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Tu propio viaje

JULIO LÓPEZ

Lunes, 27 de agosto 2018, 12:04

Uno de mis amores platónicos se ha ido a Berlín a disfrutar de los últimos días de agosto... él que puede. No es que no me haya invitado; de hecho, ya tenía las maletas preparadas y el billete en la mano cuando me enteré de sus planes. Es que me sorprendió la capacidad de sufrimiento que tienen los que realmente pillan vacaciones y se largan bien lejos.

Resulta que tienes que planificar todo al milímetro, ya sabéis que «la pela es la pela», y medir horarios, hoteles, itinerarios... y todo para tener presente la angustia de no tener más días, más combinaciones o más pasta. Es el sinvivir de los 'vacacioners'.

Aturdido por no poder disfrutar de las mismas oportunidades, me pregunto si en determinadas ocasiones merece la pena sacar la chequera y desparramarse o si deberíamos, solo por una vez, decirnos que tenemos unos días para no hacer nada y ejecutar ese plan con nocturnidad y alevosía.

Evitando la posibilidad de caer en ser 'un Rodríguez', el no hacer nada cuando tienes tiempo libre, puede convertirse en todo un arte que nos transporte al nihilismo más absoluto, al hueco del sofá que nos abraza pasando olímpicamente de contestar correos, al teléfono o incluso a la misma puerta.

Pienso que si es de admirar, que lo es, la capacidad de fugarse de la monotonía o la rutina que nos tenga atrapados el resto del año, también es igualmente admirable aprovechar la coyuntura del 'me da todo igual' y convertirse en un comprometido activista de esta corriente filosófica que no sé si me acabo de inventar.

Mirarte al espejo y llegar a la conclusión de que 'en casa como en ningún lado' admito que tiene ciertos parámetros peligrosos, como los de caer en la tentación del chocolate que luego no se quita ni con serrucho o el de sentarte en el portal y contar los coches que pasan, esos pequeños placeres.

Pero en ningún caso será el sufrimiento que supone ahorrar los quinientos napos que costará asistir, como dios manda, a la gira de Madonna. Presupuesto imprescindible para no perderse nada en el siguiente paréntesis vacacional que se dará mi amor platónico. Guapo como él solo.

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