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Como cualquier adicción, dejar el tabaco es difícil, empezando por tomar la decisión. La mayoría de las personas que lo han dejado han necesitado más de un intento para conseguirlo e incluso a largo plazo sigue siendo difícil mantenerse lejos del humo. Sin embargo, todos coinciden, junto con los profesionales, en que es una adicción de lo más perjudicial que afecta a la salud en diferentes niveles y aspectos.
Por esa misma razón, dejar el tabaco tiene innumerables beneficios, como la menor probabilidad de sufrir coágulos de sangre en las piernas, menor riesgo de disfunción eréctil y disminuyen los problemas durante los embarazos y el riesgo de esterilidad. A efectos personales, una vez que dejas el tabaco, comenzarás a sentir que el aliento, ropa y pelo olerán mejor, el sentido del olftao y el sabor de los alimentos se incrementará y los dedos, uñas y dientes perderán el color amarillo, volviéndose más sanos.
En cuanto a los beneficios para la salud, algunos comienzan casi inmediatamente, pero cada semana, mes y año sin fumar la salud sigue mejorando aún más. Los efectos comienzan a las pocas horas de dejar a un lado el tabaco.
- A las 12 horas del último cigarrillo, los niveles de monóxido de carbono en la sangre bajan a la normalidad.
- De 2 semanas a 3 meses de dejarlo: mejora la circulación y la función pulmonar aumenta.
- De 1 a 9 meses: la tos y la dificultad para respirar mejoran. Los pulmones y las vías respiratorias tendrán más capacidad de manejar las mucosidades, limpiar los pulmones y reducir el riesgo de infección.
- Al año de dejarlo: el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca es la mitad que el de alguien que aún consume tabaco y el riesgo de sufrir una ataque cardíaco se reduce considerablemente.
- A los 5 años: el riesgo de padecer cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga disminuye a la mitad. El riesgo de cáncer cervical se reduce al mismo nivel de una persona que no fuma.
- Después de 2 a 5 años, su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular puede reducirse al mismo nivel de una persona que no fuma.
A los 10 años: el riesgo de morir por cáncer pulmonar son cerca de la mitad de aquellas personas que aún fuman.
A los 15 años: el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria es el mismo de una persona que no fuma.
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