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Julio Arrieta
Lunes, 17 de febrero 2025, 00:09
En una escena de 'El club de los poetas muertos', el profesor John Keating, interpretado por Robin Williams, anima a sus alumnos a no desperdiciar ... lo que nunca podrán recuperar: el tiempo. Y les susurra al oído «carpe diem». Significa «cosecha el día», o mejor «aprovecha el día», y es una locución latina utilizada por el poeta romano Horacio (65-8 a. C.) en sus 'Odas'. 'Carpe diem' (Espasa) es también el título escogido por Emilio del Río para su nuevo libro, un manual de autoayuda basado en los clásicos griegos y romanos que podría subtitularse «a problemas modernos, soluciones clásicas».
«Los clásicos son autoayuda de la buena, no la de los gurús modernos», asegura Del Río, doctor en Filología clásica por la Universidad Complutense de Madrid y profesor en la misma. De hecho, los gurús actuales recurren a aquellos, de ahí la insospechada popularidad actual del estoicismo, con youtubers que hablan de Marco Aurelio y emprendedores que tuitean a Epicteto y Séneca . El problema es que estas citas «la mayor parte de las veces son inventadas o manipuladas», se lamenta Del Río.
¿Pero por qué deberíamos prestar atención a los clásicos? «Porque en un mundo donde las soluciones instantáneas pero inconsistentes están a la orden del día, los clásicos nos ofrecen respuestas profundas, atemporales y bien fundamentadas, que han resistido la prueba del tiempo y siguen siendo las mejores para enfrentar los desafíos de la vida moderna».
Y no tienen que ser solo los estoicos. «En esto sigo a Cicerón, ecléctico, que no se sujetaba a ninguna ortodoxia filosófica y cogía lo que le parecía mejor de cada una de ellas». Así, del estoicismo «podemos tomar la serenidad ante las adversidades, la fuerza interior para lo que no podemos cambiar y la determinación para vivir según nuestros principios».
Del epicureismo podemos aprender a «disfrutar de los placeres simples, a cultivar la amistad y a valorar los pequeños momentos de alegría que nos ofrece la vida». Horacio, el de 'carpe diem', era epicúreo. Y del escepticismo debemos seguir el ejemplo «de no aceptar las cosas sin cuestionarlas, la importancia de la duda». Seamos eclécticos y veamos algunos ejemplos diversos.
Cambio y serenidad: «En la vida no tienes más remedio que tropezar»
«Pero es que vivir, Lucilio, es combatir», escribió Séneca en una carta al tal Lucilio. Séneca, el estoico, «defiende la idea de que la vida es una batalla constante, no contra nadie, sino para ser capaces de superar las adversidades», explica Del Río. Pero ojo, «serenidad no es inactividad». De nuevo Séneca: en la vida «no tienes más remedio que resbalar, que tropezar». Pero no te resignes, prepárate para ello. Y cultiva la serenidad.
Hay que tener amistades: «Sin amistad, la vida no vale nada»
Cicerón escribió que «sin amistad, la vida no vale nada». Demócrito «también nos enseñó que la amistad no es un lujo, sino una necesidad par que la vida tenga verdadero significado», añade Del Río. Cicerón, que dedicó un tratado a este tema, escribió que «quitan el sol del mundo los que quitan de la vida la amistad».
Orden y hábitos: «Ni un día sin pintar una línea»
«Nada hay más útil ni tan hermoso como el orden», escribió el griego Jenofonte en el siglo V a. C., bastante antes que Marie Kondo. «Porque el desorden»; razonó Jenofonte, «es como si un granjero amontonara juntos cebada, trigo y legumbres, y luego, cada vez que tuviera que hacer una torta o una hogaza de pan, tuviera que separarlos en vez de tenerlos ya dispuestos para su uso». Tampoco procrastines, «del latín procrastinare, de pro- 'adelante', y cras, 'mañana'», aclara el profesor Del Río. Las pequeñas acciones repetidas cada día son importantes. Apeles, el gran pintor griego, decía «Ni un día sin una línea».
Alma y cuerpo: «Tener una mente sana en un cuerpo sano»
Esta se la sabe todo el mundo... o no del todo. Juvenal, poeta satírico romano, escribió a finales del siglo esta máximo que ha perdurado casi dos mil años, 'Mens sana in corpore sano'. Hay que tener un cuerpo sano par lograr el bienestar emocional. En realidad, la frase es parte de un verso, que completo dice 'Orandum est ut sit mens sana in corpore sano', «se debe orar para tener una mente sana en un cuerpo sano». Juvenal criticaba a sus contemporáneos por sus valores superficiales.
El valor del tiempo: «Date prisa en vivir, cada día es una vida»
Acabemos por el principio. 'Carpe diem'. Pero pongamos la frase completa de Horacio: «Aprovecha el día, confía lo menos posible en el mañana». Y rematemos con el hoy tan popular Séneca. «»Date prisa, querido Lucilio, en vivir, y piensa que cada día es una vida».
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