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Llamémoslo repensamiento

Balleneando ·

Lunes, 15 de enero 2018, 09:15

Me cuentan que los de Facebook han hecho un estudio y que les sale que una de cada tres entradas a la red nunca llegó a ser mensaje. Sino que la gente las miró, las volvió a pensar y decidió que no. Borraron entonces. Me cuentan que los de Facebook están muy preocupados por el tema (a menos mensajes, ya saben, menos anuncios y menos pasta). Y por supuesto ahí están los gurús de las redes. Rasgándose las vestiduras con sus tiernas uñas y gritando «¡Autocensura, autocensura!».

Total, que resulta que, aunque parezca mentira, no todo el mundo (solo Trump) va a las redes sociales y suelta lo primero que se le pasa por la cabeza. Y uno, que no entiende tanto como entienden otros, ni quiere, no ve tela para un traje. Porque, oigan, yo me declaro repensador. Todos ustedes son repensadores. Lo son, tal vez, en las redes. Lo son, seguro, en su vida cotidiana.

Porque imaginen que su jefe es del Madrid y que tienen ustedes que pedirle un aumento, o lo que sea. ¿Se les muere la broma en la boca? O imaginen que están de cena de Nochebuena y les consta que su cuñado es fan de Junqueras y que la madre de ustedes está mala del corazón. ¿Sacan el tema?

¿Y eso, oigan, no es autocensura?, ¿no es el mismo repensamiento del que tanto se quejan algunos?, ¿no lo son las mentiras piadosas?, ¿no lo es la propia forma de hablarle a un niño? ¿Y no forma parte eso de las normas de convivencia que nos dimos y en las que nos reconocemos? ¿Es que las redes son un coto aparte en que no deberían regir tales normas?

Recuerdo, de mis clases de Lengua en el colegio, que siempre, en la lección uno, nos hablaban de lo mismo. El emisor. El mensaje. El receptor. El contexto. Sobre todo estos dos últimos conceptos. Porque es el análisis del contexto lo que nos diferencia de otras especies menos evolucionadas (y de Trump). Porque no es el mismo si yo (emisor) estoy con Superlinda (receptor) en el sofá de casa (contexto) que si estoy caminando por la calle con mis sobrinos. O si estoy dirigiéndome a ustedes por escrito y en este ámbito. Y sí, les sorprendería saber que hay muchas cosas que pienso que no les digo a ustedes. Y que lo llamen como quieran. Repensamiento. Autocensura. Análisis del medio. Cortesía. Simpatía. Empatía. Educación. Intento de convivencia. O de ser dueño uno de sus silencios. Y que no sé por qué debería yo ser distinto en las redes sociales. Y que el que quiera no repensar bien fácil lo tiene. Pero que asuma sus responsabilidades. Por el mensaje y ante los receptores. Como en todos los ámbitos de la vida. Porque todo es emisor. Y mensaje. Y receptor.

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