El despertar de los sentidos

La intervención aunaba la recuperación de muralla y un paseo intramuros que la acompaña. Nace en el mirador de la huerta, contemplando las rojizas sierras y verdes huertas que duermen a sus pies; asciende por la calle de la Cruz, donde los sentidos del paseante despiertan ante la rugosidad del tapial, el olor de la naturaleza, los trazos de paisaje a través de ventanas lineales e intermitentes a modo de saeteras horizontales cuya medida corresponde con la tabla de tapial de los muros originales y los escondidos espacios mágicos que agudizan la curiosidad. Hasta finalmente llegar a la plaza del Castillo, concebida como un gran ventanal ingrávido hacia el horizonte, custodiado por la torre del Homenaje y la iglesia de Santa María la Real, espacio forjado con la historia de una población que en 'La noche en vela' tiñe de temblorosas luces los rojizos tapiales de la muralla que han visto nacer y crecer la población.