Dolores Galindo: «Lo importante es que los padres lleven a los niños al teatro; educar en artes es vital»
Estío a la murciana ·
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«Estoy abierta a trabajar como actriz e intento estar entrenada para ello»Murciana, del barrio del Carmen, Dolores Galindo (1969), actriz, profesora de Interpretación y actual directora de la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia (ESAD), elige Almería, tierra de su pareja -el director de escena y profesor de la ESAD Javier Mateo- y las playas ... de Aguadulce para desconectar en verano, aunque no olvida sus veranos de niña en Los Narejos (Los Alcázares), donde sigue visitando la casa familiar, y aprovecha para reivindicar el Mar Menor. «Hay que protegerlo y cuidarlo. Ahí está mi memoria emocional. Yo recuerdo ver las aguas cristalinas y los caballitos de mar».
-Doctora en Psicología por la Universidad de Murcia, su tesis, dedicada a la inteligencia emocional, se pregunta qué define como actores y directores a los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático. ¿Tiene la respuesta?
-En ese momento, cuando hice la tesis [publicada en 2015], me interesaba la psicología de los actores y saber cómo es la personalidad del actor y qué le lleva a ello. Entonces estaba muy en boga el concepto de la inteligencia emocional que había popularizado Daniel Goleman. Pude hacer el trabajo de campo en la Escuela con alumnos de Arte Dramático. No me atrevería a hacer un resumen de lo que cuento en la tesis pero el concepto de inteligencia emocional estaba además en el currículum de Arte Dramático como una de las competencias que debe desarrollar el actor y creo que en estas enseñanzas se aprende mucho a nivel personal, algo que se puede extrapolar a otras facetas de la vida, ya que se aprende lo que significa el esfuerzo, el compromiso, la responsabilidad y la necesidad de una fuerte motivación. Yo sigo formándome y trato de aplicar el 'mindfulness', la meditación y el autoconocimiento. Conocerse a sí mismo permite tener relaciones de comunicación y relaciones humanas más sanas.
Un sitio para tomar una cerveza Cualquiera, siempre que sea con amigos.
Una canción La versión de 'Hymne à l'amour', de Edith Piaf cantada por Celine Dion en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, por todo lo que significó para ella.
Un libro para el verano 'Los astronautas', de Laura Ferrero.
¿Qué consejo daría? Ninguno.
Un aroma El café.
¿Con quién no cenaría jamás? Con alguien en quien no confíe.
¿Quién dejó de caerle mal? No hago esa distinción, lo analizo todo de forma más compleja.
¿Le gustaría ser invisible? ¡No! Los actores queremos que nos vean.
¿Qué le gustaría ser de mayor? Una anciana sabia.
¿Tiene enemigos? No lo sé.
¿Qué es lo que más detesta? Cualquier forma de violencia.
Un baño ideal El de hoy siempre es el mejor.
-Hace dos años decide presentar su propio proyecto como directora de la ESAD. ¿Por qué en ese momento?
-Yo ya tenía la experiencia de casi 20 años siendo jefa de estudios, algo que también aporta a la dirección de la escuela. Sonia Murcia acababa su periodo como directora y había manifestado que no quería seguir y decidí presentarme. Este es un proyecto de continuidad. Se trabaja mucho. Tanto el claustro de profesores como los alumnos. Bajo las siglas de la ESAD, como en cualquier institución de estas características, hay muchas personas con un objetivo común y mucha gente trabajando para que ese objetivo se cumpla. Son las personas las que hacen las instituciones. La Escuela es una aventura apasionante que reúne a muchas generaciones de profesores y de alumnos trabajando en la educación en las artes escénicas. Ser artista es algo muy complicado. Siempre está esa cuestión sobrevolando de si el artista nace o se hace.
-Y, ¿el artista nace o se hace?
-Las dos cosas. Hay una parte que es innata, no lo puedes obviar. Necesitas tener una personalidad artística y luego tienes que desarrollar esas cualidades y formarte en muchas disciplinas. Concretamente, en el caso del Arte Dramático, son muchas de verdad. Se estudia música, danza, voz... y, por supuesto, interpretación. Lo mismo ocurre en la carrera de Dirección. Esta formación te exige tener muchas habilidades.
-¿Ha dejado de lado su faceta de actriz por la enseñanza?
-Al final son todo elecciones vitales. Yo sigo soñando con hacer teatro y cine. Me encantaría. Sé que es posible si se dan ciertas circunstancias pero, al final, la pedagogía te absorbe y la gestión educativa también. La última vez que estuve sobre un escenario fue una colaboración con el Aula de Teatro de la Universidad de Murcia. Me llamó María Ángeles Rodríguez Alonso, que entonces estaba dirigiendo 'Primaveras', de Aída Bortnik, una obra que yo ya había dirigido. Es una obra muy bonita que va sobre el mito del eterno retorno y sobre cómo la vida es cíclica. Yo estoy abierta a trabajar como actriz e intento estar entrenada para ello.
-¿Qué es lo que más le satisface de su trabajo como directora de la ESAD?
-Una de las cosas más gratificantes es ver evolucionar a los alumnos y ver cómo trabajan en su desarrollo personal y profesional durante los cuatro años de carrera. Cuando demuestran en sus talleres de final de curso lo que saben hacer... [se emociona]. Y, también, cómo evolucionan una vez han terminado la carrera. Los chicos forman relaciones muy intensas y generan un vínculo muy fuerte entre ellos, al igual que con los profesores que les dan clase. Se genera una sensación de casa, de familia. Es un lugar seguro al que volver y donde contar cómo está siendo su vida profesional. Eso es algo que hacemos de verdad y nos gusta muchísimo.
-¿Qué le espera en el próximo curso?
-Muchas cosas pero, para empezar, vamos a celebrar unas jornadas dedicadas al teatro de creación los días 26 y 27 de septiembre. La primera promoción de teatro de creación cumple diez años en Murcia. Su implantación fue algo novedoso y, con esa denominación, fue pionera en España. Los propios alumnos me propusieron hacer algo por este aniversario. Serán unas jornadas de carácter formativo y de investigación. Vamos a invitar a otras escuelas de arte dramático y queremos hacerlo extensible a todas las compañías de teatro profesional de creación.
-Su hija, Elena Mateo Galindo, ha estado nominada a los premios MAX [a Mejor Autoría Revelación y a Mejor Espectáculo Revelación]. ¿Cómo lo vive su madre?
-Es muy emocionante. El hecho de que Elena quisiera estudiar Arte Dramático [lo hace en la modalidad de formación continua] después de cursar la carrera de Sociología fue un poco extraño, pero al final es lógico. Mis dos hijas, Elena y Laura, están interesadas en el oficio. Con el tema de los premios hay una parte de suerte y otra parte de trabajo. Elena y el grupo Physical Collage no han parado de trabajar desde que empezaron a hacer esta obra en la Escuela. Estar nominada ha sido un premio para ella. Como madre, yo lo he vivido con muchísima ilusión y satisfacción.
-¿Qué relación han tenido sus hijas con el teatro?
-Mis hijas han vivido viendo cómo sus padres hacían teatro. Yo estaba embarazada de Elena mientras preparaba las oposiciones y he actuado embarazada de mis dos hijas. Cuando las dos eran pequeñas, las llevábamos a los ensayos tanto de las obras que hacía su padre como de las que hacía yo.
-¿Ha coincidido en las aulas con alguno de los actores que ha saltado a la popularidad en los últimos años?
-A Jaime Lorente le di clase de Prácticas de Verso, una asignatura de Teatro Clásico. Jaime tiene un talento natural e impresionante. También di clase a Cristina Alcázar y me acuerdo mucho de ella. Ya en las pruebas de acceso se veía su talento y preparación.
-Si hablamos de obras de teatro, ¿con qué se queda?
-El teatro es algo tan grande... infinito. Hay muchísimas obras que me gustaría ver y muchísimos personajes que me gustaría interpretar. La gente del teatro somos muy frikis. Quien vaya al teatro habitualmente verá que siempre estamos los mismos allí. El público del teatro es un público muy fiel.
-¿Falta afición al teatro?
-Yo creo que sí hay público para todo. El Teatro Circo y el Romea tienen su público, se llenan. A veces hablamos mucho de crisis del teatro pero cuidado, porque la gente va al teatro. En Madrid los teatros están llenos. Lo importante es que los padres lleven a los niños al teatro. En el mundo en el que estamos inmersos es importante la digitalización, pero educar en la cultura y en las artes es vital. En mi casa, mis padres no eran artistas, pero, sin embargo, tenían mucho gusto por el arte y por ir a ver teatro. Y cuando vamos a hacer una función, los actores tenemos la obligación de estar siempre bien porque si, imaginemos, un espectador va al teatro por primera vez a ver tu función y esta es un fracaso, no volverá al teatro. Ahí está el compromiso con la profesión, con un arte milenario.
-¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
-Me gusta mucho el cine. En casa somos muy cinéfilos. Mis hijas han heredado ese gusto por ver películas. También me apasiona leer. Durante el curso tengo poco tiempo, así que el verano es el mejor momento para ello. Yo siento que empiezo las vacaciones cuando abro una novela y la puedo leer del tirón. Una de esas que enganchan, que te llevan a otro mundo. Durante el invierno leo más ensayo y, cosas relacionadas con el ámbito profesional. Otra de mis aficiones es estudiar inglés. Lo tengo como afición y como entrenamiento. Soy alumna de la Escuela Oficial de Idiomas.
-¿Cocina?
-Me gusta cocinar, aunque la cocina diaria la lleva Javier y yo me dedico a ello los fines de semana. Me gusta mucho la cocina por su parte creativa. Me encanta inventarme cosas y seguir recetas de libros de cocina, que tengo muchos, o las que encuentro por internet. El problema de la cocina es cuando se transforma en una obligación.
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