Una de las cosas que le llena de orgullo es que su firma de moda, Laura Bernal, guste por igual a madres e hijas, entre ... las que se incluyen, tienen buen gusto: la Reina Letizia y la Princesa Leonor. Habla de ellas porque la prensa internacional se hizo eco, con elogios, de la firma que las había vestido, ya que Ester Cerdán (Murcia, 1982), diseñadora y empresaria, tiene por costumbre no desvelar los nombres de las mujeres a las que se encarga de vestir: «Ejecutivas, empresarias, ministras, actrices, altos cargos de la administración estadounidense...», dice. Laura Bernal se vende en más de 400 tiendas de 13 países. Una curiosidad: ¿qué colección saldría fruto de una colaboración entre ella y Ludovic de Saint Sernin? La entrevista con la diseñadora, que podría perfectamente ser la imagen de su marca, en la sede de su empresa en Molina [más de 200 puestos de trabajo directos e indirectos]. Viste uno de sus trajes en color rojo, y el fotógrafo Enrique Martínez Bueso tiene que hacer magia para convencerla de que en uno de los retratos aparezca, con la chaqueta abierta, mostrando la prenda negra que luce sobre la piel. Tiene una risa verdadera. En cuanto acaba la entrevista y la sesión de fotos, anuncia que sale 'corriendo' –es un decir– a una sesión con su fisio.
–¿Qué le pasó?
–Esto de hacer deporte no es tan saludable como parece [ríe]. Yo hago pilates, nado, salgo mucho a caminar y también a correr...; el otro día, corriendo de noche por la playa, no vi una pequeña roca sobre el césped del lugar por el que llevo 15 años pasando, y tropecé malamente con ella, caí de lado y me lesioné el hombro y el pie. Estoy hecha un poema [ríe], pero tengo mucho lío de trabajo y lo de parar ahora ni me lo planteo.
–¿Qué le espera estos días?
–La semana que viene presento en Madrid nueva colección en la semana de la moda [el evento MBFW Madrid (Mercedes-Benz Fashion Week Madrid)], que empieza el jueves [del 12 al 16 de septiembre]. Cuatro días sin parar y, después, la siguiente semana tenemos presentación en Nueva York.
–Dígame dos cosas que tenga bien claras.
–Una, que realmente mi vida ha sido la moda desde que yo recuerdo; y otra, que una buena formación es muy necesaria. Estudie y durante cuatro años trabajé en una importante consultora internacional, pero mi verdadera pasión, la vocación que estaba en mi alma y en mi corazón, era la moda.
–¿Qué recuerda?
–Nací entre retales, mis padres y mis tíos tenían [los almacenes] Cerdán Hermanos, toda una institución en Murcia. Mis padres trabajaban los dos en la empresa familiar y muchas tardes, cuando me recogían del colegio, pasaba allí la tardes, haciendo los deberes en un despacho y moviéndome entre modistas, patronistas, vendedores, clientas... Se había conseguido que las mejores marcas se pudieran vender allí, y de hecho recuerdo viajes con mis padres a París y a Milán para comprar colecciones. Mi padre me proveía de retales con los que yo vestía a mis muñecas; me gustaba tanto diseñar la ropa como aconsejar a otros sobre cómo vestirse para estar más guapos [ríe].
–¿A quién aconsejaba?
–Desde muy pequeñita, por ejemplo, le decía a mi hermano mayor cómo se tenía que vestir, lo que le sentaba bien y lo que no [ríe]. Sentía muchísima atracción por la belleza, por la estética, por el colorido. Y creo que siempre he tenido una especie de sensibilidad especial para conseguir obtener de cada persona, hablo de moda y de estética, su mejor versión. Y me lo agradecen.
Gustos y costumbres
Un músico.
Ahora escucho mucho a The Killers.
Un pintor.
El murciano Manuel Pérez.
Un viaje pendiente.
Australia.
Una costumbre.
Un buen café por la mañana.
Un paisaje.
El mar.
Un lugar al que volver.
Siempre Italia.
Un diseñador.
Nadie ha superado a Balenciaga.
¿Qué está leyendo?
'En la corte de la zarina', de Cruz Sánchez de Lara.
Un consejo.
Lucha siempre porque la cabeza te lleve donde el corazón te pida.
Un sueño por cumplir.
Ver a mis hijas convertidas en mujeres realizadas y felices.
¿Dónde pasó sus vacaciones?
En Campoamor y en Londres.
–¿La mimaron?
–Soy la tercera hija [sonríe] de cuatro hermanos, ¡no!
–¿Fue una niña bien?
–Fui una niña que conoció lo que es vivir superbién y que, después, vio cómo su familia tuvo serios problemas económicos. He vivido las dos caras de la moneda, y eso también te curte y te da unas vivencias, unas experiencias y una capacidad para superar adversidades que me han servido de mucho. Conozco las dos caras de la moneda.
–¿Qué falló para que una empresa que iba tan bien cayera en picado?
–La empresa iba tan bien, era un referente tan importante y se ganó tantísimo dinero que invirtieron en el sector inmobiliario. Y lo hicieron muy bien, porque fueron unos visionarios e invirtieron en [la avenida] Juan Carlos I, que luego fue la zona de expansión a alto precio en Murcia. Pero lo hicieron demasiado pronto, y el retorno de la inversión se retrasó demasiado tiempo y no se tenía un gran riñón y un gran pulmón para sustentar eso. El negocio principal fue un éxito siempre, con Cerdán Hermanos consiguiendo vender en Murcia marcas que no querían venir, como Balenciaga y Christian Dior. Lo hicieron fenomenal, pero cuando los negocios son familiares y hay muchos miembros de la familia, pues claro, hay un consejo de administración y, al final, se votan decisiones que pueden ser acertadas o no.
Ester Cerdán.
Enrique Martínez Bueso
–¿Cómo llevaron sus padres el cierre?
–Para mí son un ejemplo, porque han sabido vivir las duras y las maduras con la misma integridad, la misma honestidad, la misma dignidad y la misma felicidad. Desde luego, el sufrimiento que supongo que llevarían por dentro, a los hijos nunca nos lo han transmitido. Se han esforzado siempre, cuando podían y cuando no podían, por darnos la mejor educación, la mejor formación, los mejores colegios, y todo eso a base de trabajo y sacrificio personal.
–¿Hasta dónde le condicionó la historia empresarial de su familia, del éxito al derrumbe, a la hora de convertirse usted misma en empresaria?
–Eso siempre está ahí, ese pensamiento de 'no me voy a meter, no vaya a ser que salga mal'. En el fondo, creo que a pesar de que la moda ha sido mi pasión siempre, estudié lo que estudié y trabajé en otros sectores, antes de emprender, precisamente por ese condicionante que supone haber visto a tu familia en lo más alto y, luego, pasando por muchas dificultades. Pero, al mismo tiempo, también es cierto que desde niña aprendí que en la vida tienes que estar preparada para remontar, como el Ave Fénix, y seguir adelante. Yo sé lo que me puedo encontrar en la vida, y por eso valoro más todavía lo que tengo en cada momento. Valoro lo que tengo cuando todo va bien, y asumo con mucha más calma que las cosas se tuerzan en otro momento dado. Me siento muy orgullosa de tener siempre los pies en la tierra en un mundo, como el de la moda, en el que no siempre sucede esto.
–Momento(s) inolvidable(s).
–Cuando me llamaron para decirme que la Reina Letizia iba vestida con un Laura Bernal [el 29 de junio de 2022, durante una visita al Palacio Real, la Real Fábrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso y Centro de Arte Reina Sofía] fue un día de máxima felicidad, de esos en los que parece que vas a levitar [risas], y en los que sientes una emoción que no sabes cómo describir. Además iba guapísima, y también comodísima, y la prensa internacional, incluido el 'New York Times', elogió la elección. Ese momento histórico no se me va a olvidar en la vida, esa felicidad... Pero también he tenido momentos de muchísimo sufrimiento, de muchísima preocupación, ¡imagínese lo que es para una empresa de moda pasar una pandemia, por ejemplo!
Cumpleaños feliz
–¿Por qué estudió Derecho?
–Pensé que esos estudios me vendrían bien. Siempre he sido muy social, me gusta el trato con la gente, escuchar sus historias, ser cercana. Cuando era pequeña, mi madre se desesperaba un poco con mis cumpleaños porque invitaba a más de cien críos y crías [ríe]. Por una parte, veía normal estudiar Administración y Dirección de Empresas, porque también me gustaban los números y la gestión, pero me faltaba formarme en algo donde el humanismo tuviera más peso. Tuve la suerte de que el año que yo empecé a estudiar ADE, la UMU puso la doble licenciatura, ADE y Derecho, y yo me apunté. Me gusta estudiar [fue la nota más alta de su promoción], me gusta aprender, lo necesito para tener la mente en forma [sonríe]. Pero nunca he sido una rata de biblioteca; de hecho, mi marido [entonces su novio, Jesús Bernal] alucinaba porque decía que cómo podía salir todos los jueves, todos los viernes...
Creo firmemente que continuamente tienes que estar aprendiendo, te sientes mejor. El conocimiento nutre el cerebro, el alma y el corazón, y te hace ser una persona mucho más detectora de oportunidades.
–Su primer trabajo.
–Yo tenía que acabar la carrera en julio y empezar a trabajar en [la consultoría] Deloitte el 1 de septiembre. Lo pasé genial y estoy muy agradecida por todo lo que en ese tiempo puede aprender. Pero...
–¿Qué no le cuadraba?
–Observaba cómo vestían las ejecutivas, las empresarias, las mujeres con cargos de representación, las altas funcionarias...; muchas lo hacían uniformadas, tendiendo a lo masculino para poder encajar, o de un modo que hacía parecer que su físico estaba por encima de sus méritos. Veía a mujeres hechas un esperpento, y a otras vistiendo del modo que más pudiese agradar a los hombres. Y pensé que ese nicho de moda para mujeres profesionales, que les hiciese sentirse bien vestidas al mismo tiempo que cómodas para trabajar y atender a mil cosas en un día, y sin renunciar para nada a la elegancia, estaba ahí y yo podía contribuir a darles opciones a muchísimas mujeres. Y supe que había llegado el momento, y me lancé a la piscina con mi marido. Siempre he preferido arrepentirme de hacer algo que de no intentarlo, y si me pongo a hacer algo me gusta hacerlo bien, eso de salir del paso no va conmigo. Y en 2011 nació Laura Bernal. Al final, sabía que esto no iba a ser un trabajo, sino que iba a ser un proyecto de vida que incluía a nuestra familia.
–La comodidad.
–Le doy toda la importancia, toda, porque soy madre, trabajadora, viajera y una persona realmente movida y que siempre está de aquí para allá, con lo cual para mí la comodidad es fundamental y es la primera premisa a la hora de diseñar; diseño para que la mujer no sólo vaya espectacular, sino también espectacularmente cómoda.
–¿Y qué importancia le concede a la imagen?
–Si sabes trabajar tu imagen y tu marca personal, tienes una parte importante del trabajo hecho. Por supuesto, la formación y la inteligencia que haya detrás es básica, pero la imagen que proyectamos nos precede. La moda es un lenguaje instantáneo, que comunica sin palabras, un lenguaje que en cada persona evoca algo concreto. Pero defiendo que hay que cuidar la imagen dentro de unos límites, sin obsesiones, sin perder la cabeza, sin sufrimientos. En el equilibrio está la virtud, y en cuidar la salud la base de todo.
–Su día a día.
–Ahora vivo a caballo entre Murcia y Madrid, viajando todas las semanas de una ciudad a otra, pero no me he planteado para nada irme de Murcia. Me encanta mi tierra, cuanto más viajo más me gusta volver y me hace muy feliz que mis hijas crezcan aquí en Murcia en familia. Soy embajadora de Murcia por todos los sitios a los que voy.
–¿Dónde diseña?
–[Sonríe] ¿Sabe dónde diseñé el vestido que lució la Reina? Pues en el Balneario de Archena, un lugar al que me encanta ahora ir con mi familia, y al que yo iba mucho de pequeña con una tía y una abuela mías. Me encanta esa paz, esa tranquilidad. Estábamos allí pasando el día, me estaba tomando un café, rodeada de naturaleza, y de repente me vino la inspiración [sonríe] y me puse a dibujar un rato ese vestido. Siempre llevo en mi bolso papel y lápiz, he llegado a diseñar en el tren y durante un día de playa con amigos, que de pronto piensan que estoy zumbada cuando desaparezco para dibujar.
–La Región de Murcia.
–Hay muchísimo talento por doquier, pero no acertamos a la hora de vendernos fuera, no tenemos una Marca Murcia como mereceríamos, no se nos conoce.
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