
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LA VERDAD
Miércoles, 19 de diciembre 2018, 13:19
Bernardo Montoya ha confesado. Es el asesino de Laura Luelmo. Según fuentes de la investigación citadas en el programa 'Espejo Público', el detenido, que siempre fue el principal sospechoso, intentó en un principio engañar a la Guardia Civil ofreciendo varias versiones distintas durante el interrogatorio ante la Benemérita, pero finalmente contó que el asesinato lo planeó teniendo una trampa a Laura Luelmo al preguntarle la chica dónde había un supermercado. El asesino confeso la mandó por un callejón sin salida para así asaltarla e intentar violarla.
Tal y como explican los investigadores, el testimonio de Bernardo fue siendo poco a poco cada vez más clarificador: «Me preguntó por un supermercado y la mandé a un callejón sin salida. Me monté en el coche y llegué primero al callejón. La agarré y golpeé su cabeza contra el maletero», contó a la Guardia Civil en las dependencias policiales dando todo tipo de detalles sobre cómo planeó el encuentro trampa con Laura.
Posteriormente, y con la joven habiendo perdido el conocimiento, Bernardo le ató las manos a la espalda y la envolvió con una manta. Así la trasladó en su propio coche hasta el lugar donde fue encontrado el cuerpo sin vida varios días después. «La desnudé de cintura para abajo y traté de violarla, pero pese a que estaba inconsciente no lo conseguí», dice el asesino. «Lo intenté, pero nada», reafirma. Los investigadores aseguran que Bernardo Montoya llegó a jurar que no llegó a agredir sexualmente a Laura Luelmo. Luego, siempre según él, sacó a la joven del coche y dejó a la joven inconsciente donde fue encontrada muerta. «Cuando la dejé allí estaba viva», ha asegurado ante la Guardia Civil.
La confesión de Bernardo Montoya acaba relatando las horas posteriores. Según él, se fue «corriendo» y mientras regresaba a su casa tiró las zapatillas de Laura Luelmo en un contenedor y su teléfono móvil en otro. Según él, se fue del pueblo porque no podía dormir los días posteriores al intento de violación y, aunque según su versión todavía no sabía que la había matado, asesinato.
Tras las confesión, los investigadores tienen previsto realizar en las próximas horas, con el detenido presente, una reconstrucción de los hechos, tanto en el barranco de La Mimbrera, como en El Campillo, donde supuestamente Montoya agredió a Laura Luelmo.
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