
Ricardo Robles: «Mi número de teléfono lo tienen en Murcia hasta los perros y los gatos; y siempre lo cojo»
Estío a la murciana ·
El día de la comunión de mi hija tuve que salir corriendo para un trasplante; y lo mismo pasó el día de su boda»Secciones
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Estío a la murciana ·
El día de la comunión de mi hija tuve que salir corriendo para un trasplante; y lo mismo pasó el día de su boda»Nacido en Murcia en 1955, padre de tres hijos y abuelo de cinco nietos. Exfutbolista. Catedrático de Cirugía de la UMU y responsable de la ... Unidad de Cirugía Hepática de Alta Complejidad del Hospital Virgen de la Arrixaca. También es cirujano jefe de la plaza de toros de Murcia y de varios cosos más de la Región. Tiene amigos por doquier.
-¿Le gusta cantar?
-A mi mujer le canto de vez en cuando [sonríe] canciones como 'El gato que está triste y azul' [de Roberto Carlos] y 'Un ramito de violetas' [de Cecilia].
-El niño que fue.
-Era muy travieso y estaba loco por el fútbol; estudié en los Salesianos de Cabezo de Torres, donde teníamos nuestra misa en latín, con el culo de espaldas y todo eso. Recuerdo que cada dos por tres mi hermano me tiraba una piedra a la cabeza y me dejaba una señal.
-Vaya, muy interesante.
-[Sonríe] Yo quería ser como él, irme siempre con él...; cosas de hermanos en aquellos años.
-¿Se le pasó por la cabeza irse al seminario?
-Hubo un tiempo, a los catorce o quince años, en el que me lo plantearon y me lo planteé, pero esa idea yo sabía que no podía llegar a consumarse porque me gustaban muchísimo las chicas.
-Las chicas.
-Yo era muy tímido con ellas, me costaba relacionarme...; la verdad es que eran ellas las que se interesaban más por mí y se me acercaban.
-¿Y finalmente?
-Me hice novio de mi mujer cuando yo tenía 17 años y ella 15 años. Y hasta ahora, más de 50 años juntos. Nos conocimos cuando yo estaba estudiando el Bachiller nocturno en el Alfonso, porque trabajaba por la mañana. Empezamos a coincidir en la misma parada de autobús...; resulta que teníamos amigos comunes y un día coincidimos en un guateque. Y aquí estamos, con una relación muy sólida, tres hijos y cinco nietos. Mucha gente nos dice que lo nuestro es de película [ríe].
-¿Por qué estudió Medicina?
-Cuando acabamos el COU nocturno, un amigo mío y yo decidimos que haríamos enfermería... Mi hermana, que tiene dos nietas, nació con polio unos meses antes de que a España llegara la vacuna. La operaron en diez ocasiones, seis o siete de las veces en Madrid. Lo pasó muy mal, fue muy duro. Recuerdo que siempre me decía: 'Tienes que ser médico, tienes que ser médico', por no decirme directamente que traumatólogo, para así atenderla a ella, y al final le dije a mi amigo Domingo que yo me iba a Medicina. Después, lo de la especialidad en Cirugía fue por el doctor [Pascual] Parrilla.
-Pascual Parrilla.
-Yo estaba en segundo de carrera cuando me dio clase, y ya el primer día que lo escuché para mí fue una iluminación. Es como el flautista de Hamelín, tiene una capacidad de atracción enorme. Y, de hecho, a los números uno de la facultad nos iluminó de tal manera que muchos acabamos haciendo Cirugía. Cuando un día lo vi operando ya no tuve la menor duda: '¡Esto es lo mío!'.
Un sitio para tomar algo con amigos En El Calcetín y en Romero.
Una canción 'Un beso y una flor', de Nino Bravo
Un libro 'El médico', de Noah Gordon.
¿Qué consejo daría? Aprovecha cada día con el que te encuentres, lo que pasará mañana no lo sabemos.
Un aroma Limón.
Un lugar al que volver siempre Tragacete (Cuenca)
Un viaje pendiente A Praga con mi mujer. Cuando estábamos a punto de irnos allí unos días tuvimos que cancelar el viaje porque un paciente empeoró
¿Les gustaría ser invisible? A veces sí.
Un personaje histórico Felipe II.
Un baño ideal En el Alto Tajo
Un héroe o heroína de ficción Mortadelo y Filemón
-El servicio militar.
-Vi que algunos amigos se habían librado de la mili por tener el pie caído -exceso de curva-, y como yo lo tenía por todo lo que jugaba al fútbol, me libré también. Cuando estás mucho tiempo de pie te vienen calambres; de hecho, yo muchas veces a mitad de una operación me tengo que sentar en una silla especial.
-La tentación de creerse Dios.
-¿Creerme Dios? Le voy a contar un caso muy reciente que nos ha dejado tocados: hemos perdido una vida de 15 años, tenía sólo 15 años... Es muy complicado este trabajo: hay pacientes que necesitan trasplantes y a los que no podemos meter en lista de espera porque no cumplen los criterios. Como no hay órganos para todos, tú tienes que seleccionar a los pacientes. Tenemos unos criterios de selección que son muy estrictos, ¡ojalá hubiera órganos para todos!
-¿Qué le dice a la gente joven de su equipo?
-Lo mismo que a mis alumnos: al paciente lo tienes que ver y que tratar como si fuese tu padre, o tu madre, o tu hermano, o tu mujer, o tu hijo...; y si te levantarías a las cuatro de la mañana para atender a tu madre, lo mismo tienes que hacer con el paciente. Y si tienes que dedicarle un domingo, dedícaselo igual que se lo dedicarías a tu hijo.
-¿Qué recuerda?
-El día de la comunión de mi hija tuve que salir corriendo para un trasplante; y lo mismo pasó el día de su boda.
-El padre que es.
-[Ríe] Dos de mis hijos no han querido saber nada de estudiar Medicina, han visto que su padre no tiene horarios y que tiene el teléfono operativo en bodas, bautizos y comuniones. Sólo uno de ellos hizo Medicina y ahora es psiquiatra, pero porque lo engañé y lo matriculé en Medicina sin que él lo supiera.
-¿Y en lo personal?
-Sólo he tenido y tengo en mi vida dos amores: el trabajo y la familia. Yo iba mucho con mis hijos a los partidos del Real Murcia, pero dejé de hacerlo porque estaba en el campo, me llamaban y me tenía que ir. Ahora estoy planteándome hacerme socio otra vez, y llevar a mis nietos. El tiempo libre quiero pasarlo con mi familia; a mis hijos los hemos dejado muy poco en casa de mi madre o de mi suegra, y si yo tenía que irme de viaje se venían conmigo. Por suerte, a mis hijos y a mis nietos les gusta estar con mi mujer y conmigo y que viajemos todos juntos.
-¿De qué está orgulloso?
-Por ejemplo, la Unidad de Cirugía Hepática de Alta Complejidad que dirijo en [el Hospital Virgen de] la Arrixaca está muy bien relacionada con los mejores centros especializados del mundo. Estoy muy orgulloso de mi equipo. El año pasado organizamos un congreso en Murcia de cirugía de hígado, páncreas y trasplantes al que vinieron los mejores cirujanos del mundo y que fue todo un éxito.
-El deporte.
-Mi pasión era el fútbol, al que ahora no puedo jugar porque la rodilla no me lo permite; tuve una lesión grave jugando en el Santomera, en el primer año de Vicente Carlos Campillo como entrenador. Esa pasión por el fútbol la han heredado mis nietos.
-Su equipo.
-Soy del Barça.
-Pascual Parrilla me dijo que Messi era Dios.
-Yo vi jugar con 5 o 6 años a Alfredo Di Stéfano, y vi jugar a Maradona, y a Cruyff..., pero no he visto nada igual a lo que ha hecho Messi durante muchos años. El Barça no hace bien las cosas desde el punto de vista deportivo. Muchos amigos me dicen que por qué no me cambio al Real Madrid, y yo les digo, de broma, que por no abandonar al 60% de catalanes que quieren ser españoles [ríe].
-¿Qué fue un error?
-Estudiar francés en lugar de inglés en los colegios durante décadas. Eso nos ha supuesto un problema a muchos porque el inglés es necesario para moverte en y por el mundo.
-¿Nunca pensó usted en irse a vivir y a trabajar a otro sitio?
-Seriamente no. Aquí, en Murcia, siempre hemos tenido los medios y los apoyos del doctor Parrilla, que nos ha dejado desarrollarnos. Si tú estás a gusto en el sitio donde estás, no te planteas irte.
-¿Llegó a tocar fondo?
-No. Mire, acaba de fallecer el hijo de un compañero mío que se encontraba fuera de España...; estaba haciendo deporte y le dio un infarto. Tiene que ser terrible para los padres...; no he experimentado la depresión, gracias a Dios, tiene que ser muy duro sentirse así, sin ganas de vivir. Hasta ahora yo he tenido la suerte de vivir cada día intensamente, aprovechándolo al máximo.
-¿Se siente cansado?
-Voy a cumplir 69 años y no me siento cansando ni física, ni mentalmente; me siento útil. El otro día, un conocido se empeñó en que él era mayor que yo, no se creía la edad que tengo y yo le decía: 'Que sí, hombre, que tú eres más joven que yo y tienes que llamarme de usted' [ríe]. A mi padre empezaron a salirle canas a las 77 años.
-¿Camina mucho?
-Por el hospital, cinco o seis kilómetros al día; para hacer otro tipo de ejercicio no tengo tiempo.
-¿Algún alimento prohibido?
-No como callos, ni caracoles, aunque los caracoles en el arroz y verduras no me molestan. No soy carnívoro. Antes de empezar a operar, el hígado me gustaba mucho, pero hace ya mucho que no puedo comer vísceras.
-¿Barco tenemos?
-No. Un amigo me dijo que los dos días más felices de su vida fueron los siguientes: cuando se compró un barco y cuando lo vendió. No me gustan las esclavitudes.
-¿Morimos y ya?
-Yo soy católico apostólico y romano, aunque desafortunadamente no soy muy prácticante porque tampoco tengo tiempo. Lo que sí hago es tratar de ayudar al prójimo todo lo que puedo. Yo sí creo que habrá algo más allá de la muerte.
-Los milagros.
-¡Claro que los vemos! He tenido pacientes que pensaban que no saldrían adelante y que llevan vivos diez y quince años.
-Estar operativo.
-Mi número de teléfono lo tienen en Murcia hasta los perros y los gatos. Y siempre lo cojo, porque pienso que en cualquier momento me puede llamar un paciente que tiene un problema. Cojo el teléfono a la hora que sea. Lo tengo desde el 89 y no lo he desconectado ni un solo día.
-¿Duerme bien?
-Duermo pocas horas, pero profundamente.
-Los toros.
-No soy muy aficionado... Realmente, sin tener que hacerlo por trabajo, creo que sólo he ido a una corrida fuera de Murcia en la que se despedía Pepín Liria. Soy amigo de todos los toreros de la Región y de muchos banderilleros. Ahora llevo varias plazas, además de la de Murcia. Por suerte no se me ha muerto nadie, pero he tenido algún caso muy grave que pensaba que fallecía dentro de la ambulancia. La verdad es que yo no soy taurino ni antitaurino. Voy a los toros por trabajo.
-¿Alguna decepción?
-Llevaba cuarenta y tantos años sin que me hubiera fallado nadie, hasta ahora que me ha fallado un vecino en el que confiaba mucho. Yo confío mucho en las personas, abro mi corazón y me entrego, y si después alguien me sale rana qué le vamos a hacer.
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