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EFE
Martes, 12 de junio 2018, 12:47
La naturaleza, la tranquilidad y la cercanía en las relaciones personales son los grandes atractivos de la Sierra Norte de Madrid, donde hay 10 pueblos con menos de cien habitantes, la mayoría de los cuales acaban de emprender un proyecto conjunto para repoblar la zona con más vecinos.
«En esta sociedad en la que todo son prisas se agradece llegar a un sitio con un ritmo de vida diferente», cuenta a Efe la alcaldesa de Madarcos, Eva María Gallego.
El pueblo tiene 49 habitantes entre los que sólo hay seis niños, la mitad de ellos hijas de la alcaldesa, que vive allí con su familia desde hace 15 años.
«Nos cuidamos entre todos, las relaciones son más sanas», asegura la regidora, que gobierna junto con el resto de vecinos en régimen de concejo abierto, al no haber un número mínimo de gente para elegir concejales.
La mayoría de las decisiones se toman en el bar, el punto de encuentro de un pueblo en el que tan sólo hay un puñado de casas, unos alojamientos rurales, una iglesia y un cementerio.
La falta de infraestructuras y la escasez de medios de transporte públicos se compensa con el «olor a campo» y la «solidaridad» de sus gentes, en palabras de la alcaldesa.
Madarcos es uno de los once pueblos y núcleos de población que forman parte del proyecto 'Arraigo Sierra Norte' junto con El Atazar, Robledillo, Somosierra, Horcajuelo de la Sierra, La Hiruela, Puebla de la Sierra, Robregordo, La Serna del Monte, Puentes Viejas y Gargantilla.
Todos menos Puentes Viejas y Gargantilla, que engloban varias localidades, tienen menos de cien habitantes, al igual que La Acebeda, el único pueblo de estas características que no se ha unido a 'Arraigo Sierra Norte', una iniciativa que ha sido presentada esta semana en la feria de turismo de naturaleza Madrid.
«Preparamos pueblos para que sean atractivos para urbanitas que buscan una primera o segunda residencia», explica a Efe su impulsor, Enrique Martínez, que en 2016 inició el proyecto 'Arraigo' en más de una treintena de localidades de Soria y Burgos.
En el caso de la Sierra Norte de Madrid, situada a los pies del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, la idea de colaborar surgió en unas jornadas sobre despoblación celebradas recientemente en Buitrago de Lozoya a instancias de la Federación de Municipios de Madrid.
«La zona tiene muchas fortalezas», asegura Martínez, que destaca el entorno natural de la Sierra Norte y su cercanía con la capital, a poco más de una hora en coche y con conexión directa por la A-1.
En su opinión, esto da «facilidades» a aquellas personas con trabajos más «flexibles» que tengan que desplazarse algunos días de la semana a la oficina y puedan permanecer otros tantos en sus casas.
La localización de viviendas disponibles para alquilar es uno de los pilares del proyecto 'Arraigo', pero su responsable insiste en que no son una inmobiliaria sino una consultora que hace una labor de mediación entre los ayuntamientos y sus futuros vecinos. «Intentamos evitar la sensación de paracaidista», cuenta.
Para ello, trabajan todos los aspectos de la acogida con los habitantes de los pueblos, al tiempo que informan de sus características a urbanitas interesados en mudarse a zonas más tranquilas, la mayoría jubilados y parejas con niños pequeños.
La alcaldesa de Robregordo, María Cano, confía en que 'Arraigo Sierra Norte' contribuya al menos a dar a conocer el pueblo, que cuenta en la actualidad con 47 habitantes, tres de ellos menores de edad.
«Siempre hay unas limitaciones al vivir en un pueblo de la sierra porque no tiene todos los servicios, pero los encuentras cerca», dice.
En este caso, el pueblo de referencia es Buitrago de Lozoya, a 14 kilómetros, que dispone de tiendas, centros educativos y un centro de salud.
A diario, un panadero acude en furgoneta para surtir de pan a los habitantes de Robregordo, que cuentan con la visita de un médico y de una enfermera dos días por semana.
El responsable del centro de Innovación Turística 'Villa San Roque', Rafael García, considera la despoblación de la Sierra Norte de Madrid un «drama», lo que contrasta con el interés turístico de la zona.
«Somos el primer destino rural a nivel nacional en los principales buscadores por delante del Valle del Jerte», asegura.
Ahora, la idea es que la Sierra Norte pase de ser un lugar de paso a convertirse en un hogar estable para cientos de personas.
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