

Secciones
Servicios
Destacamos
IRMA CUESTA
Martes, 28 de julio 2015, 12:14
En casa de Pablo Ruz estos días no hay nada más importante que esperar la llegada de la niña. Ni las noticias del Real Madrid de sus amores. El quinto hijo del juez instructor de algunos de los casos políticamente más sensibles de los últimos años nacerá en unas semanas, apenas un par de meses después de que el magistrado abandonara la Audiencia Nacional y recuperara su plaza al frente del Juzgado de Instrucción número 4 de Móstoles, un municipio madrileño de más de 200.000 habitantes. Atrás quedan los días en los que se afanaba en dejarlo todo en orden: el cierre de la instrucción de la primera parte del 'caso Gürtel' (1999-2005), la trama de corrupción vinculada al PP y encabezada por Francisco Correa, el sumario por los famosos papeles de Luis Bárcenas o el 'caso Neymar'. Ruz, meticuloso y responsable hasta el extremo, se ha encargado de dejar la larga lista de asuntos importantes que tenía entre manos en perfecto estado de revista.
Joven pero sobradamente preparado.
Ruz llegó a la Audiencia Nacional con 33 años para sustituir al juez Juan Del Olmo. Luego regresó a la plaza de Garzón. Apenas ha habido un asunto importante en estos cinco años que no haya pasado por sus manos.
El trajín de casa tampoco le deja tiempo para pensar demasiado en lo que ha quedado atrás, pero lo cierto es que no parece muy dispuesto a ponerse nostálgico. «Todas las etapas son interesantes y esta, también. Es más tranquila, menos intensa, porque no es lo mismo estar en el foco mediático; pero uno siempre debe estar en plenitud», asegura. No es fácil convencerle para que cuente cómo se pasa de tomar declaración a veinte imputados, despachar con la Policía, atender a un equipo de técnicos financieros y leer informes indescifrables para el común de los mortales en un solo día, a poner paz en un taller de chapa y pintura en donde un mal pulido ha acabado a puñetazos. «Simplemente, esta es otra etapa vital», responde el hombre que sustituyó en 2010 al controvertido Baltasar Garzón y metió en la cárcel al exgerente del PP devolviendo la fe en la Justicia a una buena porción de españoles.
El primer día
Con esa buena educación y esa pizca de timidez que le caracterizan, Pablo Ruz (Madrid, 39 años) se resiste a hablar de su vida y su trabajo. Aún así, recuerda la primera jornada en su nuevo destino, «y cualquiera que conozca un juzgado de instrucción sabe que todos los días son de ese tipo». Aquella mañana su señoría atendió pacientemente a un buen hombre que había sido mordido a traición por un fox terrier y a una joven llamada Ana que no ahorraba detalles a la hora de explicar el modus operandi del chaval que le había robado el bolso.
La verdad es que parece contento, incluso animado cuando surge en la conversación Cantabria y más concretamente la comarca de Liébana. «Este año estamos pendientes de la llegada de la niña, así que no sabemos si podremos ir unos días a descansar». Ruz, que nació en Madrid en el seno de una familia de clase media, de padre abogado y madre lebaniega, guarda en Potes una buena representación de tíos y primos. No esconde que en ese pedazo del paraíso están sus orígenes, ni que por sus bosques y montañas ha dado -y espera seguir dando- grandes paseos. Tampoco que su playa es la de San Vicente de la Barquera, donde sus padres tienen un apartamento, y que cada vez que puede se escapa a Celada, un pueblecito que no llega a los cincuenta habitantes. Allí, los Ruz mantienen una casa familiar heredada por su madre.
Da la impresión de que lejos de echar de menos a esa corte de periodistas que cada mañana interpretaban cada uno de sus gestos a su llegada a la Audiencia Nacional, está encantado con la idea de tener más tiempo para atender a una familia que no deja de crecer y a la que adora. «Es lo más importante»
Dicen que el juez que reabrió el 'caso Faisán' -investigaba una red de extorsión de ETA-, que durante muchos meses se convirtió en la pesadilla del Partido Popular, trabajador infatigable y discreto hasta la exageración, dedica buena parte del tiempo a sus cuatro hijos. Con Ana Cristina, una alta funcionaria de la Comunidad de Madrid con la que se casó hace algo más de una década, comparte las labores de la casa: Ruz cocina, le gusta llevar a los críos al colegio y colabora en sus deberes cuando puede.
En los últimos años, su señoría acostaba a su nutrida prole y volvía al sofá cargado de papeles cuyo estudio no podía esperar. Es probable que ahora tenga algo más de tiempo; que pueda robarle a la semana una noche para jugar al fútbol o acudir con su mujer al cine o a un concierto de Sabina o Extremoduro. Pero también que, con uno más en casa, las horas que le han dejado Correa, Neymar o Bárcenas se las lleve ahora esa muchachita que se convertirá en su primera hija. Dice, aunque no sabemos si creerle, que la niña aún no tiene nombre, que en casa están tratando de ponerse de acuerdo.
A Ruz nos lo imaginamos contándole a la nueva inquilina de la casa que hubo un tiempo en que su padre abría todos los telediarios y que un grupo de animados cibernautas crearon un club de fans en Facebook que no dejaba de acumular 'me gusta': «Un lugar donde seguir la trayectoria de este gran profesional», dicen sus seguidores.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una moto de competición 'made in UC'
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.