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Viernes, 8 de noviembre 2019, 13:16
Nueve de noviembre de 1989. El Muro de Berlín, la barrera que separa los sectores oriental y occidental de la ciudad germana desde 1961, se resquebraja. La unión de las dos Alemanias es un hecho. No hace ni medio año que Chris Gueffroy, ametrallado mientras trataba de cruzar la barrera, yace bajo tierra. Se trata de la última víctima del Muro que separó durante 28 años a un país entero y a sus familias. Pero al atardecer de ese día, Berlín es una fiesta para celebrar la reunificación. En la puerta de Brandeburgo, tierra de nadie durante la guerra fría, se viven los episodios más emocionantes, que se prolongan hasta bien entrado el día siguiente.
Este monumento neoclásico, erigido entre 1789 y 1791 por orden del káiser Federico Guillermo II como homenaje a la paz, se convierte en el icono de la nueva Alemania. Pero ya antes de esos festejos, en sus más de tres siglos de vida, esta puerta levantada en la plaza de París, que enlaza la vía Under den Linden con la avenida 13 de junio, ha visto pasar a su lado los principales acontecimientos del país germano.
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