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Ana de Dios
Jueves, 8 de agosto 2024, 11:57
Aunque el verano es la estación favorita de muchos por las vacaciones, los días de playa o las cenas al aire libre, su llegada también se traduce en una subida considerable de los termómetros que puede alterar la vida cotidiana de muchos. Y es que salir a la calle durante las horas centrales del día es algo a lo que solo se atreven los más valientes. Sin embargo, por mucho que el sol se esconda, hay veces en las que el calor sofocante también ataca por las noches, lo que hace que conciliar el sueño sea prácticamente imposible.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya ha advertido de que este verano va a ser uno de los más calurosos que se recuerdan. Por ejemplo, en la Región de Murcia ya se han activado los primeros avisos por temperaturas de hasta 40 grados en la Vega del Segura y de hasta 39 en el Altiplano. Es por ello que nunca está de más seguir algunos consejos para poder sobrellevarlo de la mejor manera posible. Desde refugiarse en playas o piscinas o hidratarse continuamente hasta optar por comidas refrescantes. Pero, ¿qué podemos hacer en las noches más calurosas para dormir a pierna suelta y no ser víctimas del insomnio?
La opción que algunos piensan que es más lógica es poner el aire acondicionado o el ventilador durante toda la noche para bajar la temperatura de la habitación, sin embargo, esta opción no es ni la más económica ni tampoco la más saludable. Y es que los profesionales alertan de que esto puede causar ciertos problemas. Afortunadamente, hay otros consejos que pueden ser muy útiles para combatir las duras noches veraniegas.
Conforama ha compartido un vídeo en su cuenta de TikTok en el que Carmen Domínguez, asesora del sueño, bienestar y descanso, ha señalado seis consejos. Según explica, para poder dormir nuestro cuerpo necesita bajar la temperatura, por ello, para conseguirlo, lo mejor es darse una ducha de agua templada o caliente -a diferencia de lo que muchos creen, esto generará una sensación de frescor-, ya que ayudará «a distribuir el calor por el cuerpo, templarlo y propiciar el descanso induciendo a un sueño más profundo».
También es recomendable ventilar «en la medida de lo posible el dormitorio». La temperatura ideal es de entre unos 18 o 23 grados. Por otro lado, juega un papel fundamental el tipo de almohada. Esta debe ser firme, no demasiado gruesa y que transpire, por lo que «evitará la acumulación de calor, además de que reducirá los posibles dolores cervicales».
Otro de los trucos que pueden ser muy efectivos es meter la funda de la almohada en el congelador para que esté más fresca. Las sábanas y los tejidos son otro de los puntos que hay que tener en cuenta en este caso, la mejor opción son «aquellos que transpiren». Asimismo, ten en cuenta que tus extremidades son «grandes reguladores térmicos», así que cuando tengas calor o lo necesites sácalas de las sábanas. Por último, al igual que al escoger almohada, cuando elijas un colchón, asegúrate de que sea «firme y transpirable».
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