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Morcilla de verano, morcilla de guerra, más modernamente morcilla vegana... Este trampantojo histórico de la gastronomía tradicional murciana enraizada en la cocina andalusí es todo ... un descubrimiento gastronómico que ha salvado el pellejo a mucha gente en distintas épocas. Este humilde plato sirvió, por ejemplo, para que los últimos moriscos que resistieron en España a la expulsión, ubicados en el valle de Ricote, aparentaran haberse convertido al cristianismo, ya que se supone que ¡comían morcilla!, producto derivado del cerdo y, por tanto, prohibido por su ¿anterior? religión.
2 berenjenas.
4 cebollas tiernas.
1 bote de piñones.
4 rebanadas de pan rústico.
2 piparras.
1 pimiento rojo.
1 pimiento verde.
1 pimiento amarillo.
1 kg de patatas.+ Aceite de oliva.Sal.Pimienta.Orégano.Cominos.
Más modernamente, durante la Guerra Civil y su posguerra (de ahí otro de sus nombres) quitó mucha hambre en la Región de Murcia, al sustituir a las morcillas auténticas, procedentes de unos marranos que habían desaparecido. Hoy no nos van a salvar el pellejo, pero nos van a dar mucho gustito. Y vamos a hacerla en una versión más sana, evitando todo ese aceite que asume la berenjena. Al horno. Envolvemos en papel de aluminio, individualmente, las berenjenas y las cebollas y las metemos al horno a 180 grados durante 40 minutos.
Bodega: Casa de la Ermita
D.O: Jumilla
Variedades: 60% Monastrell, 25% Cabernet Sauvignon, 15% Syrah.
Precio 9€
A la vez, metemos otra bandeja con un pimiento rojo, otro verde y otro amarillo, untados en aceite y ligeramente salados. Sacamos las berenjenas y las cebollas, pelamos estas últimas y lo picamos todo bien pequeño. Las pochamos a fuego lento en una sartén unos minutos. Añadimos los cominos, el orégano, la sal, la pimienta y los piñones y cuando esté todo blandito, reservamos.
La morcilla de verano es en realidad un magnífico paté que podemos usar de muchas maneras. Con unos pimientos del piquillo; servirlo en un cuenco con unas minitostadas para untar; rellenar empanadillas, hacer un revuelto o servirla con un huevo poché por encima...
Sacamos los pimientos, los dejamos sudar cinco minutos tapados con un paño, los dejamos templar, los pelamos y cortamos en tiras, a los que también daremos un golpe de sartén, a fuego lento, cinco minutos. Tostamos las rebanadas de pan, abrimos longitudinalmente las piparras y les sacamos las semillas y a montar: sobre el pan, el asadillo de pimientos; encima morcilla de verano y, coronando, media piparra. Un bocado espectacular.
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