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Ana Sierra, durante la restauración de la Virgen de la Amargura, en la Iglesia de los Padres. ANTONIO GIL / AGM
Los marrajos fichan a una restauradora que tutele su patrimonio

Los marrajos fichan a una restauradora que tutele su patrimonio

Primero hará un inventario de imágenes y tronos, con todos los desperfectos y arreglos, y después una revisión continua y una puesta a punto anual

Domingo, 4 de abril 2021, 09:20

«Me siento como si me hiciera cargo de una especie de Servicio de Atención Primaria del patrimonio de la Cofradía Marraja y muy ilusionada». Así confesó Ana Sierra (Cartagena, 1969) a LA VERDAD que afronta su contratación para una tarea que ninguna cofradía local había puesto de manera continuada y regulada en manos de un profesional en la materia. Desde hace dos meses, es la responsable del estado del alrededor de 50 imágenes y 23 tronos de los morados. «Hasta ahora acudíamos a un restaurador o al Centro Regional que está en Murcia cuando creíamos que una imagen podía necesitarlo. Pero es básico que alguien haga una labor integral», explicó la comisaría de Patrimonio, Aurora Ortiz.

La elección de Ana Sierra tuvo lugar tras una reunión de la junta de mesa, en enero. Su experiencia de muchos años de trabajo para distintas agrupaciones, con óptimos resultados, ha sido decisiva a la hora de contar con esta licenciada en Bellas Artes, que ejerció la docencia unos años, trabajó en el Centro Regional de Restauración, en Murcia, y luego se estableció por su cuenta en un gabinete de recuperación de obras de arte que compatibilizará con su labor en para los marrajos.

En el patrimonio marrajo destacan, por su valor artístico, tronos como el del Descendimiento y el del Sepulcro, por poner solo dos ejemplos. Revisar e inventariar su estado, ordenar su conservación y tutelar la forma en que se tratan, adornan y mueven las imágenes es una tarea ingente, confiesa. Por eso, la suspensión de las procesiones, que por un lado ha causado gran pesar entre los cofrades, será aprovechada, por otro, para adelantar en una de las tareas más importantes para Sierra.

«Es necesario un estudio completo, para que cada pieza tenga una especie de historia clínica de los daños que ha sufrido y los arreglos y restauraciones que se le han hecho en el pasado», subrayó Ana Sierra. Para ello, acudirá a los archivos de la cofradía y recopilará también toda la información que haya en las agrupaciones.

Cada incidencia y cada arreglo

Tras conseguir que cada pieza tenga su ficha, Sierra será la que la actualice con cada incidencia y cada arreglo. «El seguimiento será continuo, con una revisión exhaustiva y una puesta a punto de todo el patrimonio al menos una vez al año. Es imprescindible, dada la humedad, que genera hongos que deben ser eliminados enseguida, la polución y la carga de polvo que hay en Cartagena», dijo. Ella será también la que recomiende qué imágenes necesitan «exámenes radiológicos y de infrarrojos» y recuperaciones que requieran acudir al centro regional.

Ana Sierra también será consultada en cada traslado de imágenes, sea para participar en alguna exposición, como ocurrirá ahora con el Santo Amor de San Juan en Valencia, o para salir en procesión. «Para mi, que vivo desde hace muchos años en la Cuesta de la Baronesa va a ser tremendo estar dentro de algo que he visto un poco desde fuera», explicó. «No sé, a lo mejor incluso deciden hacerme cofrade», bromeó. «Lo veremos», le contestó Aurora Ortiz con una sonrisa.

«Tras la Virgen de la Amargura, le toca al Santo Amor de San Juan»

A Ana Sierra el ofrecimiento de ser restauradora oficial de la Cofradía Marraja le llegó cuando estaba enfrascada en plena recuperación de la imagen de la Virgen de la Amargura. La imagen está expuesta para el culto en la capilla de adoración perpetua de la Iglesia de Nuestro Padre José María Claret (Los Padres) y es procesionada en el Trono de la Santa Agonía por la agrupación del mismo nombre, en el Santo Entierro del Viernes Santo.

La talla acumulaba problemas derivados de la exposición a la polución y a la humedad, así como daños en el dedo meñique de la mano derecha. Por eso, la agrupación de la Santa Agonía se encargó a Sierra el trabajo.

«Me ha llevado algo más de lo que pensaba. Al final han sido cuatro meses, pero afronto ya la etapa decisiva del estucado y la reintegración de las zonas con desgaste de la policromía», subrayó. Antes ha tenido que combatir el efecto de los hongos. También remediar el desprendimiento de una pequeña parte del 'material leñoso' y reponer zonas en las que el se había dañado el recubrimiento. «Es una restauración en toda regla», explicó Sierra.

Limpieza

Para cuando acabe, ya tiene esperando otros conjuntos como el grupo escultórico del Santo Amor de San Juan, en el que le tocará hacer una «limpieza de polución y consolidación de zonas en las que las superficies han sufrido levantamientos», dijo.

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