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Cuando el sudor es un problema

Cuando el sudor es un problema

Lo es por exceso y también por ausencia

Sábado, 20 de junio 2020

Sale el sol y ya está otra vez el maldito cerco en la camisa... Molesta el sudor a veces, sí. Pero menos mal que sudamos. Porque hay gente que no lo hace. Pocos, a razón de uno entre doscientos, aproximadamene. Sufren anhidrosis –absoluta falta de sudoración– o, más frecuentemente, hipohidrosis –sudoración disminuida–. «Y es un problema grave porque sudar nos ayuda a enfriar nuestra temperatura corporal. Evita que el cuerpo se 'recaliente', con lo que eso supondría: desde dolor de cabeza a caerse desvanecido», explica Javier del Boz, dermatólogo del Hospital Costa del Sol de Marbella y vicepresidente de la sección andaluza de la Academia Española de Dermatología.

En el otro extremo están las personas que sufren hiperhidrosis o excesiva sudoración, un problema que no es menor y que sí es mucho más frecuente que el otro. Afecta en torno al 10% de la población y «puede ser muy limitante». «Imagina que, de repente, te pones a sudar como un loco, te cae el sudor por los ojos. Y a la molestia propia de que eso suceda se une la desaprobación social porque la gente lo asocia a un problema de higiene». Pero no lo es.

Explica el especialista que existe una hiperhidrosis «primaria, que tiene mucho que ver con la genética y que viene a ser como si nuestro termostato estuviese alterado y sudamos cuando no hay por qué o sudamos más de lo que 'toca' en ese momento»; y una hiperhidrosis secundaria «provocada por trastornos hormonales, neurológicos, y otras alteraciones».

Para saber cuánto sudor es 'normal', una referencia que es solo eso, una orientación: «Una persona suda entre 0,1 y 1 litro al día, aunque si sales a correr en agosto, con sol, a las dos de la tarde puedes sudar litro y medio en una hora, de ahí que cuando hacemos ejercicio tengamos tanta sed. El cuerpo es sabio». Y tiene una temperatura óptima entre 36 y 37 grados. Por eso, a mediados de julio con treinta grados en Madrid asoma el 'cerco' en la camiseta, que está haciendo su función, esto es, que no se dispare el termostato corporal.

El problema es cuando uno suda a tres grados y no a treinta, alerta el dermatólogo, que lleva la única consulta específica de hiperhidrosis de Andalucía. «Hay gente que hace resfriados y neumonías de repetición favorecidos porque empapan la ropa», advierte Del Boz.

Se resbala el bolígrafo

Y señala la tres zonas más propensas del cuerpo a sufrir esta sudoración excesiva: axilas, palmas y plantas. Con las limitaciones que implica en cada una de estos casos. «La persona que suda mucho por las axilas se tiene que cambiar varias veces de camisa al día y no suele utilizar colores vivos porque en esas prendas se nota más. El sudor excesivo de manos es un problema para escribir porque se resbala el bolígrafo, se corre la tinta, tienes dificultades para agarrar el ratón del ordenador, un mango, el volante del coche... E incluso para un acto tan cotidiano –hasta hace tres meses al menos– como dar la mano. Y en el caso de los pies, esas personas se ven obligadas a llevar calcetines hasta en verano porque se ponen una sandalias y se resbalan, además de que la sudoración palmar o plantar favorece las infecciones por bacterias, hongos y virus», advierte.

Al margen de estos problemas, otros: «La depresión, la ansiedad... porque el sudor excesivo puede ser incapacitante para realizar tareas en el día a día. Además, mucha gente lo asocia al mal olor –bromhidrosis– aunque no van necesariamente unidos».

Prendas húmedas cuando el cuerpo no es capaz de sudar

Dolor de cabeza, temblores, vértigos, palpitaciones... La enumeración de los síntomas que hace el dermatólogo Javier del Boz corresponden a las consecuencias de un golpe de calor que puede producirse en relación a la sudoración disminuida y a una elevación de la temperatura corporal. Una circunstancia rara que puede ser debida a «enfermedades infecciosas como la lepra, a enfermedades neurológicas, a enfermedades endocrinas como la diabetes, o el hipotiroidismo, al efecto de fármacos como antihístamínicos o antidepresivos, a enfermedades genéticas hereditarias nada frecuentes como algunos tipo de ictiosis ('piel de pescado')...». Las personas que sufren de esta ausencia de sudor tienen que extremar las precauciones para evitar el golpe de calor: «tomar bebidas frías, evitar las horas de más sol, usar prendas húmedas que 'enfríen' el cuerpo...». Una 'labor' esta de la regulación de temperatura que lleva a cabo de manera natural el sudor.

Los tratamientos contra la sudoración excesiva

  • Botox: «Es un tratamiento que funciona muy bien para la hiperhidrosis localizada en la zona de las axilas y su efecto tiene una duración de aproximadamente seis meses. También se puede usar en los casos de excesivo sudor en las palmas pero estos pinchacitos resultan extremadamente dolorosos en esta zona, por lo que sería necesario dormir las manos y, además, exige la inyección de una dosis mayor que en las axilas para lograr el resultado», explica el dermatólogo Javier del Boz.

  • Fármacos: «Anticolinérgicos que impiden que llegue ese estímulo nervioso que le dice a la glándula del sudor que lo libere. La medicación que existe son pastillas, aunque aprobadas para otros usos diferentes, y en el caso de aplicarse en cremas o geles son preparados que hacen en las farmacias».

  • Iontoforesis: «Este tratamiento es especialmente indicado para las plantas y las palmas. Consiste en unas cubetas de agua conectadas a una corriente, donde se introducen las extremidades. La tolerancia es variable y en ocasiones produce hormigueo, enrojecimiento... y solo raramente dolor o ampollas».

  • Antitranspirantes: «Es el tratamiento más extendido para la sudoración excesiva localizada. Se trata de sales metálicas (sobre todo de aluminio) que se pueden aplicar en forma de desodorantes, de toallitas e incluso en líquido. Aunque si la hiperhidrosis es de carácter grave frecuentemente no se obtiene un buen control de la misma. Las limitaciones de este tratamiento son su efecto corto y potencial irritación local...», explica el especialista.

  • Sistemas de microondas: «Destruyen las glándulas sudoríparas de las axilas. Se trata de un tratamiento caro y aún solo disponible en pocos centros privados, aunque con una o dos sesiones realizadas con anestesia local (tumescente) parecen obtenerse resultados definitivos».

  • Cirugía: «La simpatectomía es una intervención por endoscopia a través de la axila. Tiene una tasa de resultado satisfactorio del 95% en las zonas de las axilas y palmas. Es un tratamiento definitivo, pero en muchas ocasiones la persona intervenida de esta manera empieza a sudar de manera excesiva por otras zonas de su cuerpo, lo cual puede ser igualmente limitante para su vida cotidiana, de manera que este tratamiento debe ser considerado la como última opción», advierte el especialista.

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