuras, recorre unos espacios interiores profundamente densos; se requiere ser muy valiente para sostener una tragedia de este tipo, para sostener tanto dolor.
-De algún modo, da la impresión de que se prohibe ser feliz.
-Intenta estar bien, intenta rehacer su vida, pero es que hay un peso enorme sobre ella que la tiene atrapada. Uno se cansa también de sufrir, de su dolor, de ser la víctima todo el rato. Elena tiene una nueva pareja, y expectativas con un cambio de residencia; pero la realidad es que, y eso es una de las cosas que cuenta la película, lo único que puede equilibrar tanto dolor, esa tragedia, es el amor. Pero lo que ocurre en 'Madre' es que asistimos a un amor que sorprende, que no estaba previsto, a un amor como de otro planeta. Una experiencia de amor te permite, al menos, mirar un poco desde otro lugar todo este espacio tan terrible de sufrimiento.
-El odio es otra de las temáticas de la película. Elena odia a su expareja, al padre de su hijo, que fue quien lo dejó solo en la playa.
-Para mí había una cosa clave. Ella arrastra dos dramas cuando empieza la película: uno, que su hijo ha desaparecido; y otro, que odia terriblemente al padre de su hijo, un odio que la consume. Sin embargo, por la experiencia de este amor, de este encuentro que tiene con Jan, con el niño, empieza a ver las cosas de otro modo. Hasta el punto de que, finalmente, intentará perdonar al padre de su hijo; pero una cosa es intentar perdonar, y otra sentir de verdad el perdón.
-¿Cómo fue su relación con el jovencísimo actor Jules Porier? Es cierto que entre ambos se percibe una gran química, y que se desprende de la pantalla una ternura contagiosa.
-Todo fue muy fácil, porque Jules es muy buen actor y muy inteligente. Que apareciese fue una gran suerte, ¡no dábamos un duro! [risas], porque no era fácil encontrar a un actor para ese personaje. La experiencia ha sido magnífica, nos mirábamos y ya estaban pasando cosas.
-¿Se ha vuelto usted una madre más temerosa con su propio hijo después de esta película?
-No se puede vivir con miedo, aunque cuando rodamos el corto, que es como un puñetazo, de repente le dije a León, que ya tiene 8 años, algunas cosas como: '¡Apréndete mi teléfono y el de papá de memoria...!'. Pero, después, la película ya no tiene que ver tanto con el miedo como con el hastío.
-¿Cómo está siendo su relación con los premios?
-Me acabo de enterar de que estoy nominada a los Feroz [la entrevista con LA VERDAD fue este viernes] y me ha hecho mucha ilusión, como también estarlo a los [José María] Forqué. Muy contenta, la verdad, pero me da pena que la película no tenga más nominaciones. Me siento muy orgullosa del trabajo realizado, que me he currado mucho. En realidad, todos hemos puesto en esta película mucho amor y mucha energía. Me parece que es de puta madre que valoren tu trabajo y reconozcan tu esfuerzo. A mí, lo que más me gustaría es poder seguir haciendo papeles así, complejos [sonríe].
-'Madre' me parece una película magnífica, y estoy de acuerdo con Javier Yuste cuando dice que Sorogoyen «ha elaborado su filme menos accesible para el gran público, pero también el más hondo y humano».
-Yo también lo estoy. A mí me parece un director genial, porque tiene unas capacidades extraordinarias.
-¿Qué procura usted que no falte en su día a día?
-Intento que no falte en mi vida la alegría, el disfrute, porque yo tiendo a ser muy exigente y soy una persona muy seria [sonríe de nuevo]. Así es que procuro que haya un equilibrio y disfrutar de las situaciones maravillosas que también te proporciona la cotidiano. Me gustan los oasis de relax, los necesito.
-¿Y a qué no le presta atención?
-Al mundo de los cotilleos; cuando me vienen con alguno, es como si me hablasen en alemán; no estoy al tanto, ni quiero. No me interesan.
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