El sarcófago del faraón
DE BARCOS Y NAUFRAGIOS ·
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DE BARCOS Y NAUFRAGIOS ·
LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN
Domingo, 8 de agosto 2021, 08:10
Todo naufragio tiene un componente enigmático, como oculto, difícil de descifrar, en su propia morbosidad trágica. Es por ello que llame tanto la atención este ... tipo de sucesos, un naufragio conmueve por su propia desventura y por las circunstancias que en ellos concurren.
La goleta 'Beatrice'
El de hoy quizás sea uno de los más enigmáticos que atesora la costa cartagenera, e incluso me atrevería a decir que, a nivel mundial. Nos trasladamos al mes de octubre de 1838, una goleta británica de nombre 'Beatrice' se enfrenta a una fuerte tormenta mediterránea, un fenómeno meteorológico conocido hoy día como 'gota fría' o DANA, algo totalmente impredecible en el siglo XIX, el barco se encuentra en serias dificultades y la única solución es internarse en el puerto más cercano para protegerse. Ese puerto es el de Cartagena.
Hacia allí se dirigía el 13 de octubre de 1838. A pocas millas de la bocana cartagenera, el 'Beatrice' zozobra contra unas rocas, su navegación descontrolada por las condiciones del mar unido a un corrimiento de su carga provocan su naufragio. Era un tipo de embarcación conocida como 'snauw', que significa hocico, una referencia a la forma escarpada de la proa del barco, con grandes velas cuadradas en ambos mástiles, y una pequeña vela triangular detrás del palo mayor. Su capacidad de carga era de 224 toneladas, y fue construida en Quebec en 1827.
Su capitán y copropietario era Richard Mayle Whichelo, nacido en Brighton (Sussex), tenía unos 52 años en 1838. Pero lo realmente importante era la carga que llevaba este barco cuando naufragó delante de Cartagena.
Nos trasladamos a Egipto. Unos años antes del naufragio, Richard William Howard Vyse, soldado, político y explorador al servicio de su Graciosa Majestad británica se encontraba esquilmando las conocidas pirámides de Giza con un método arqueológico un tanto agresivo, usando la pólvora como herramienta de excavación. En este contexto descubre el sarcófago del Faraón Menkaura (Micerino), un enorme recipiente de basalto. El sarcófago de piedra medía dos metros y medio de largo y un metro y medio de ancho. Su altura era de dos pies y once pulgadas. Vyse estimó su peso en casi tres toneladas. Ante este gran descubrimiento se decidió enviarlo al Museo Británico, junto a otros cientos de piezas. Para el traslado se preparó en agosto al 'Beatrice' que, partiendo de Alejandría, realizaría su travesía hasta el de Liverpool.
La primera escala la efectuó sin problemas en Malta, pero cuando se dirigía hacia Gibraltar, una monumental tormenta le sorprendió frente a Cartagena.
Es en este momento cuando se produce el naufragio. No tenemos mucha información, es el propio Vyse quien aseguró que el barco se había perdido frente a Cartagena y ya nunca más se supo de él, lo que sí se declaró es que la tripulación se salvó al completo, unos veinte hombres y muchachos a bordo, nadando hacia esta ciudad, lo que indica que la distancia entre el naufragio y la costa debió ser mínima.
La compañía de seguros, Lloyd's Register, pagó la cantidad correspondiente al seguro de transporte, pero del rescate de su cargamento nada ni nadie hace referencia.
Aquí comienzan una serie de conjeturas y misterios que hasta hoy día existen y es lo que realmente hace enigmático este naufragio.
Comencemos con la extraña desaparición del capitán Whichelo a bordo del 'Beatrice'. Cuando este realiza su escala en Malta, el capitán ya no está en el barco, al parecer, ni siquiera embarcó en Alejandría. ¿Por qué no estaba a bordo de su propio barco cuando zarpó? Esta pregunta probablemente nunca será respondida, solo un día después de que el 'Beatrice' zarpara de Alejandría su capitán embarcó en otro barco, el 'Blazer', que siguió el mismo rumbo que el anterior.
¿Por qué nunca nadie publicó la relación de los náufragos del 'Beatrice' que llegaron a Cartagena? De momento, en los Archivos de esta ciudad no aparece nada referido a este naufragio, y lo que es más sorprendente, nadie da referencia alguna sobre el lugar del hundimiento, que recordemos debió ser a menos de una milla de la costa. El 'Beatrice' es quizás el caso sin resolver más fascinante de un naufragio que contiene un tesoro mucho más antiguo que la fecha del hundimiento, y su paradero ha atormentado a los arqueólogos durante décadas.
Lo cierto es que en algún lugar de nuestra costa queda por descubrir uno de los mayores tesoros perdidos del antiguo Egipto. Lo han intentado prestigiosos egiptólogos e investigadores submarinos como Zahi Hawass, Robert Ballard, Woods Hole e incluso con la cobertura del National Geographic Society, y por parte española, el egiptólogo Llagostera y, por supuesto, Iván Negueruela, del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), pero sin resultado alguno. El tiempo ha envuelto la historia del sarcófago perdido en romance, rumores y conjeturas, impulsado por la perspectiva de recuperar un tesoro asombroso, no sabemos si con los años y las nuevas tecnologías algún día alguien localizará el sarcófago de Micerino en nuestras aguas, y si lo hace, comenzará otra historia a dilucidar en los tribunales marítimos internacionales para determinar quién 'posee' legalmente el sarcófago: Gran Bretaña, España, Egipto o la compañía de seguros.
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