
Mariano Bo: «La Justicia es lenta, pero llega»
Estío a la murciana ·
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Estío a la murciana ·
«El rey Juan Carlos ha sido el mejor comercial de España, pero debería haber declarado las comisiones», considera el abogado penalistaMariano Bo (Cartagena, 1960), abogado penalista. Conoce bien el éxito profesional. Dos matrimonios, tres hijos y un nieto al que su yerno, «que es maravilloso», ... se empeño desde el día en que nació en que solo se le llamase Paco. Dice: «Si alguna vez me pasara algo, me defendería un abogado de Murcia». Y se ríe cuando cuenta este chascarrillo sobre su profesión: «Hacía tanto, tanto frío, que el abogado llevaba las manos en sus propios bolsillos». Conserva joven su espíritu.
–¿Qué tal durante el confinamiento?
–Lo pasé muy mal: veinte días completamente aislado, en una habitación de doce metros cuadrados.
–Leo: «España es el país de Europa con más contagios». ¿Por qué?
–Esto le ha sorprendido a todos los gobernantes de todo el mundo, pero especialmente a nosotros, que somos muy poco previsores. Además, cuando se acabó el confinamiento nadie nos dijo 'el virus sigue vivo por ahí', y la gente empezó a cometer actos de irresponsabilidad que no los están cometiendo en otros países. Yo renuncié a celebrar la fiesta de mi 60 cumpleaños, por ejemplo. Todos los días veo que nos saltamos las normas, el español es así.
–Así de simples.
–Parece que nos tienen que marcar siempre al camino, somos apáticos para muchas cosas y, sí, nos gusta saltarnos las normas, es algo que va con el carácter español. Esto tiene muy poca gracia y, además, es una idiotez. A lo que se añade que hacer un poco el chorra en verano parece en este país de obligado cumplimiento. También le digo que he visto a personas mayores saltarse más normas que a los jóvenes, no soy tan crítico con ellos. Y creo que influye que no nos han transmitido bien la gravedad del asunto. Aquí, en España, en Educación, Sanidad y Justicia nos pueden pillar siempre con el carrito de los helados, porque, al final, en estas parcelas tan importantes, donde se debería funcionar con un consenso mucho mayor, se improvisa siempre. Se cambian las leyes continuamente.
–¿Buenos por naturaleza?
–Creo que sí, yo tengo mucha confianza en el ser humano, a veces demasiada y, por eso, me sigo llevando palos. Muchas cosas importantes, como el medio ambiente, nos importan un carajo, pero, a pesar de todo, pienso que toda persona, en el fondo, es buena. Y tiene razón Thomas Hobbes: el hombre es deseo de poder. Cada uno tira para su lado y se olvida de los demás. Pero la gente, salvo algunos retorcidos, tiene buenos sentimientos.
–¿Qué se pregunta?
–¿Para qué nos empeñamos en funcionar por interés, y en querer tener más y más, si al final nos vamos como venimos, sin nada? ¿Para qué perder el tiempo siendo insaciables? Vivir es muy urgente, porque la vida dura muy poco; a mí se me ha pasado el tiempo volando, lo he ido haciendo todo sin darme cuenta.
–¿Qué me dice usted del Rey Juan Carlos?
–Que, desde un punto de vista comercial, el Rey Juan Carlos ha sido el mejor comercial de España, lo que pasa es que debería haber declarado las comisiones. No veo a ninguna persona capacitada para venderles a los árabes, por encima de los alemanes y sus empresas, el tren a La Meca. Hay que reconocerle que ha sido el mejor comercial de España, y también su papel extraordinario en la Transición; pero, al final, ha dado muy mal ejemplo. Los españoles lo teníamos en un pedestal.
–¿Y Doña Sofía?
–Me cae bien, es la elegancia personificada. Podría ser perfectamente la reina de Inglaterra.
–¿Políticamente qué?
–Yo he votado a todos, menos a los extremos, porque aquí ya no te aclaras; he votado al PSOE, al PP, a todo lo que he pillado por ahí por en medio. Hasta a IU, porque escuché una vez por la radio a Gaspar Llamazares y dije '¡coño, qué bien habla este tío'. Me pareció creíble. Pero tengo la sensación de que casi siempre me he equivocado.
–¿Qué no puede ser?
–Que las leyes las hagan los ingenieros agrónomos, y los puentes los abogados. ¿Por qué no? Pues porque, entonces, los puentes se caen y las leyes son una castaña. Además, si los políticos, en general, tuvieran una mejor formación, una preparación más exigente, algo mejor funcionarían.
–¿Vergüenza qué le da?
–Veo a Donald Trump y me da vergüenza, veo a Boris Johnson y no puedo entender cómo los ingleses han podido elegir a este tío.
–¿A Pedro Sánchez lo ve y le da vergüenza?
–No, no me da vergüenza; le ha tocado una mala época.
–¿Qué fue usted?
–Muy travieso hasta los 13 años; a partir de ese momento, cambié y, desde entonces, creo que, incluso, me paso de responsable y de formal.
–¿Qué no deja de hacer?
–Vengo de correr doce kilómetros; lo hago un día sí y otro no, durante todo el año. Salgo a correr a las siete menos cuarto de la mañana, y llego al despacho sin mala leche. No me hacen falta las pastillas para dormir, y es una buena forma de combatir el estrés.
–¿Listo?
–No me considero listo, lo que soy es muy trabajador y muy espeso; pero, si trabajas, al final hay resultados. No me considero una persona inteligente, de las que hay muy pocas. Tengo mucha fuerza de voluntad, me exijo mucho y exijo mucho también a los que están conmigo. Creo en los equipos.
Un sitio para tomar una cerveza. Plaza de las Flores. Murcia.
Una canción. 'My Way', de Frank Sinatra.
Un libro para el verano. 'Terra Alta', de Javier Cercas.
¿Qué consejo daría? No lo olvides: vivir es urgente.
¿Cuál es su copa preferida? De vino y con amigos.
¿Le gustaría ser invisible? No.
¿Su héroe o heroína de ficción? Rick [personaje de 'Casablanca']
Un epitafio «Lo intenté todo».
¿Tiene enemigos? Creo que no, pero siempre hay.
¿Lo que más detesta? La apatía.
¿Un baño ideal? En la Cala de la Lombriz. Torre de la Horadada.
–¿Qué casos empezó llevando?
–Empecé en el mundo mercantil, pero hubo una operación de blanqueo de capitales en la Costa del Sol, en la que detuvieron a unos abogados y a un notario; me llamaron y ahí me enamoré más del penal. Lo que intento es no llevar casos de violencia de género, ni de abusos sexuales.
–Dígame una verdad verdadera.
–En Murcia, están los mejores profesionales del Derecho: jueces, fiscales y abogados. ¿Por qué? Pues no lo sé, no sé si será la Facultad de Derecho, la cerveza o lo que será. Otra verdad: la Justicia es lenta, pero llega. Aquí, en Murcia, se tienen menos medios que en las demás comunidades. Nos tienen olvidados.
–¿Qué tiene bien claro?
–La suerte hay que buscarla.
–¿Alguna vez ha sentido que se le caía el mundo?
–Lo sentí con 40 años; yo vivía muy bien y muy feliz y, de pronto, todo junto, llegaron las muertes de personas muy queridas e importantes, y mi divorcio. Sé muy bien lo que es pasar una crisis personal dura.
–¿De qué tiene la suerte?
–En Vélez-Rubio, el pueblo de mi mujer, Conchi, donde tenemos una casa, todos los viernes disfrutamos de una tertulia con varios matrimonios amigos. Cada uno es de un color político, y se lían unos tomates interesantes [risas]. No existe la felicidad continua, pero, por fortuna, existen los ratos con los amigos y la satisfacción del trabajo bien hecho.
–¿Qué tiene dicho?
–En el despacho tengo dicho que, cuando hay un plazo de cinco días, al tercero vence.
–¿Qué no le cansa?
–Ver 'Casablanca' [(Michael Curtiz, 1942)]
–¿Y qué ha comprobado?
–He viajado mucho, y tengo claro que España me gusta más que ningún otro lugar del mundo. Es donde mejor se come, y la gente es maravillosa, pese a todo.
–¿De qué equipo es?
–¡Del Atlético de Madrid, hombre!
–¿Qué hizo en su día?
–He sido camarero en la pizzería Roma, tengo mucha experiencia poniendo cañas.
–¿Para qué es un lince?
–Para detectar tontos. Tampoco me engañan los aprovechados, que no me gustan nada.
–¿Para qué se ha dado ya por vencido?
–Para que en este país haya unas leyes en condiciones, solo se les ponen parches. Dije en una conferencia que el Código Penal tiene tantos parches que al final es una castaña. Cada vez que viene algún problema, lo cambian, y eso no puede ser.
–¿Qué es importante?
–Las buenas ideas, vengan de donde vengan. Mi madre era del PSOE, la familia de mi padre de derechas; mi madre de Cartagena, mi padre de Murcia. Yo soy pura contradicción, una mezcla.
–¿Qué no es saludable?
–Que el mismo partido esté gobernando en una región más de ocho años. Hay que evitar que se creen malos hábitos. La alternancia es sana.
–¿Qué se ha propuesto?
–A ver si fuese yo capaz de entender por qué la gente no se conforma nunca con nada.
–¿A veces qué?
–A veces no está mal tener mucho carácter, pero puede que, en ocasiones, me pase un poco en mi afán de ser claro.
–¿Por ejemplo?
–Una vez vino un político a mi despacho a que lo defendiera. Le dije: '¿Pero tú no te acuerdas de que a mi padre lo jodiste vivo?'. Y claro que se acordaba, pero me explicó que quería que yo llevase su caso porque sabía que era «muy bueno, muy serio y muy discreto». Ya, ya, 'y tú eres muy cabrón y sigues siendo muy sinvergüenza y un golfo'. ¡Mi socio se echaba las manos a la cabeza! [Risas]
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