Cómo elegir el mejor colchón para cada tipo de persona: una guía completa

Elegir un buen colchón es una decisión crucial para garantizar un descanso reparador y una buena calidad de vida. Hoy en día, por suerte, contamos con una amplísima variedad de opciones disponibles entre las que escoger, con distintos materiales que se adaptan a nuestras necesidades y exigencias. Hay que tener en cuenta que tanto los materiales como la firmeza y otras cuestiones como la transpirabilidad o los extras serán factores clave para conseguir un sueño de calidad, por lo que es necesario conocerlos y saber cómo adaptarlos a cada persona. Por todo esto, en este artículo queremos ofrecer una guía completa para que cualquiera pueda elegir el mejor colchón, atendiendo a sus características y explicando cómo afectan al sueño y para qué tipo de durmientes serían las más adecuadas.

Los materiales de fabricación son uno de los elementos más determinantes cuando tenemos que elegir un buen colchón. Actualmente, las tres alternativas más comunes son las siguientes:

Los colchones de espuma viscoelástica se presentan como una alternativa perfecta para durmientes con problemas de espalda, dolores articulares o que deben pasar mucho tiempo encamados, ya que se adaptan a la forma de cada cuerpo aliviando puntos de presión. Por otra parte, para elegir un buen colchón viscoelástico es necesario tener en cuenta que la espuma debe contar con una densidad mínima de 80 kg/m³, de manera que pueda ofrecer una mayor adaptabilidad.

A pesar de que generalmente tendemos a pensar en los colchones de muelles como la peor opción, lo cierto es que esta tecnología ha mejorado muchísimo con los años. Hoy en día, los colchones de muelles ensacados ofrecen una gran transpirabilidad y un soporte firme, convirtiéndose en el colchón ideal para personas muy calurosas o que viven en zonas de altas temperaturas.

Los colchones de látex se caracterizan por tener una elasticidad superior a la de otros materiales, propiciando una sensación firme pero flexible a la hora de tumbarse. Es una excelente opción para quienes buscan comprar un colchón fabricado con materiales naturales o para colocar en una cama articulada.

La firmeza de un colchón es otra de las características claves para elegir un producto adaptado y de calidad. En este caso, la firmeza hace referencia a la capacidad del colchón de ceder ante el peso o la postura que elija la persona al dormir. Para esto, el equipo de especialistas de BedLab ofrece en su web y canal de YouTube una serie de recomendaciones para elegir la firmeza más adecuada según el tipo de durmiente.

Por ejemplo, cuanto mayor sea el peso del durmiente, más firme deberá ser el colchón para ofrecer un buen soporte para su espalda. La postura al dormir también influye: las personas que duermen de lado deben elegir colchones de firmeza media o blanda para que el colchón se amolde bien a sus hombros y cadera; por su parte, las personas que duermen boca arriba necesitarán mayor firmeza para evitar que las caderas se hundan demasiado; y, por último, aquellas que descansan boca abajo necesitarán un colchón todavía más firme para evitar dolores en la zona lumbar.

La edad también es un factor decisivo a la hora de decantarnos por uno u otro nivel de firmeza. Mientras que niños y jóvenes necesitan colchones más firmes, a medida que nos hacemos mayores nuestro cuerpo agradecerá que la firmeza se vaya reduciendo. Pero con cuidado, ya que con los años se reduce la movilidad y un colchón demasiado blando puede atrapar y dificultar los movimientos de una persona mayor en la cama.

A la hora de elegir un colchón también es importante atender a su transpirabilidad, algo de suma importancia para regular la temperatura y para favorecer una buena higiene y salubridad a la hora de dormir. En este sentido, los colchones fabricados con muelles resultan los más idóneos para dispersar el calor, favoreciendo la circulación de aire y propiciando un sueño más fresco.

Por otra parte, hoy en día ya se confeccionan colchones a base de espumas con tecnologías avanzadas de control de temperatura, diseñadas para disipar el calor y ejercer una acción termorreguladora. De igual manera, para aquellas personas que vivan en lugares fríos, los colchones viscoelásticos se presentan como la alternativa más útil, ya que mantienen el calor corporal y ayudan a crear una superficie cálida y confortable para dormir.

Un colchón con buena independencia de lechos resulta esencial para quienes comparten cama, ya que minimiza la transferencia de movimientos facilitando que ambos durmientes descansen sin afectar al sueño de la otra persona. En este caso, los colchones viscoelásticos y de muelles ensacados resultan la mejor opción, ya que son capaces de aislar el movimiento, sobre todo, para aquellas parejas donde uno tiende a moverse mucho durante la noche. Por su parte, los colchones de látex, debido a su elasticidad, pueden ser menos interesantes para propiciar la independencia del sueño en pareja.

Finalmente, los extras y complementos que incluya un colchón también pueden ser elementos interesantes a tener en cuenta para poder disfrutar de un descanso superior. Por ejemplo, las fundas lavables y antimicrobianas son ideales para personas con alergias o problemas respiratorios. Por su parte, algunos colchones incluyen también capas adicionales de confort con acolchados integrados que aumentan la comodidad y la sensación de suavidad.