Más Toms y menos Borjas

Ahora asegura estar recibiendo bullying y se muestra como una víctima del odio que hay en España y en las redes sociales. Que haberlo, haylo, pero en este caso la denuncia pública ha funcionado. Callando no se habría conseguido. Ante el acoso y el abuso no hay que callarse nunca. Preocupante también es que personajes así tengan miles de seguidores que jalean sus conductas y le rían las gracias, pero esa es otra columna.

Precisamente esta misma semana, Tom Holland, el actor que encarna al último Spider-Man, anunciaba que se tomaba un descanso de sus redes sociales debido a la ansiedad que le ocasiona recibir tantos comentarios negativos en Twitter e Instagram. En su despedida pone de manifiesto la innegable influencia que las redes sociales pueden ejercer sobre nosotros y conciencia acerca de la necesidad de buscar ayuda sin avergonzarse, rompiendo el estigma contra la salud mental ante sus 67 millones de seguidores.

Es urgente dejar de subestimar la dependencia real que existe de los móviles y sus aplicaciones y los efectos nocivos que provocan como ansiedad, depresión, insomnio, consumo de discursos que favorecen las inseguridades, etc. e implantar medidas para hacer de la red un lugar mejor. Este mundo necesita más Toms y menos Borjas.