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Un momento del desfile de anoche.

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Un momento del desfile de anoche. PACO ALONSO/ AGM

Blancos y azules ofrecen un auténtico espectáculo en la arena de la carrera

Sacaron su mejor 'artillería' para no defraudar a los miles de lorquinos y visitantes que presenciaron el Cortejo de Viernes Santo. La Virgen de los Dolores, la de la Amargura y la Última Cena, esta última de manera excepcional por el 400 aniversario del Vía Crucis lorquino, procesionaron

P. WALS / I. RUIZ

LORCA

Sábado, 31 de marzo 2018, 08:25

La recogida de banderas en los momentos previos al inicio de la procesión no dejaba lugar a dudas. El duelo de pañuelos en las calles del centro mientras se iba en busca de las insignias que abrirían los desfiles era el preámbulo de lo que estaba por llegar. Y así fue. Blancos y azules ofrecieron anoche un auténtico espectáculo en la arena de la carrera principal que logró llevar al graderío el calor que parecía haber desaparecido hace algún tiempo con la presencia de miles de procesionistas bajo los tronos.

Volvieron a verse miles de pañuelos blancos y azules agitados al viento mientras de las gargantas salían vivas al paso de caballerías, carros, banderas e imágenes religiosas. Lo de anoche fue el colofón a una Semana Santa difícil de olvidar, porque blancos y azules se han dejado este año, literalmente, la piel para ofrecer un espectáculo único que colgó el cartel de 'No hay sillas' antes de lo previsto. Once mil espectadores en las tribunas y otros tantos en los balcones y la carrera secundaria dan fe del significado de las aspiraciones de la ciudad a convertir el bordado lorquino y su representación en los desfiles bíblico pasionales en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Anoche la rivalidad estuvo muy presente en todo lo que pusieron en escena blancos y azules. Los carros desfilaron al galope levantando la arena de la carrera. Tirados por dos, cuatro, seis... caballos mientras sus jinetes jaleaban al público. Las caballerías, de alta escuela, sorprendieron a propios y extraños mostrando las obras de arte en oro y sedas que lucían los que las dirigían. Las agrupaciones musicales al ritmo del 'Tres', 'Guapa' y 'Las Caretas' revolucionaron al público... Y con las imágenes religiosas y los estandartes que las precedían llegó la pasión. La Virgen de los Dolores, titular del Paso Azul, y la de la Amargura, del Paso Blanco, procesionaron bajo una lluvia de pétalos que caía a su paso desde los balcones más altos de la avenida de Juan Carlos I.

La emoción embargó a blancos y azules por igual que más tarde acudirían en masa a sus sedes religiosas, la capilla del Rosario, y la iglesia de San Francisco, para las recogidas de sus Sagradas Imágenes. Allí se vivieron momentos muy íntimos que nadie quería que llegaran a su fín.

El resto de cofradías también tomaron parte en el cortejo bíblico religioso de Viernes Santo. El Paso Encarnado acudió desde el barrio de San Cristóbal con el Cristo de la Sangre y la Virgen de la Soledad, ambos, a hombros de costaleros y costaleras. Y el Paso Morado sacó de manera excepcional el trono de la 'Mesa de los Apóstoles' para conmemorar el 400 aniversario del Vía Crucis lorquino junto a sus imágenes titulares, el Cristo del Perdón y la Santísima Virgen de la Piedad. Los blancos también celebraron el primer centenario del estandarte de la Oración en el Huerto. San Juan Evangelista, Patrón del Paso Blanco, y la Santa Mujer Verónica, desfilaron por la carrera, como también lo hizo el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, titular del Paso Azul.

Esta noche, en la Plaza de España, será la 'Quema del Judas', tras la solemne vigilia pascual en la colegial de San Patricio. Tras ella, la imagen de la Santísima Virgen de la Soledad, titular de la Archicofradía de Jesús Resucitado, será llevada hasta la iglesia de Santa María. Mañana domingo, Domingo de Resurrección, la Virgen de la Encarnación y Jesús Resucitado recorrerán el recinto histórico de la ciudad acompañados por estandartes de todas las cofradías de Semana Santa. Niños vestidos de monaguillos tocarán campanillas a su paso. Y desde los balcones se lanzarán pétalos de flores y las tradicionales 'aleluyas'. Por la tarde, en la Capilla del Rosario se celebrará La Salve en honor de la Virgen de la Amargura. Los mayordomos blancos acudirán con los hachones y crucetas con los que han procesionado.

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