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Carolina Parra: «Con salud, familia, amor y amigos somos invencibles»
Estío a la murciana ·
La galerista recuerda que «cuando entramos en Arco, éramos tan jóvenes que nos llamaban 'Los Niños'»Secciones
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Estío a la murciana ·
La galerista recuerda que «cuando entramos en Arco, éramos tan jóvenes que nos llamaban 'Los Niños'»Cuando era pequeña, quería ser actriz o bailarina «como muchas niñas», pero la vida le llevó por otro camino, un itinerario vital regido por lo artístico que le permite afirmar: «Estoy feliz con lo que soy». Carolina Parra (Murcia, 1974) es historiadora del arte y « ... el 50% de la galería T20», una aventura de juventud compartida que sigue, 23 años después, viento en popa y dando sus frutos pese a las crisis. Determinación y persistencia son la clave de esta murciana, la menor de seis hermanos y madre de dos niños, Hugo y Martina, que recomienda el interrail y el programa universitario Erasmus «a todo el mundo» como una experiencia vital inolvidable.
En estos calurosos días de agosto se refugia con su familia, «un valor en alza», en Isla Plana, donde le entusiasma disfrutar de las profundidades marinas. Desde allí, nos permite bucear en su vida.
Un sitio para tomar una cerveza Rockola, en La Azohía.
Una canción 'Ser brigada', de León Benavente.
Un libro para el verano 'Aniquilación', de Michel Houllebecq (el que estoy leyendo ahora).
¿Qué consejo daría? Nunca doy consejos, pero, por decir algo y con la que llevamos desde 2020, viaja todo lo que puedas.
¿Cuál es su copa preferida? No tomo copas, prefiero cerveza o un vino tinto.
¿Le gustaría ser invisible? No, me da miedo lo que pudiera ver.
Un héroe o heroína de ficción Mafalda, y la estoy releyendo con mi hija pequeña, Martina.
Un epitafio Prefiero no pensarlo.
¿Qué le gustaría ser de mayor? Lo que soy.
¿Tiene enemigos? Sí, seguro, pero no estoy pendiente de ellos. Sé que los tengo, pero no le doy importancia.
¿Qué es lo que más detesta? A los pelotas.
Un baño ideal En Isla Plana.
-¿Qué hizo?
-Siempre me habían interesado las Humanidades y, desde pequeña, tenía una tendencia hacia lo artístico. Hice ballet clásico hasta los 17 años y estudiaba Arte Dramático. Yo iba al [IES] Alfonso X y él [Nacho Ruiz, la otra mitad de T20, su pareja profesional y personal] se cambió en COU allí. Íbamos los dos al nocturno, porque él trabajaba y yo iba por las mañana a Arte Dramático. Cuando acabó ese año, decidimos los dos matricularnos en Historia del Arte, y ya no nos separamos.
-¿Cuándo decidió marcharse?
-En tercero de carrera, nos fuimos los dos de Erasmus a la Universidad de Roma; de los años inolvidables de mi vida. Después a París, a la Escuela del Louvre a seguir estudiando.
-¿Qué agradece a sus estudios?
-Al acabar la carrera hice los cursos de Doctorado en Madrid y la tesis de licenciatura sobre Isidoro Valcárcel Medina. De eso hace unos 23 años y en Murcia apenas conocían a Isidoro. Hicimos muy buena amistad, que a día de hoy seguimos manteniendo, y eso es de las cosas bonitas que me dieron esos años de estudio.
-¿Qué es de locos?
-Que todo esto fue a la vez que nacía T20. La galería la abrimos nada más acabar la carrera y la compaginábamos con el doctorado, ahora lo pienso y parece de locos. Nos pusimos a hablar Nacho y yo del tema en octubre de 1999 y en enero de 2000 la inauguramos en un segundo piso de la calle Trapería, 20. Un espacio muy singular en el que siempre ocurrían cosas.
-¿Quién empujó a quién?
-En realidad, yo convencí a Nacho. A él las galerías le apetecían menos y, como te comentaba, estábamos también estudiando, pero decidimos tirar para delante. El año anterior habíamos conseguido dos préstamos/beca y, con ese dinero, empezamos a funcionar.
-¿Qué se convirtió en costumbre?
-Nada más inaugurar ya no teníamos ni una peseta. Mi padre nos tuvo que comprar vino para la inauguración y siguió haciéndolo durante algún tiempo.
-¿Por qué apostó y le salió bien?
-En T20, desde los inicios, tuvimos una identidad muy marcada y nos hicimos un hueco. Decidimos apostar por artistas muy jóvenes, nosotros también lo éramos y todo era muy natural. Creamos una generación que hoy es top nacional: Sonia Navarro, Nico Munuera, Fod, Miguel Fructuoso, Eugenio Merino...
-¿Qué recuerda?
-Con un año de galería, entramos en Arco en un momento en el que apenas entraba una galería nueva en la feria, y ya van 23 años. Recuerdo que éramos tan jóvenes que en el gremio nos llamaban 'Los Niños'.
-¿Qué no imaginó?
-Nacho y yo nos conocimos el verano del 92 en Torrevieja. Yo tenía 17 años y él, 19, nos presentó un amigo común estando de bares por la noche y ya hasta hoy. Esa noche no hubiera imaginado todo lo que vino después.
-¿Qué es un orgullo?
-Que la galería lleve 23 años existiendo, porque ha habido años muy difíciles; que año tras año hayamos conseguido mantener una programación de nivel en Murcia; y que nuestros artistas, con los que hemos crecido, estén hoy en las mejores colecciones y con proyectos por todo el mundo.
-¿Cómo le influyó la maternidad?
-Mi vida cambió de forma radical con los hijos. Viajábamos mucho y, a nivel personal, bajas el ritmo y no pasa nada, pero en lo laboral las ferias seguían y esas no las puedes dejar. Cuando Hugo tenía cuatro meses fue Arco y tuve que montar toda una logística de biberones y leche congelada para dejarlo con mi hermana y que ella lo trajera a Madrid el fin de semana, porque aún tomaba teta... Y eso se ha repetido muchas veces más en ferias, con él, con Martina... Mi hermana Asun siempre me ha ayudado con los dos para cualquier viaje, inauguraciones..., la 'tita de las ferias'. A nivel profesional, desde luego que los hijos te apartan por un tiempo. En mi caso, compartir trabajo con Nacho me ha ayudado a poder estar con ellos, pero evidentemente he faltado a cosas.
-¿Con qué sueña?
-Con ver a mis hijos felices cuando sean mayores.
-¿Cuál fue su mejor verano?
-El verano del 92 que conocí a Nacho y, a partir de ahí, emprendimos tantas cosas juntos. Luego han venido veranos maravillosos, como los primeros con mis hijos pequeños en Isla Plana, lugar que adoro y en el que llevo veraneando 20 años. Siempre he hecho mis grandes viajes en verano, la mayoría de buceo: Mar Rojo, Belice, Malta, Cuba, los cayos de Florida...
-¿Qué viaje fue inolvidable?
-El Interrail por Europa en los 90. Éramos muy jóvenes y fue un viaje iniciático. Es algo que todo el mundo tendría que vivir como experiencia (como el Erasmus), sin duda alentaré a mis hijos a que lo hagan.
-¿En qué cree?
-En mis amigos, en mi familia y en el arte.
-¿Qué pinta mal?
-El futuro en términos climáticos pinta bastante mal. Me preocupa la situación y creo que hemos llegado tarde para revertir las agresiones al planeta. Pienso mucho en la calidad de vida, en un futuro, para las generaciones que nos siguen.
-¿Qué le vino que ni pintado?
-Esto necesita explicación porque entiendo que fue un momento muy duro en que hubo mucho sufrimiento, pero los meses duros de confinamiento me sirvieron para hacer ese parón que no hubiera hecho de otra forma y necesitaba. Llevábamos una temporada muy dura, más bien años y años enlazados sin descanso, y acababa de terminar Arco: a la semana estábamos en nuestras casas y el mundo se había parado. Muchas veces pienso en aquellos días que me parecían un capítulo de 'Black mirror'.
-¿Para qué tiene buen ojo?
-Para el arte y para descubrir nuevos artistas, sin duda es la parte de mi trabajo que me apasiona. Muchas veces se ha dicho que somos 'una galería de descubrimiento', esa posición de lanzadera es algo que me gusta; ver nacer a un artista e ir creciendo con él, haciendo carrera juntos. También tiene sus inconvenientes y no es lo más rentable del mundo, pero nunca he planteado T20 desde la parte comercial pura y dura.
-¿Qué es un verdadero arte?
-Vender arte tal y como están las cosas hoy día. Los coleccionistas merecen un monumento.
-¿Qué cotiza al alza en su vida?
-Mi familia, no hay nada más importante que Nacho, Hugo y Martina.
-¿Qué es lo peor?
-Lo peor es cuando tenemos viajes largos de trabajo o ferias y tenemos que dejar a los críos. Ellos están habituados desde pequeños. Tengo la enorme suerte de que mi hermana Asun me ha ayudado con eso desde que nacieron, pero a mí cada vez me cuesta más; disfruto mucho cuando estoy con ellos.
-¿Qué no expondría nunca?
-Algo en lo que yo no crea, que no me cause emoción. Me daría vergüenza o pudor tener que hablar de una exposición o un artista del que no estoy segura; pienso que se me notaría a la legua la falta de entusiasmo. A diario recibimos propuestas y dosieres de artistas para exponer en la galería o para otros proyectos, muchas veces es duro tener que decir que no, pero lo que no hacemos es coger por coger artistas y no dar una respuesta en el trabajo.
-¿Qué es un sueño cumplido?
-Formar la familia que tengo y T20, que es un hijo más. La galería nos ha absorbido tanto que nos ha robado hasta el apellido, ya nos llaman Nacho T20 y Carolina T20.
-¿A quién dedicaría un museo?
-Quizás mejoraría algunas cosas en los que ya existen.
-¿Qué pinta Carolina en T20?
-El 50% de T20. Nacho y yo nos compenetramos muy bien en la galería y tenemos las funciones muy delimitadas, hay cosas que él hace que yo ni sé y viceversa. Creo que ese es el éxito de trabajar juntos tanto años, que no hacemos lo mismo, salvo algunos temas que sí tratamos entre los dos.
-¿Cómo está el arte en España?
-Tenemos grandes artistas y galerías en España, ferias fuertes como Arco, coleccionistas activos, grandes museos, pero seguimos con la asignatura pendiente de la internacionalización del arte español. Su visibilidad fuera es algo que desde hace décadas se viene hablando y seguimos igual, nadie ha conseguido mejorar esa situación. Quizás más apoyo institucional a los artistas sería una solución para que pudieran viajar y desarrollar proyectos fuera.
-¿Para qué tiene mucho arte?
-Para el mundo del arte, lo primero, pero no va a ser todo arte, también para la cocina. Me invento todo y me va saliendo, quizás destacaría mi tortilla de patatas.
-¿Cómo desconecta?
-En cuanto tengo días libres seguidos, intento planificar algún viaje o escapada corta. Los viajes siempre han estado en mi vida y, aunque viaje mucho por trabajo, me gusta viajar los cuatro, con Hugo y Martina, ahora que ellos empiezan a disfrutarlos también. Además, el parón de la pandemia me ha hecho valorar muchísimo el viaje. El último juntos fue a Nueva York y Washington en primavera y ha sido inolvidable; literalmente, de película.
-¿Cuál es su refugio?
-Isla Plana.
-¿Cómo ve el mundo?
-Obviamente, los tiempos que estamos viviendo dan miedo. Acabamos de vivir una pandemia, la situación económica, la recesión, la guerra, el medio ambiente... Me afectan estas cosas. Desde que tengo hijos ver el dolor y estas situaciones me cuesta más.
-¿En qué confía?
-Soy muy positiva en general. Tengo suerte en eso, porque siempre le doy la vuelta a las situaciones para que parezcan mejores. Sin embargo, sobre lo anterior, leo y veo los telediarios y pienso que pasarán años, son muchos frentes a la vez.
-Si pudiera, ¿qué haría?
-Frenaría el cambio climático, sería un sueño.
-¿Qué es lo verdaderamente importante?
-Con salud, familia, amor y amigos somos invencibles.
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