Secciones
Servicios
Destacamos
Ellos no estaban allí y yo tampoco. No hizo falta ni decirlo. Ni yo había logrado dar con aquel lugar tras atravesar a oscuras ese ... trocito de desierto, a las tres de la mañana, en alguna parte de Cabo de Gata; ni ellos nos habían recibido con una sonrisa y unas bebidas frías.
Alguien que los conocía nos había prometido que estarían en el sitio aquella noche, aunque yo no las tenía todas conmigo. Se lo expliqué al más alto, que ejercía de anfitrión al otro lado de la barra: no era la primera vez que intentaba ir allí, un bar en mitad de la nada, anclado en el tiempo entre canciones de los 60 y los 70, del que había escuchado grandes historias, la idea de un hombre que quiso fundar su propio mundo y se quedó a vivir en él. Le conté que, unos años antes, incluso había llegado a plantarme en la puerta, pero la había encontrado cerrada. Fue el día en que averigüé que el local, tras décadas de actividad, se había apagado para siempre por una disputa de licencias antes de que yo pudiera conocerlo.
Ellos eran siete u ocho. La tribu: el dueño, algunos antiguos camareros y un par de amigos. «Seguimos juntándonos una vez a la semana. Abrimos la barra, ponemos un poco de música y pasamos la noche, porque esto no se puede perder», soltó el camarero mirando alrededor, como si todavía pudiera ver el espacio lleno de gente. Luego preparó sin preguntar una hilera de tragos cortos para todos, cortesía de la casa. Así, según explicó, con esas pequeñas reuniones, todavía algunas noches el bar regresa a la vida discretamente, reconvertido en un recinto privado donde unos amigos que no hacen preguntas a los desconocidos celebran el pasado. Con ellos hablamos de batallas perdidas y de Rory Gallagher, con ellos brindamos y honramos todas las cosas muertas. Y al amanecer, mientras nos disolvíamos sigilosamente, los vimos perderse entre el polvo y las risas, y supimos que en su derrota había también una victoria incontestable: nadie puede acabar ya con algo que ni siquiera existe.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.