Las mujeres invisibles

Vivimos en una sociedad que penaliza la edad, que exige que vivamos en la idea de la eterna juventud, sometidas a un canon de belleza impuesto e irreal, que nos va invisibilizando según envejecemos. A pesar de que el edadismo afecta tanto a hombres como a mujeres es, en estas últimas, donde esa tiranía es implacable.

Mujeres exitosas en lo profesional y personal, con más autoestima que cuando tenían veinte años, se llenan de dudas e inseguridades porque su físico ya no es el que era, porque no reconocen como propia, desde este lado del espejo, la falta de tersura, la fuga de la firmeza y los estragos de la ley de la gravedad. Hay que aflojar las exigencias, las externas y las internas.

Decía Bioy Casares que al envejecer, porque las mujeres envejecen mientras ellos maduran, se vuelven invisibles para los idilios. En esta segunda etapa de su vida, dejan de ser la mamá de Javi o la mamá de Alfonso, recuperan su identidad y se convierten en personas atractivas tanto en el físico como en experiencia y saber acumulados.

Conozco mujeres maravillosas, inteligentes y bellas que están solas porque no son suficientemente jóvenes, suficientemente delgadas y sobre todo, suficientemente fértiles, mientras sus contrarios miran a la siguiente generación buscando una madre para sus hijos.

Yann Moix, no sabes lo que te pierdes.