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Joaquín Sánchez, en el Parque de la Constitución de Las Torres de Cotillas.
«Dios sonríe cuando ve a gente luchar por un mundo mejor»

«Dios sonríe cuando ve a gente luchar por un mundo mejor»

Cura y miembro activo de la PAH: «Me hubiera gustado compartir mi vida con alguien y tener hijos»

PEPA GARCÍA

Viernes, 14 de agosto 2015, 09:45

Joaquín Sánchez es un sacerdote atípico pero de los que despiertan pasiones. Nació un 8 de marzo de 1962 en Vilanova de Sau (Barcelona). «Siempre presumo de que nací el día de la mujer. Ya prometía», bromea. Tiene su plaza en la prisión de Sangonera y en los centros sociales del IMAS en El Palmar, pero también, a título personal, es miembro activo en la lucha de la Plataforma Antidesahucios (PAH) y está en todas las guerras en las que se pelee por los derechos humanos y la dignidad de las personas. «Hay dos verbos, amar y luchar, que no pueden faltar y no son incompatibles», afirma como un mantra. Tanto defiende este principio que ha sido el primer murciano en ser multado con 600 euros por manifestarse sin autorización en una sucursal bancaria para pedir la dación en pago para una familia.

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -La plaza de Bullas.

  • 2

  • -¿Qué música le suena en el teléfono móvil?

  • -Puse una vez la Internacional. Ahora no.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'Vale la pena luchar', de Marcos Ana.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Sé feliz.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • - Los dos. Me gusta más Facebook.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Esa mujer que lucha por sus hijos en lugares de conflicto bélico.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -Se puede amar y luchar a la misma vez.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Seguir luchando.

  • 10

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Sí.

  • 11

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La falsedad.

  • 12

  • - ¿Lo peor del verano?

  • -El calor.

Hijo de guardia civil, se vio obligado a vivir de pueblo en pueblo. «Eso te genera una mentalidad abierta y una visión de ciudadano del mundo. Siempre me ha gustado esa expresión».

-¿Era muy duro su padre?

-Era extraordinario, una persona buena en un momento de transición en que la Guardia Civil tenía todo el poder para hacer lo que quisiera. Se llamaba Salvador, el 17 de julio hace 9 años que murió. Lo echo mucho de menos.

Estuvo vinculado a movimientos eclesiales «en un momento que había una iglesia que defendía mucho la palabra del Evangelio, la justicia, la libertad, la fraternidad y la paz, bajo el influjo del Concilio Vaticano II. Aprendí a vivir los valores de solidaridad y de justicia. Esos valores han dirigido mi vida y, como entiendo que son importantes, no quiero perderlos ni renunciar a ellos. Quiero seguir viviendo lo que siento y lo que pienso, con mis contradicciones y mis pecados».

«Y desde esa reflexión decidí dedicarme por entero, desde la Iglesia y mi fe en Jesús, a la gente, para construir un mundo mejor y una Iglesia mejor». En el seminario vivió momentos de amistad, de crecer, pero también de represión, de amenaza de los superiores, de suspensión.

-¿Querían que se fuera?

-Sí. Yo aguanté y permanecí en el seminario. Al final me ordené con mis compañeros. Me ordenó don Javier [Azagra], que me tenía mucho cariño. Muchos vicarios decían que era como su nieto.

Recién ordenado cura, en el barrio ciezano de La Horta, consolidó su vocación de ayudar a los empobrecidos. «Juan Pablo II era Papa en aquel momento y sentí una gran decepción porque defendía una iglesia de ricos y del poder». Recuerda Joaquín que pasó una crisis de fe «porque me creí el Evangelio a pie juntillas, que es muy rojo, y allí entendí que hay que ser valiente. El miedo nunca puede impedir decir lo que creemos, pensamos y sentimos». También recuerda que estudió Teología en Granada con los jesuitas «y me ayudaron mucho a abrir mi mente y mi corazón a la fe», les agradece.

En Cieza empezó a tener problemas con la jerarquía eclesiástica. «Don Javier me llamaba mucho para regañarme: 'Te estás pasando', me decía. Pero me quería muchísimo».

-¿Pero él pensaba así?

-Él fue quien me protegió en aquella época, había algún que otro vicario que pedía mi destitución.

-¿Ha buscado provocar?

-No. Voy buscando luchar por la justicia, y defiendo, desde mi libertad, lo que pienso.

-Pero ahora, ¿la Iglesia vive más alejada de la gente?

-Con Juan Pablo II y Ratzinger ha sido una involución terrible. Juan Pablo II protegió hasta a los pederastas. Fue muy grave.

-Un cura, ¿veranea?

-Sí, claro, a mí me gusta la playa. No tomo el sol, pero me meto en el agua y no salgo. Y también pasear por el monte. El veraneo no es que te lo merezcas, es que lo necesitas para poder dar lo mejor de ti mismo en cada momento.

-¿Tiene tiempo entre tanto amar y luchar?

-Sí, me voy a Bullas, a casa de mi madre [María] unos días, y también a Segovia con unos amigos, y lo que surja. Hay que dejar espacio para planes imprevistos.

-Las plataformas que luchan por la sociedad, ¿están bendecidas por Dios?

-Sí, en las plataformas hay de todo, también gente agnóstica y atea, pero yo, desde mi fe, creo que Dios sonríe cuando ve a gente que lucha por un mundo mejor, posible, necesario e imprescindible. Es un Dios que llora con el sufrimiento humano, se entristece con la ambición de poder y de dinero y se enfada cuando su iglesia apoya a las élites financieras y sociales.

-¿La elección de Francisco ha sido una bendición?

-Ha sido una sorpresa y lo mejor que podía haber pasado. Su compromiso es fundamental. El que él haga una reforma de la curia romana, gente que son vividores en el sentido literal... Que reconozca que hay un 'lobby' gay y diga que no sabe qué hacer con él... Me encanta. Tenemos un problema, porque la iglesia conservadora no lo quiere y están deseando que desaparezca para que esto vuelva a ser lo que era. Lo quiere más la gente de fuera de la Iglesia. Su postura tajante le ha generado amenazas y la curia romana está deseando que se vaya.

-¿Por quién reza a diario?

-Por la gente anónima que muere en muchas partes del mundo; por gente cercana que sufre el paro, la precariedad y los desahucios; por la gente que quiero. También rezo para poder mantener las fuerzas en esta lucha tan constante, dura y permanente. A veces uno flaquea.

-¿Se puede orar en paños menores y a remojo?

-Perfectamente, y también en una prisión judicial, con la Guardia Civil. [Ríe] Claro que sí.

-¿Pueden temer los murcianos que pasan el verano a 45 grados el infierno?

-[Ríe] El otro día en un chiste que me mandaron aparece un hombre en el infierno y le dicen, qué haces aquí; y responde, es que se está mejor que en Murcia. Es insoportable este calor. Es expresión del cambio climático. Cuando decimos, como el Papa, que hay que luchar contra el cambio climático es por algo. La defensa del medio ambiente es la defensa de la casa común.

-¿Qué pecado capital perdona más?

-La gula es el menos dañino. Comer por comer. El problema sería el hambre en el mundo, que es el mayor terrorismo.

-¿Qué no perdona?

-Lo que más me cuesta perdonar es la falsedad, la mentira. Me desconciertan. También las relaciones de interés. Eso me ha hecho mucho daño. Yo soy una persona muy cariñosa y muy afectuosa. Un poco pesado. Muy cansino. [Ríe]

-¿Qué hace un hombre de Dios en todas las movilizaciones antidesahucios?

-Lo primero, acompañar a la gente que está sufriendo la injusticia e impedir el desahucio. Y acompañarla en el cariño y la amistad, decirle que la vida merece la pena, que tienen que remontar y recuperar la dignidad. Y luego, enfrentarte a ese mecanismo perverso. Esta sociedad está hecha de tal manera que hacemos cosas que nos parecen repugnantes, inmorales e indecentes.

-¿Qué piensan los feligreses de su activismo?

-A mí no se me quiere mucho en la Iglesia; en los ambientes donde me muevo, sí. Entienden que mi forma de ser y estar con la gente, de luchar, no es correcta.

-¿En la Iglesia hacen 'mobbing'?

-Sí, lo que hacen conmigo es eso: la indiferencia. Todo lo que pueda pedir se me niega. Eso lo he ido descubriendo con el paso del tiempo. Al principio pensaba que no era posible, hasta que llega el momento en el que caes del burro y dices: estos cabrones. No son sinceros conmigo.

-¿Qué tentación le ha costado más superar?

-Hay dos, una abandonar las cosas porque estoy cansado y, otra, a veces responder con mucha rabia. Porque enamorarse de una mujer no es una tentación, la tentación es el deseo carnal.

-¿Qué le hubiera gustado y no pudo?

-Me hubiera gustado compartir mi vida con alguien y tener hijos, los hijos me gustan mucho. Hubiera sido un padre protector, eso sí.

-¿A quién admira?

-A Jesús de Nazaret, a Gandhi, a Luther King, a Nelson Mandela y a toda esa gente buena que está haciendo el bien y ayudando desde su propia pobreza a otra gente, hay muchos. El mundo es bueno y la gente es muy buena.

-¿Cómo cree que se ha pervertido tanto un mensaje en principio tan bueno?

-Muy sencillo, el sistema ha comprado la voluntad de la gente que manda en la Iglesia y ellos se han dejado comprar. Han vendido su alma al diablo, por mucha agua bendita que echen.

-¿Por qué se asocia católico y conservador?

-Por la propia experiencia de vida. En cambio, el Papa defiende la opción social de la Iglesia y le llaman comunista. Si vives el Evangelio, en vez de decir que eres un cristiano coherente, te descartan. Es absurdo. En España el nacionalcatolicismo ha hecho mucho daño.

-¿Le ve lógica?

-Ninguna, la lógica es la del corazón corrompido y que ha hecho del dinero y sus beneficios toda su vida.

-¿Es de lágrima fácil?

-Sí, soy muy llorón.

-¿Y cómo aguanta el tipo?

-Lloro más por la tarde. En mi intimidad. En ese momento me gusta estar con alguien para poder desahogarme. A mí eso me da mucha paz, llorar y abrazarme.

-Otro gallo nos cantaría si...

-Si la gente fuera más valiente, dejáramos de ser resignados, obedientes y sumisos, nos tiráramos a la calle el tiempo y las veces que hagan falta hasta conseguir que los derechos humanos se implanten en todas las decisiones políticas.

-Gane adeptos para su causa, ¿cómo es el cielo que nos espera si somos buenos?

-Un cielo bonico, te lo vas a pasar bien, de alegría, de fiesta, donde la gente que ha sufrido en este mundo van a encontrar ese descanso y esa felicidad que no han encontrado aquí. Y los pobres, los gais y lesbianas, las mujeres que por su condición de mujer son maltratadas, explotadas y oprimidas, esos niños que no han tenido una infancia decente, esos mayores a los que se les niega un final de caridad...

-¿Qué es lo peor?

-Para mí que la gente que gobierna en el mundo no tiene ningún tipo de escrúpulos, ética y decencia, no les importa el ser humano. Lo peor es una Iglesia acomodada a esta gente de arriba.

-¿Con qué sueña?

-Con que la gente nos podamos querer, abrazar, besar, tener un trabajo digno, una vivienda adecuada, que los campesinos tengan su tierra para trabajarla y que la gente pueda vivir en los barrios sin amenazas, desde el diálogo y desde el afecto. Pero para que los sueños se hagan realidad, hay que comprometerse con ellos, si no sería soñar por soñar.

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