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Es tan escasa como los caballitos del Mar Menor o como un adolescente sin Tiktok. Tan raro es ver a una trabajadora en los puertos ... de la Región, que los que llegan en barcos de tránsito a la dársena deportiva de Juan Montiel, en Águilas, se sorprenden al encontrar la sonrisa de Vanesa García. La marinera aguileña es la única chica en un equipo de 6, aunque otras tres mujeres trabajan en la oficina de recepción del puerto. Es una excepción a pie de muelle.
La joven ayuda a amarrar las embarcaciones, a repostar combustible y otras tareas portuarias. Ya se sabe los nudos esenciales para asegurar las naves y cómo responder cuando los transeúntes le preguntan por el pronóstico del tiempo. «Ayer amarré un velero y me felicitaron por el trato y el buen servicio. Eso te da confianza», afirma.
«Espartaco levanta la cabeza de la hoja de cálculo de excel y mira pensativo al otro lado del mar» - Sergio C. Fanjul
Propuesta Recorre las cuatro calas volcánicas aguileñas, Calarreona, la Higuerica, la Carolina y los Cocedores, donde los esparteros lavaban las fibras y las guardaban en las cuevas.
Canción de mar 'Palomita de mar', de Manuel García, Martirio y Raúl Rodríguez.
Vecinos raros del sótano El pez torpedo se defiende de sus predadores y ataca a sus presas con descargas de hasta 220 voltios.
La vida tranquila pero dinámica del puerto le ha encajado como el aro que le horada la aleta de la nariz. Sus tatuajes no desentonan en el ambiente marítimo del litoral murciano más al sur. Vanesa ya llevaba los genes marinos de sus tíos pescadores. Creció en una huerta cerca de la costa meridional de la Región. «Me he criado con mis primos jugando en la calle a la rayuela, el escondite, la comba y las canicas entre el Tomasín de los piensos, y la Michelín», tiene presente. Su infancia le tararea las voces de los amigos, cuando te llaman para que bajes a jugar y vas a buscar a otros hasta que haces tu primera hermandad, la tuya propia, entre el asfalto y la tierra de extrarradio para callejear hasta deshoras. «Ahora andan con el móvil y la tablet, incluso cuando se reúnen», no entiende la milenial, que prefiere la playa, la brisa del mar y navegar con sus sobrinos, para terminar anclados frente a la isla del Fraile, su horizonte favorito. Allí se quedan a cenar y a bañarse hasta que el cielo se vuelve de caramelo.
A Vanesa le gusta llenar su vida con música y caminatas, cine y amigos de la infancia, flamenco y pop. No se siente una 'rara avis' en un universo tan masculino como el náutico, en el que hasta al almirante Nelson le sobrarían dedos -perdió el brazo derecho y sufrió heridas en los dedos de la mano izquierda- para contar a las mujeres que cogen el timón o que simplemente forman parte de los equipos portuarios, al menos en la costa murciana. Le gusta pensar que puede abrir camino a otras futuras marineras.
Asegura que nunca ha recibido un trato machista, pero sí recuerda que le sorprendió gratamente el anuncio con la oferta de empleo del puerto de Juan Montiel: «Se busca marinero o marinera».
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