La Mar de Músicas 2023
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La Mar de Músicas 2023
La moneda cayó por el lado de la decepciónUna de las principales características que presenta el salmón es su capacidad para nadar corriente arriba a una velocidad media de casi siete kilómetros diarios, pudiendo incluso saltar hasta cuatro metros de altura, cifras y condiciones que posibilitan que supere prácticamente todos y cada uno ... de los obstáculos que se encuentra por el camino. Pues bien, que el apodo más conocido de Andrés Calamaro sea, precisamente, 'El salmón' es, además de una estupenda forma de reivindicar aquel disco quíntuple con el que el argentino inauguró el siglo XXI, una manera ideal de definir la trayectoria vital y artística de uno de los compositores y cantantes más importantes que ha dado el rock en español. Y es que, si algo ha hecho Calamaro desde que iniciara su ruta profesional en los ochenta, década en la que sobresale su participación en los esenciales Los Abuelos de la Nada, ha sido sobrevivir a torrentes de polémicas, expectativas, desapariciones voluntarias, leyendas vampíricas, tópicos de tono añejo, titulares rimbombantes y declaraciones incendiarias, así como, en lo que respecta al ámbito musical, a la alargada e implacable sombra de sus dos cumbres, 'Alta suciedad' (1997) y 'Honestidad brutal' (1999), listones anclados en lo legendario con los cuales se ha ido midiendo, de manera tan perezosa como injusta, el resto de su extensa discografía posterior. Unas comparaciones que, por cierto, han señalado como supuestas obras menores a trabajos tan magníficos como 'La lengua popular', 'Bohemio' o 'Cargar la suerte'. Dicho queda. Quizás por eso, la desagradable sorpresa que nos llevamos en su paso por La Mar de Músicas fue descubrir que, a estas alturas de la película y después de tantos mapas recorridos, existe una pieza capaz de derrumbar su figura como si de un frágil castillo de naipes se tratase. Una 'kryptonita' en forma de pantalla de móvil que provocó que su concierto en Cartagena terminará resultando algo muy cercano al desastre total. La corriente digital llegó y, a partir de ese momento, el naufragio resultó tan inevitable como doloroso.
Artistas: Crudo Pimento /Bab L' Bluz / November Ultra / Andrés Calamaro
Lugares: Plaza del CIM / Plaza del Ayuntamiento / Patio del antiguo CIM / Auditorio Paco Martín del Parque Torres
Calificación: Bueno / Bueno / Notable / Suspenso
Tampoco es que la noche en un abarrotado Auditorio Paco Martín del Parque Torres hubiera empezado a lo grande. La frialdad con la que fueron recibidos clásicos como 'Output-Input', 'A los ojos' o 'Me arde' pareció fuego en comparación con la indiferencia general provocada por temas más recientes como 'Cuando no estás', 'Verdades afiladas' o 'Tantas veces', por lo que, desde el principio, se notaba en el ambiente que algo no estaba funcionando. El argentino, acostumbrado a deleitarnos a sus fieles con posturas imposibles, interpretaciones apasionadas y múltiples interacciones, se mostraba distante, incómodo y ausente. Y no es tanto que no saludara o agradeciera en ningún momento al público, su idolatrado Bob Dylan tampoco lo suele hacer y aceptamos el trato, como que la forma en la que nos trató rozó el bochorno. Al menos, el motivo de esta actitud terminó saliendo a la luz cuando el artista hizo un par de comentarios irónicos sobre los múltiples vídeos y fotografías que se le estaban realizando desde las primeras filas, lanzando dardos envenenados que cayeron como una losa de la que ya no pudimos escapar. Y así llegamos al colmo de los colmos: una banda y un público luchando por levantar un concierto sin contar con un mínimo de ayuda por parte de una estrella protagonista que optó por dejar de cantar como ofensiva medida de protesta o, todavía peor, hacer señales a sus compañeros para que abandonaran el escenario lo antes posible, intentando así recortar al máximo posible la (nada dulce) condena a la que parecía estar siendo sometido.
Y es que, por más que el exceso de móviles en los conciertos y esa extraña manía general por querer registrar cada segundo sin disfrutar de la experiencia de manera directa y genuina sean debates interesantes, puede que incluso necesarios, no deberían ser un motivo para boicotear todo un concierto, principalmente porque, como ocurrió en este caso, pagamos un buen número de justos por 'pecadores'. Comillas subrayadas. Puestos a buscar algún oasis en el desierto, aunque sea bastante complicado, queda el inspirado tramo en el que el Niño Josele adornó 'Estadio azteca', 'Los aviones' y 'Para no olvidar' con la maestría de su guitarra y destellos muy puntuales como 'Flaca', 'Maradona' o 'Crímenes perfectos'. Poco que salvar para un concierto tocado y hundido por cuestiones extra musicales. Aunque, bueno, si queréis conocer la historia un poco mejor, el propio Calamaro la ha explicado en, ejem, varios vídeos grabados con su móvil para Instagram. Decepción rima con contradicción.
Afortunadamente, el mal sabor de boca que dejó el argentino no fue lo suficientemente grande como para borrar la enorme sonrisa en el rostro que nos había dibujado previamente November Ultra, nombre artístico de Mélanie Pereira, ganadora del premio La Mar de Músicas 2023 tras ser propuesta por la Asociación Cultural Paco Martín y avalada por un jurado formado por las periodistas españolas Amelia Castilla (El País), Ana Sánchez Moreno (TVE), Laura Piñero (SER), Lara López (RNE) y la productora Isabel Sánchez (Sonde 3). Un reconocimiento que la joven parisina de ascendencia murciana agradeció con una maravillosa naturalidad que mantuvo a lo largo de una actuación deslumbrante en su sencillez, divertidísima en sus confesiones, enternecedora en sus declaraciones de amor familiar, acogedora en su ternura, poética en sus silencios e inspiradora en su belleza. Solamente el sonido de las gaviotas que sobrevolaban el patio del antiguo CIM lograban despertarnos momentáneamente del feliz estado de hipnosis en el que nos sumió una artista de voz prodigiosa, maneras melódicas tan sencillas como elegantes y canciones mayúsculas como 'Miel', 'Le manège' o la sobrecogedora 'Open arms'. El mejor concierto del día y uno de los más especiales de lo que llevamos en esta edición.
Antes de entrar en ese estado de ensoñación tan maravilloso, los conciertos gratuitos que abrieron la tarde del lunes nos trasladaron hacia terrenos completamente distintos. En primer lugar, Crudo Pimento, el dúo murciano formado por Raúl Frutos e Inma Gómez, volvió a ilustrar su condición de propuesta inclasificable con un directo salvaje que, a pesar de no contar con el mejor sonido, logró transformar el mar cercano a su escenario en todo un viaje de blues, ritmos orientales y músculo industrial, regalando incluso un par de espectaculares momentos de flamenco electrónico con la colaboración del bailaor Pablo Egea. Un repertorio mutante que abraza sin reparos al rugido del exceso y el misterio, de lo inesperado y lo indescifrable. Por último, el grupo franco-marroquí Bab L'Bluz, liderado por el talento vocal e instrumental de la carismática Yousra Mansour, inyectó seductoras descargas de rock ácido y blues psicodélico a una música tradicional que, sin embargo, resonó con el nervio del aquí, el impulso del ahora y la fascinación de la sorpresa. Pura Mar de Músicas.
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