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¿Quién no ha soñado alguna vez con volar? ProFly Club permite vivir una sensación propia de superhéroes de ciencia ficción a través de la ... práctica del 'flyboard'. La actividad -un deporte acuático denominado 'flyski'- toma popularmente el nombre de la tabla con la que se practica: un artefacto unido a una moto de agua a través de una manguera de aproximadamente 20 metros de longitud. De esta forma la presión impulsa a la tabla a emerger y elevarse, soltando el agua por dos potentes chorros. «En los cursos de iniciación los usuarios suben un metro por encima del mar, pero la sensación es mucho mayor. Los experimentados llegan hasta los 5 metros y los profesionales vuelan 15 o 20 metros», explica Manuel Álvarez, gerente, junto a su hermano Sergio, de ProFly Club La Manga, el único club federado de la Región de Murcia. El negocio abrió sus instalaciones, en el Puerto Deportivo Tomás Maestre, hace un año. «Necesitábamos profundidad para la práctica de la actividad y esta zona, también por su escaso oleaje, es perfecta», indica el instructor a LA VERDAD.
Al contrario de lo que se pueda pensar a juzgar por las impresionantes imágenes, el flyboard es «tremendamente sencillo y seguro», según el monitor. «No hay ningún otro deporte que se aprenda en unos minutos, sin embargo, todos nuestros clientes vuelan en menos de media hora».
¿Dónde? Puerto Deportivo Tomás Maestre (La Manga del Mar Menor)
¿Cuánto? Curso de iniciación: 80€
Reservas 622 233 242
El único secreto es relajarse para eliminar tensiones y mantener el equilibrio. En cuanto a la seguridad, «solo existe el riesgo de golpearnos contra la moto, pero esto no ocurre cuando contamos con profesionales. Yo estoy siempre pendiente de los usuarios y controlo la presión en función de su habilidad para garantizar que no pase nada», asegura Manuel Álvarez. Una profesionalidad que marca la diferencia: «En Ibiza, por ejemplo, el 'flyboard' está muy de moda pero no siempre las empresas miran por el cliente».
La escuela ofrece un curso de iniciación de 40 minutos a precio de 80 euros y sesiones de 15 minutos por 50 euros. «Para los que no conocen estos deportes puede parecer caro pero hay que valorar el gasto de gasolina y material, además de la clase personalizada». Desde luego, para los participantes es un dinero bien invertido. «Merece la pena. Es una sensación increíble. Nunca habíamos realizado nada parecido y repetiremos seguro», coinciden en afirmar tres practicantes tras este chute de adrenalina y tras experimentar, como indica Óscar Scharfhausen, en su segunda experiencia con el 'flyboard', «la indescriptible sensación de volar».
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