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Los hermanos de la Cofradía California honraron a la Virgen del Primer Dolor en una Salve Grande que, en el Jubileo de la Esperanza, conmemoró los 25 años de su coronación canónica. En el último gran acto de la Cuaresma cartagenera, los procesionistas rezaron a María siguiendo las notas entonadas por la coral polifónica Carthagonova, según composición del sacerdote Manuel Hernández Espada.
La ceremonia comenzó con cinco minutos de retraso por los problemas de tráfico que el vehículo que trasladaba a la alcaldesa, Noelia Arroyo, tuvo para llegar a tiempo a una iglesia repleta de público. Fue la anécdota de la noche. A los sones de la marcha 'In Memoriam', interpretada por la Agrupación Musical Sauces, y el estandarte californio comenzó la procesión claustral que llevó a los alumbrantes desde la capilla de la cofradía hasta el altar mayor de Santa María. Todos ellos abrían paso a los hermanos mayores y al clero.
Presidió la ceremonia el capellán Francisco de Asis Pagán, quien se refirió en su homilía a la gran devoción mariana de los californios en los 25 años de la coronación del Primer Dolor. También citó la inauguración del nuevo espacio californio de La Espina Dorada y la conmemoración del centenario del trono del Prendimiento. Aunque sobre todo profundizó en la figura santa y sufridora de la Virgen: «Ella dominó esta tristeza, permaneció plenamente a Dios y se mostró serena. Este mensaje al pie de la cruz quedó muy claro. María se fortaleció a través de la contemplación silenciosa». Ello dio pie al sacerdote a hablar de «la importancia que tiene la oración desde el silencio» y animó a los procesionistas a rezar, pero también a dialogar y, sobre todo, a escuchar al prójimo. El capellán no olvidó referirse a la esperanza en el año santo, pidió unidad a los procesionistas y recordó a quien fue su homólogo marrajo durante tres décadas, Francisco Montesinos, recientemente fallecido.
La 'Salve, Regina, mater, misericordiae' de Hernández Espada no fue la única entonada en esta ceremonia, pues acabó con la popular, o cartagenera, que él mismo musicó. El estandarte californio, los alumbrantes y los directivos de las cofradías, junto con los sacerdotes, regresaron a la capilla california a los sones de la marcha lenta de granaderos, como también es costumbre.
El acto litúrgico fue seguido en el templo de Santa María de Gracia por distintas autoridades, como la presidenta de la Asamblea Regional, Visitación Martínez, y los almirantes de Acción Marítima y del Arsenal, Victoriano Gilabert y Alejandro Cuerda, respectivamente. Asistieron también el pregonero, Gonzalo Wandosell, el procesionista del año, José López, y la nazarena, María de los Ángeles Valverde, que como camarera de la Virgen fue la encargada de vestirla para la ocasión en la víspera.
Como es ya es costumbre, la sección de honores de la Agrupación de Granaderos desfiló por las calles más próximas al templo anunciando la Salve Grande y, también, que en nueve días ya habrá procesiones en Cartagena.
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