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En la actual campaña de ajo se va a cultivar un 8% menos que el año pasado. Andoni Canela
España pierde el olor a ajo

España pierde el olor a ajo

La Mesa Nacional del Ajo alerta del descenso de la superficie de cultivo y avisa de que de seguir en esa línea llegará el día en que haya que exportarlo

J. M. L.

Lunes, 11 de noviembre 2024, 00:08

A Victoria Beckham se le atribuyó en su día la frase de que «España huele a ajo» para justificar su supuesta animadversión a vivir en Madrid cuando su marido se enfundaba la elástica del club merengue. De ser cierta, ahora se felicitaría. España está perdiendo su olor a ajo. La superficie dedicada a su cultivo es cada año menor. De hecho, en la actual campaña esta superficie ha caído en un 8% respecto al ejercicio anterior, descenso que llega al 23% si tenemos en cuenta los tres últimos años. Son datos que preocupan a la Mesa Nacional del Ajo, según la cual este año se han sembrado 22.970 hectáreas y la superficie asegurada también ha caído un 30%.

Por comunidades autónomas, Andalucía es la región que ha registrado el mayor descenso de superficie sembrada en esta última campaña con una caída del 13,2% seguida de Madrid con una reducción del 12,2% y de Castilla-La Mancha con un descenso de las parcelas sembradas del 8,2%, según datos del Ministerio de Agricultura.

El motivo que atribuye la Mesa Nacional del Ajo es que a los agricultores españoles cada vez les interesa menos dedicarse al cultivo del ajo: la falta de rentabilidad para el agricultor, las dificultades que tiene para encontrar mano de obra, el incremento del coste del arrendamiento de tierras, la limitación del acceso al agua para regar y la pérdida de herramientas de control fitosanitario. Sobre este último punto, los agricultores advierten que la falta de materias activas para el control de hierbas de hoja ancha y enfermedades está incrementando los costes de forma exponencial debido a un descenso de la producción y dificultando el correcto desarrollo del cultivo.

Y aunque los precios del ajo han experimentado un incremento en los últimos años, esto no compensa la subida de los costes de producción cuya falta de competitividad está ocasionando un incremento considerable de las importaciones de ajo de fuera de la Unión Europea.

Ante el futuro, los productores de ajo se muestran pesimistas y consideran que la superficie cultivada en España seguirá cayendo año tras año, algo preocupante porque la agricultura es necesaria para frenar el problema del despoblamiento del medio rural y garantizar el relevo generacional en el campo. Si esta tendencia no se frena habrá que importar ajos de terceros países, como China, de peor calidad que el español y menos saludable.

Así, recientes investigaciones como la realizada por el Instituto de Tecnología Química y Medioambiental de la Universidad de Castilla-La Mancha en colaboración con el Hospital Ramón y Cajal de Madrid han demostrado que el extracto liofilizado del ajo morado español inhibe el 'Hellicobacter pylori' –resistente bacteria responsable de la gastritis, la úlcera y el linfoma de Malt–, y también tiene efectos vasodilatadores, anticoagulantes, antitrombóticos, antibióticos y anticancerígenos. Otro estudio liderado por el Hospital General Universitario de Ciudad Real confirmó que el ajo morado es beneficioso frente a la sepsis y diversos procesos tumorales y favorece la cicatrización.

Propiedades beneficiosas para la salud que vendrían a refrendar al refranero hispano: «A quien ajo come y vino bebe, ni la víbora le puede».

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