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Semana Santa de Lorca
Orgullo 'rabalero' en el encuentro encarnadoLa noche del Martes Santo es de deseos y promesas, de emoción y de orgullo 'rabalero' en el corazón del barrio de San Cristóbal. Así lo vivieron anoche miles de personas que se arremolinaron alrededor de la plaza de La Estrella, donde se celebró el encuentro de las imágenes del Paso Encarnado. El Cristo de la Sangre, la Virgen de la Soledad y Nuestro Señor Jesús de la Penitencia protagonizaron uno de los actos más emotivos de la Semana Santa, el recorrido penitencial que hace aflorar el «sentimiento encarnado», explicó a LA VERDAD la cabo de varales de la Virgen de la Soledad, Juani Plazas.
La imagen del Cristo de la Sangre partió desde la iglesia de San Diego a hombros de cien portapasos, Jesús de la Penitencia lo hizo desde San Cristóbal portado por 90 cofrades y, a continuación, lo hizo la Soledad también desde la sede religiosa del Paso Encarnado. Su trono recaía sobre los hombros de 66 mujeres.
Los vivas, los aplausos, los pañuelos al aire se dispararon cuando hizo su aparición por la calle Mayor el Cristo de la Sangre mecido por los costaleros. La talla de José Jerique, con su mirada implorante, se abrió paso entre la multitud y provocó el delirio. El trono se colocó en paralelo al de la Penitencia para esperar a la Soledad, que se situó frente a frente. Los costaleros aproximaron los tres tronos provocando el entusiasmo del público que exteriorizó en forma de piropo hacia las imágenes. «El encuentro dura unos minutos, pero nos parecen segundos. Veo lágrimas en muchos ojos, es un momento de conexión también entre todos los costaleros», explicó la cabo de varales.
Antes de la despedida, los portapasos del Cristo de la Sangre encararon el trono hacia el puente viejo para que pudiera ser visto por el gentío. Bajaron los varales hasta casi rozar el suelo y elevaron el trono hasta lo más alto de un solo golpe. «Es uno de los momentos más especiales», reconoció el Hermano Mayor de la imagen, Francisco Romera, que este año se estrena en el cargo. «Sentimos el apego de la gente hacia la imagen titular, lo que se vive en el barrio es algo muy especial».
Esta Semana Santa hay lista de espera para ponerse debajo del trono, sobre todo gente joven, y algunos están deseando cumplir la mayoría de edad para hacerlo. «Cada uno tiene sus promesas y sus motivos para llevar al Cristo y, una vez que comienzan con esto, es difícil dejarlo», aseguró Romera, para el que esta responsabilidad es «mi ilusión, lo más grande que puede haber».
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